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284 - Diócesis de San Juan de los Lagos

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CUARESMA-PASCUANuestra Patria, en tiempos <strong>de</strong> la Conquista española,también se encontraba en una situación bastanteembarazosa, don<strong>de</strong> no lograba ni el más mínimo <strong>de</strong>una i<strong>de</strong>ntificación en sus habitantes. Estaban siendosometidos a la esclavitud, como en otro tiempo loestuvo el pueblo <strong>de</strong> Israel, en Egipto. Dios sale a suencuentro a través <strong>de</strong> Moisés y <strong>los</strong> libera. Sin dudapor doquier se escuchaban <strong>los</strong> sollozos y el llanto <strong>de</strong>sus hijos, y es entonces cuando Dios sale a su encuentropara liberar<strong>los</strong>, pero a México, a este puebloindígena, le tenía reservada a su propia Madre. María<strong>San</strong>tísima se hace presente en la montaña <strong>de</strong>l Tepeyac,para consolar a sus hijos en la persona <strong>de</strong>l indio <strong>Juan</strong>Diego.Imaginemos un diálogo en el cielo entre Dios y suMadre, en el que le habla <strong>de</strong>l dolor que están viviendosus hijos <strong>de</strong> México y le pi<strong>de</strong> que baje a ver<strong>los</strong>,consolar<strong>los</strong> y enseñarles la Verdad. María, como eldía <strong>de</strong> la Anunciación habría contestado: “He aquí laesclava <strong>de</strong>l Señor”, y presurosa se vino a cumplir contodo su amor la Voluntad <strong>de</strong> Dios.Y María viene a México. No ha hecho nada igualcon ninguna nación, como dijo el Papa BenedictoXIV, en 1758, al ver su imagen y conocer su historia.No fue Moisés el liberador, no fueron <strong>los</strong> apóstolesquienes trajeron la Buena Nueva… fue ella, la Madre<strong>de</strong> Dios. Los mexicanos tenemos una enorme <strong>de</strong>uda<strong>de</strong> gratitud con nuestros antepasados <strong>los</strong> indios, puesfue su dolor, su llanto, su anonadamiento, <strong>los</strong> quemerecieron tan gran<strong>de</strong> favor para México. Si nossentimos felices y muy honrados por las visitas <strong>de</strong><strong>Juan</strong> Pablo II, cuanto más <strong>de</strong>bemos estarlo por lavisita <strong>de</strong> la <strong>San</strong>tísima Virgen al Tepeyac y por habersequedado en su prodigiosa estampa entre nosotros.Nunca se irá. Prometió estar ahí mientras haya mexicanosque la amemos y la invoquemos. Ya podrángloriarse otros países <strong>de</strong> sus maravillas, pirámi<strong>de</strong>s,edificios, logros científicos y culturales, campeonatos<strong>de</strong>portivos, etc., nosotros la tenemos a ella y esoes para enorgullecernos, pero sobre todo para apreciarloy darle gracias a Dios, correspondiendo conamor y viviendo según la Voluntad <strong>de</strong> Dios.MARÍA SANTÍSIMA LE MUESTRA SU AMORA TODOS, PERO DE MANERA ESPECIAL A LOSHUMILDESEs verdad que la <strong>San</strong>tísima Virgen hubiera podidovalerse <strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> España, <strong>de</strong> <strong>los</strong> conquistadores, <strong>de</strong><strong>los</strong> mismos misioneros, pero… no es lo que <strong>de</strong>sea. Dehecho, ya había varios temp<strong>los</strong> <strong>de</strong>dicados a diferentesadvocaciones <strong>de</strong> la <strong>San</strong>tísima Virgen construidospor <strong>los</strong> españoles. Ella necesita que el encargo quetrae lo lleve a cabo el indio, que el templo lo construya<strong>Juan</strong> Diego, el pueblo verá así, restaurada su historia,su antigua regla <strong>de</strong> vida, sólo que encaminada ya enla dirección correcta, buscando al Verda<strong>de</strong>ro Dios ya su <strong>San</strong>tísima Madre. Por eso insiste:“… y mucho te ruego, hijo mío el menor, y conrigor te mando que otra vez vayas mañana a ver alObispo y <strong>de</strong> mi parte hazle saber, hazle oír mi querer,mi voluntad, para que realice, y haga mi templo quele pido. Y bien <strong>de</strong> nuevo dile <strong>de</strong> qué modo yo,personalmente, la siempre Virgen <strong>San</strong>ta María, yo,que soy la Madre <strong>de</strong> Dios, te lo mando”Tenemos aquí una gran lección <strong>de</strong> cómo educar,cómo preparar a nuestros hijos, a <strong>los</strong> empleados, etc.,<strong>Juan</strong> Diego hace un primer intento por obe<strong>de</strong>cer aMaría, pero se da cuenta <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s parallevar a cabo lo que se le pi<strong>de</strong> y, aunque sea con lamejor intención, trata <strong>de</strong> eludir la obligación, noquiere hacer un esfuerzo que consi<strong>de</strong>ra superior a susfuerzas. ¿No escuchamos siempre esto cuando damosuna or<strong>de</strong>n a <strong>los</strong> hijos?, ¿o cuando nos pi<strong>de</strong>n quehagamos algo,- participar en <strong>los</strong> trabajos <strong>de</strong> unaescuela, <strong>de</strong> una junta <strong>de</strong> vecinos-? La respuesta tien<strong>de</strong>a ser “yo no puedo”, “a mi qué”, “a mi no me toca”,“que lo haga otro”, “¿yo por qué?”.Pero <strong>Juan</strong> Diego no se topa con alguien que apoyala pereza, que solapa la <strong>de</strong>sidia y la indiferencia. Ellasabe que aceptar el “no” <strong>de</strong> <strong>Juan</strong> Diego, será fatal paraél. Por eso insiste y por eso le exige. Para que <strong>Juan</strong>Diego, aunque pase trabajos, <strong>de</strong> lo mejor dé sí mismo,salga a<strong>de</strong>lante y se dé cuenta <strong>de</strong> que pue<strong>de</strong> lograr loque se proponga, aunque requiera mucho esfuerzo ygran valentía. María, que es Madre educadora, le pi<strong>de</strong>con amor, pero lo exige con rigor, que vaya a hacer loque ella le manda.¿Para qué buscamos la forma <strong>de</strong> educar en otrolado? La Virgen nos enseña el mejor método. <strong>Juan</strong>Diego, reconfortado, ha logrado superar el miedo, sesiente capaz <strong>de</strong> enfrentar las dificulta<strong>de</strong>s, animadopor la palabra, el aliento <strong>de</strong> la Virgen. Ha recobradosu valor. El pueblo empezará con él a sentirse vivo ylibre nuevamente. Le promete que irá, que no estimapor molesto el camino.“… iré a poner en obra tu voluntad; pero tal vez noseré oído, y si fuere oído, quizás no seré creído”.<strong>Juan</strong> Diego no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> ver la posibilidad <strong>de</strong> que elObispo no le crea; no se le ocultan las dificulta<strong>de</strong>s,pero esto ya no lo <strong>de</strong>sanima. Está dispuesto a todo. Seconvierte voluntariamente en su siervo. Se <strong>de</strong>spi<strong>de</strong>Bol-<strong>284</strong>pág.33

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