Revista Quid 57

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El
señalador
En septiembre de 2008 el diario inglés
The Telegraph hizo una encuesta para
seleccionar a los cincuenta villanos más
grandes de la literatura universal. La
lista la terminó encabezando el Satanás
de El paraíso perdido, poema narrativo
de John Milton publicado en 1667,
y se completaba con personajes como
Cruella de Vil (número 3), Yago de Otelo
(número 4), el Capitán Kurtz de Joseph
Conrad (puesto 9), el Conde Drácula
(13), el yuppie Patrick Bateman de Psicópata
americano (17), el hábil Marqués
de Merteuil de Las relaciones peligrosas
(29), el Tom Ripley de la saga de novelas
de Patricia Highsmith (31) y la ballena
blanca de la gran novela americana,
Moby Dick (39).
Con suspicacia y prejuicio inglés, en la
lista no figura ni uno de los personajes
de un escritor que ha sabido aportar
algunos malditos inolvidables a la cultura
popular, Stephen King. ¿Por qué? Tal
vez porque los villanos de King escapan a
los estereotipos: hasta el momento de su
conversión al lado oscuro, son personajes
que muestran lo que la sociedad considera
comportamientos normales (aunque
sepamos, por supuesto, que la normalidad
es una categoría ilusoria). King tuvo la
suerte y la desgracia de que muchos de
sus libros fueran adaptados a la pantalla
grande y si bien es un autor que ha vendido
millones de ejemplares, fue probablemente
a través de las películas que sus
personajes han anidado en las pesadillas
de cientos de miles de personas.
CUANDO LOS QUE AMAN,
ODIAN
POR Maximiliano Tomas*
Carrie es la cuarta novela escrita por
King pero fue la primera en ser publicada,
en 1974. El libro, compuesto por
cartas, misivas, recortes de periódicos y
extractos de libros, narraba la historia de
Carrie White, una chica atenazada por el
pensamiento religioso de su madre que
luego de ser víctima de abuso psicológico
en la escuela (hoy hablaríamos de
bullying) decide vengarse de sus compañeros
utilizando sus poderes mentales. La
novela fue filmada en 1976 por un joven
Brian de Palma y se convirtió en un
éxito. Pero ya en la composición del libro
se pueden advertir no sólo ciertos temas
recurrentes de su obra posterior (poderes
paranormales, violencia, venganza, terror
y muerte) sino cierta preocupación formal
que ubicará a King como un escritor a
medio camino entre el clasicismo y la
experimentación.
En 1977 aparece El resplandor. Como un
homenaje a La máscara de la muerte roja
de Edgar Allan Poe, King, por entonces
adicto al alcohol y las drogas y con
una situación familiar agobiante, construye
esta fábula en la que un escritor ex
alcohólico (Jack Torrance) se instala con
su familia en el hotel Overlook, en medio
de las montañas, donde deberá oficiar
de casero durante un invierno brutal. La
historia, filmada en 1980, terminó siendo
una de las más grandes películas de
Stanley Kubrick y nadie que la haya
visto olvidará a Torrance, interpretado
por Jack Nicholson, golpeando con un
hacha la puerta de madera detrás de la
cual se esconde su mujer al grito de “Here’s
Johnny!”. Aquí pueden verse algunas
de las diferencias que siempre existirán
entre sus libros y las adaptaciones, ya que
en la novela Torrance alcanza a advertir a
su hijo para que escape antes de morir en
una explosión, mientras el film construye
aquel inolvidable final en un laberinto de
nieve.
Finalmente existe otro libro notable,
Misery (1987), del cual se ha hecho una
película algo mediocre. Nuevamente
el personaje es un escritor (otro rasgo
moderno de King como autor), Paul Sheldon,
famoso por sus novelas románticas,
cuyo personaje principal se llama Misery
Chastain. Sheldon sufre un accidente de
auto camino a Los Ángeles y despierta
en la casa de la enfermera Annie Wilkes,
quien resulta ser una gran admiradora
de su obra. Sheldon había liquidado a
su personaje de ficción, al cual ya no
soportaba, dando fin a la saga literaria
de Misery. Pero Wilkes tiene otras ideas
para su heroína,
y hará lo posible
para que durante
esa recuperación,
que se convierte en
cautiverio, Sheldon
cambie de opinión.
La novela es mucho
más sangrienta y
bestial que su adaptación
cinematográfica,
hecha en 1990 por Rob Reiner.
King utiliza al personaje de Wilkes para
escenificar una reflexión escalofriante sobre
los límites que puede rebasar el amor
al convertirse en devoción y fanatismo.
Los villanos de King son obra de la
sociedad en la que viven: Carrie White
como metáfora de la brutalidad inherente
a las instituciones educativas; Torrance
como producto del abuso de las drogas
y el alcohol y de los sofocantes mandatos
familiares; Sheldon y Wilkes como
consecuencia del consumo irrefrenable
en la sociedad de masas y la elaboración
del amor como mercancía. Que ninguno
de ellos haya figurado en la lista de The
Telegraph habla más de la enajenación
y la estrechez mental de ciertos editores
periodísticos que de la propia obra de
King
* Editor literario, crítico y periodista cultural.