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Revista Quid 57

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“Lucho contra un vago que tengo adentro. En el fondo, soy<br />

muy vago. Siento que conviven en mí alguien muy trabajador<br />

y un vago total”. Pero martín Piroyansky no tiene nada de<br />

vago. Tiene 29 años y trabaja como actor desde muy chico<br />

(empezó en televisión, participando en Magazine for fai, hace<br />

veinte años, y es cara conocida en el cine, con películas como<br />

XXY, La araña vampiro y Vino para robar). También es muy<br />

prolífico como guionista y director independiente. Con o sin<br />

presupuesto, suele arreglárselas para hacer trabajos brillantes<br />

como la película Abril en Nueva York y las series Web Tiempo<br />

libre y el film animado Bar San Miguel (disponibles en martinpiro.com).<br />

Todos los sábados interpreta a un pelilargo extremo en la obra<br />

teatral Lunes cerrado y acaba de estrenar el film Voley, una<br />

comedia que por momentos se vuelve drama (enredos amorosos<br />

entre un grupo de veinteañeros que se van a pasar Año<br />

Nuevo al Tigre).<br />

Voley es una película muy Piroyansky (donde él es actor,<br />

director y guionista). Con temperatura veinteañera, tiene el<br />

sello de la frescura pero también el de la planificación más<br />

prolija (en diálogos, música, trama). Hay cruces inesperados<br />

de estéticas que pueden llevar a la carcajada en situaciones<br />

dramáticas.<br />

Con todos estos antecedentes, cuesta creerle lo de la vagancia,<br />

pero el cineasta/ actor/ guionista/ dibujante insiste: “Es<br />

que es eso lo que me hace hacer muchas cosas, el no querer<br />

ser un vago”.<br />

–Una buena táctica… Lo que más me satisface de todo es<br />

la concreción, el producto terminado. Ese momento donde<br />

termino algo me hace muy feliz. Entonces, me la paso creando<br />

algo nuevo para eventualmente terminarlo y ser muy feliz.<br />

Es muy desesperante cuando no termino algo. Quizás es un<br />

trastorno obsesivo-compulsivo, no sé. Le pongo mucho trabajo<br />

a las cosas y me busco muchos aliados que de alguna manera<br />

me hacen “endeudarme” y me obligan a terminar las cosas,<br />

justamente porque trabajaron conmigo. Me genero trampas<br />

para asegurarme eso. Si me pongo la meta de escribir una película,<br />

sólo sé que puedo tardar un montón de tiempo, pero si<br />

involucro a otros empieza a pasar otra cosa y tengo una fecha<br />

de cierre. Todo me sirve.<br />

–Voley es la primera película que escribe y dirige y se<br />

estrenó a lo grande... Sí. Ya tenía la experiencia de Abril<br />

en Nueva York, pero fue más como un experimento independiente<br />

que se estrenó y de repente tomó un lugar inesperado.<br />

Pero Voley es una película más clásica, otro tipo de cine, más<br />

organizado, con presupuesto, ensayo y un guión escrito antes<br />

de filmar.<br />

–Aunque también estuvo en casi todo... Sí, igual coescribí<br />

el guión con dos chicos más, con Ignacio Sánchez Mestre<br />

[el director y autor de la obra Lunes cerrado] y Rodrigo<br />

Moraes [co-autor de Tiempo libre].<br />

–¿Cómo llegó a producirla Patagonik? Presenté el guión<br />

en la productora, una de las más grandes que hay acá, porque<br />

desde hace diez años conozco, del medio, a Juan Vera, productor<br />

que lleva los proyectos en Patagonik. Había tenido una<br />

reunión con él cuando no había terminado de editar mi primer<br />

corto. O sea, yo había filmado un corto, se me había ocurrido<br />

dirigir, tuve una reunión con él y él me trató como a un<br />

director; me dijo: “Bueno, cuando tengas el corto, traémelo”.<br />

Y no se lo llevé. Después hice otro corto, No me ama, y tampoco<br />

se lo llevé. Pasaron los años y, no sé, yo no me la creí, la<br />

verdad. Tuve muchas reuniones en mi vida, y muy pocas son<br />

serias, siempre te dicen “dale” y qué sé yo… Pero él me lo<br />

estaba diciendo en serio. Entonces, una vez que tuve el guión<br />

de Voley se lo llevé y me dijo: “Bueno, dale, hagámosla”, así,<br />

sin mucha duda. Fue espectacular. Y hasta me dejó armar el<br />

elenco y el equipo técnico. Yo pensaba que los productores<br />

tomaban muchas decisiones por uno, pero acá no fue así,<br />

siempre me trataron muy bien y me dieron mucha libertad,<br />

como para que yo también trabajara con la gente con la que<br />

estuviera cómodo. Todo forma parte del combo: el equipo, el<br />

elenco… Y se armó la peli.<br />

–¿Toda la gente que elegió ya venía trabajando con<br />

usted? En cuanto a los técnicos, yo, como actor, siempre fui<br />

tomando nota en cada rodaje: “Bueno, me gusta éste que<br />

hace esto, me gusta aquel…” Y ahora finalmente pude convocarlos<br />

y estuvo buenísimo. Del elenco, en realidad, yo conocía<br />

cercanamente a Inés Efrón y a Violeta Urtizberea. Los<br />

demás (Chino Darín, Vera Spinetta y Justina Bustos)<br />

aparecieron por casting, y terminamos armando un grupo de<br />

amigos; nos juntamos a comer una vez al mes.<br />

-¿Qué es lo mejor que le encuentra a las tareas de guionista,<br />

director y actor? ¿Hay alguna que prefiera sobre<br />

las demás? Ser guionista es lo que más me cuesta de todo.<br />

Me gusta, pero lo disfruto y lo sufro a la vez. Dirigir es placer<br />

puro, obviamente es difícil pero lo disfruto mucho. Y actuar<br />

es para mí el terreno más conocido. Pero la novedad es la<br />

dirección, ahí es donde pongo toda la fuerza.<br />

–¿Cómo es su proceso de escritura? Solía tener un<br />

cuadernito y anotar todo, pero ahora el iPhone mató a los<br />

cuadernitos, entonces anoto las ideas en el teléfono. Tengo<br />

épocas donde anoto muchas cosas, épocas donde estoy en<br />

blanco; y otras, donde estoy expectante y veo cosas… Y eventualmente<br />

hay ideas que resisten el paso del tiempo y esas son<br />

las ideas que finalmente decido desarrollar y trabajar. Se me<br />

pueden ocurrir cosas y después me despierto al día siguiente<br />

y digo: “Mmm qué innecesaria idea”. Pero cuando una idea<br />

sobrevive, y se la sigue pensando y sigue interesando, creo<br />

que ahí hay algo interesante de verdad.<br />

-¿Cómo fue el sistema de trabajo entre los tres guionistas<br />

de Voley? Para mí lo más importante es la disciplina, que<br />

significa juntarnos a escribir diariamente, tres horas por día.<br />

Igual, el primer borrador lo escribí hace como cinco o seis<br />

años. La película se escribió durante el mismo año en que<br />

escribimos Tiempo libre. Con Rodrigo e Ignacio nos juntábamos<br />

todas las mañanas, durante todo el año, a escribir tanto la<br />

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