Revista Quid 57
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Cocina<br />
Te odio,<br />
COCINERO<br />
El crítico, una de las figuras más adoradas<br />
y temidas de la gastronomía es el centro<br />
de esta nota que no busca quedar bien con nadie<br />
POR Marina García<br />
Retratado como nunca antes, el personaje Antón Egó (crítico<br />
gastronómico de la inolvidable película animada Ratatouille) encarna<br />
una figura casi villanesca en la que muchas veces se suele<br />
poner a quienes cumplen con la ardua tarea de probar una y otra<br />
vez las maravillas de alimentos y bebidas, con el fin de destacar a<br />
los destacables y olvidar a los olvidables. Ser crítico de restaurantes<br />
parece –para quien lo ve de afuera– una profesión caprichosa<br />
y plena de lujos, pero no es tan así.<br />
Temidos y hasta odiados por los cocineros, pasteleros, enólogos,<br />
productores y otras yerbas, los críticos son figuras complejas, los<br />
cuales no deberían carecer de una enorme formación gastronómica,<br />
artes de comunicación, buen gusto, tacto y humildad para<br />
no confundir una opinión (que nunca será objetiva), con una<br />
evaluación profesional de lo que se está probando. No es fácil.<br />
La tarea de catar, recorrer, comparar, recordar la infinidad de<br />
excelentes restaurantes y vinos (por sólo poner dos rubros frecuentes)<br />
implica un compromiso grande con la tarea, la cual lleva<br />
años para que el público (que también es muy crítico) reconozca<br />
y valore.<br />
En tan extravagante profesión, una de las pruebas más difíciles<br />
de sortear es lograr un anonimato que permita la evaluación (los<br />
buenos críticos no deberían nunca ser identificados en los restaurantes,<br />
ya que así no recibirán un trato especial que disfrace la<br />
calidad habitual del lugar) y la fama suficiente para que lectores y<br />
fans lo tomen como referente. Tampoco es fácil, hagamos honor<br />
a la verdad, poner el trabajo de tantísima gente, muchas veces<br />
arduo, muchas veces a pulmón, a los pies de algunos “Antón<br />
Egó” que confunden su opinión, con la opinión sobre un lugar<br />
o producto. Así es como surge otro de los grandes males del periodismo<br />
gastronómico: la muchas veces inevitable amistad entre<br />
productores y periodistas lo cual –a veces sin intención– malogra<br />
una distancia necesaria para opinar con libertad. De esta forma algunos<br />
se encumbran para siempre por una buena cosecha y otros<br />
jamás saldrán del barro de una mala noche con el mozo de turno.<br />
Hasta hace algunos años, en nuestro país eran pocos quienes se<br />
adjudicaban los títulos de tal nobleza, pero luego, la era de Internet<br />
abrió las puertas a una nueva camada de periodistas –que<br />
fascinados por el boom gourmet– acercaron a más público los<br />
placeres de la buena vida.<br />
Lo cierto es que las cosas han cambiado tanto que hoy existe<br />
una formación como “Crítico gastronómico” que se dicta en el<br />
Colegio de Cocineros del Gato Dumas y geniales convocatorias<br />
como “Vino Sub-30” en los que se abre la oportunidad de probar<br />
y conocer maravillas a muchos más consumidores.<br />
Lo que vale destacar sobre todo, es que una opinión profesional<br />
es valiosa y siempre una buena guía, pero que, como el destino,<br />
es apenas una potencialidad que merece ser contrastada y muchas<br />
veces contradicha<br />
GUÍA 2015 AUSTRAL SPECTATOR<br />
TEÓRICA Y PRÁCTICA DE<br />
LOS 500 VINOS DE ARGENTINA<br />
Diego Bigongiari<br />
Esta guía lleva varios años de<br />
edición en Argentina. Se trata del<br />
favorito de quienes más saben<br />
de vinos ya que consideran que<br />
la opinión del autor está verdaderamente<br />
libre de favoritismos<br />
publicitarios. Para tener siempre<br />
a mano en la bodega.<br />
HAY QUE IR, LUGARES CON ONDA<br />
PARA COMER Y BEBER<br />
Sabrina Cuculiansky y<br />
Yu Sheng Liao<br />
Una guía super-top pero apta-todo-público.<br />
Con un sello joven<br />
pero que lleva años de experiencia,<br />
los autores ofrecen una revisión<br />
de los principales espacios<br />
gastronómicos de Buenos Aires<br />
con datos únicos que demuestran<br />
que “han ido, comido y bebido”.<br />
BODEGONES DE BUENOS AIRES<br />
2014<br />
Pietro Erasmo Sorba<br />
Con una serie de libros, el autor<br />
encuentra un nicho que logra hacer<br />
propio, algo así como la “cocina<br />
nostálgica” que ciertamente<br />
necesita de un paladar y una<br />
pluma a la altura de la cultura y<br />
la historia que le dan valor. Ideal<br />
para quienes prefieren tradición<br />
y no modas.