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CUARESMA-PASCUAla ley <strong>de</strong> la muerte, gracias a Cristo Jesús que nos haredimido, nos ha reconciliado, nos ha salvado.Des<strong>de</strong> el capitulo 5 al 7, Pablo <strong>de</strong>scribe las condicionesnegativas <strong>de</strong> las que el hombre ha sidoliberado en virtud <strong>de</strong> aquel que nos ha redimido. Enel capitulo 8 <strong>de</strong>scribe la vida nueva en el Espírituque nos hace hijos <strong>de</strong> Dios, here<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> la vida,seguros contra cualquier riesgo <strong>de</strong> fracaso. En elfragmento escogido aparece la condición “nueva”<strong>de</strong>l cristiano: no es sólo un hombre, sino hijo <strong>de</strong>Dios; su objetivo es reproducir en si la imagen <strong>de</strong>Cristo… No soy yo quien vive en mi, sino Cristoquien vive en mi. Su esperanza es ser liberado<strong>de</strong>finitivamente <strong>de</strong> toda esclavitud terrena; su fuerzaes el Espíritu <strong>de</strong> Cristo resucitado; su certeza esque nada podrá separarnos <strong>de</strong>l amor <strong>de</strong> Cristo.De este modo, en el capítulo 8 encontramos elrostro <strong>de</strong>l Dios cristiano, Lucas nos lo revela comoPadre misericordioso y lleno <strong>de</strong> amor; por tanto,presenta al Hijo Jesús como buen Samaritano quese acerca al hombre y que cuida <strong>de</strong> él. Ahora elmismo Dios, Espíritu <strong>de</strong> amor, habita en todocreyente para hacerlo participe <strong>de</strong> la comunión <strong>de</strong>amor, que es la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>l Dios cristiano. DiosPadre, Hijo y Espíritu <strong>San</strong>to, impregnados <strong>de</strong> amoren tal grado que son un único Dios: Dios Amor,Dios comunión. La misma comunión que, gracias aCristo muerto y resucitado, en el Espíritu <strong>San</strong>to, serealiza entre el hombre y la Trinidad, don<strong>de</strong> elhombre es llamado a permanecer para siempre. EnElla, seno <strong>de</strong> amor, buscamos renacer continuamente,venciendo <strong>los</strong> <strong>de</strong>seos egoístas <strong>de</strong> nuestranaturaleza humana (la carne).Si tuviéramos que <strong>de</strong>finir al cristiano, diríamoscon propiedad que es llamado por el Padre a caminarsegún el Espíritu, para ser introducido en la vidatrinitaria, siguiendo a Cristo: es renovado en elEspíritu y pre<strong>de</strong>stinado a la santidad. Esto tambiénnos indica cómo la vida cristiana no es una conquista<strong>de</strong> nuestra parte, ni sólo una opción, sino DONDE DIOS que hace cooperar todo al bien <strong>de</strong> aquel<strong>los</strong>que lo aman, lo buscan, lo entrevén en las cosasterrenas. Lamentablemente, el proyecto <strong>de</strong> Dios ysu don maravil<strong>los</strong>o no produce aún todos <strong>los</strong> efectos,puesto que nosotros somos todavía esclavos <strong>de</strong>nuestra fragilidad: estamos salvados en la esperanza.Un día se manifestará lo que somos. Pablo usala expresión “hijos adoptivos <strong>de</strong> Dios” para subrayartoda la gratuidad <strong>de</strong> su amor que nos llama aformar parte <strong>de</strong> la familia <strong>de</strong> Dios, sin ningúnmérito nuestro.Llamados al diálogo con las Personas divinas, elhombre es capacitado para esta relación medianteuna transformación <strong>de</strong> toda su personalidad… seconvierte en nueva criatura (Gál. 6, 15), en hombrenuevo (Ef 4, 24). Recibimos un nuevo modo <strong>de</strong> ser,por el que nos convertimos en partícipes <strong>de</strong> lanaturaleza divina (2 Pe 1, 4), somos llamados hijos<strong>de</strong> Dios y lo somos realmente (1 Jn 3, 1). Estaradical elevación a la vida divina se llama tradicionalmente“gracia santificante”. La palabra “gracia”es ya empleada para indicar el amor gratuito ymisericordioso <strong>de</strong> Dios, el don <strong>de</strong>l Espíritu <strong>San</strong>to,sus mociones sobre la acción humana; aquí adquiereun cuarto significado: la vida divina se hacenuestra.CONFRONTEMOS NUESTRA VIDA.Creer en el Espíritu <strong>San</strong>to es, por tanto, profesarque el Espíritu es una <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong> la <strong>San</strong>tísimaTrinidad, consubstancial al Padre y al Hijo,“que con el Padre el Hijo recibe una misma adoracióny gloria” (CEC 685).¿Quién es el Espíritu <strong>San</strong>to?El Espíritu no tiene rostro, ni siquiera un hombreque pue<strong>de</strong> evocar una figura humana. Es como elviento que sopla don<strong>de</strong> quiere... (Cf. Jn 3, 8) comoaliento <strong>de</strong> vida que penetra la carne. Como el aguaque purifica, fecunda la tierra y calma la sed. Comofuego irresistible que abrasa las entrañas. Comoaceite que impregna las piedras. Para conocer elEspíritu es necesario ver su acción en la Iglesia y enel mundo.El Espíritu <strong>San</strong>to continúa la obra <strong>de</strong> JesúsJesús, antes <strong>de</strong> irse a la casa <strong>de</strong>l Padre, prometesu Espíritu, “uste<strong>de</strong>s serán bautizados con el Espíritu<strong>San</strong>to <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocos días” (He 1, 5). “Des<strong>de</strong>el comienzo y hasta la consumación <strong>de</strong> <strong>los</strong> tiempos,cuando Dios envía a su Hijo, envía siempre alEspíritu: la misión <strong>de</strong> ambos es conjunta e inseparable”(CEC 743). Aunque el Espíritu es distinto <strong>de</strong>Jesús, es inseparable <strong>de</strong> Él, enviado para recordarnosy hacernos compren<strong>de</strong>r <strong>los</strong> hechos y las palabras<strong>de</strong>l maestro.pág.20Bol-<strong>284</strong>