10.07.2015 Views

284 - Diócesis de San Juan de los Lagos

284 - Diócesis de San Juan de los Lagos

284 - Diócesis de San Juan de los Lagos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

CUARESMA-PASCUARe<strong>de</strong>ntor, como lo afirman estas palabras <strong>de</strong> nuestropre<strong>de</strong>cesor, <strong>de</strong> feliz memoria, León XIII, las cualeshacemos con gusto nuestras: El imperio <strong>de</strong> Cristo seextien<strong>de</strong> no sólo sobre <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong> católicos y sobreaquel<strong>los</strong> que habiendo recibido el bautismo pertenecen<strong>de</strong> <strong>de</strong>recho a la Iglesia, aunque el error <strong>los</strong> tengaextraviados o el cisma <strong>los</strong> separe <strong>de</strong> la caridad, sinoque compren<strong>de</strong> también a cuantos no participan <strong>de</strong> lafe cristiana, <strong>de</strong> suerte que bajo la potestad <strong>de</strong> Jesús sehalla todo el género humano.En <strong>los</strong> individuos y en la sociedad16. El es, en efecto, la fuente <strong>de</strong>l bien público yprivado. Fuera <strong>de</strong> El no hay que buscar la salvaciónen ningún otro; pues no se ha dado a <strong>los</strong> hombres otronombre <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l cielo por el cual <strong>de</strong>bamos salvarnos.El es sólo quien da la prosperidad y la felicidadverda<strong>de</strong>ra, así a <strong>los</strong> individuos como a las naciones:porque la felicidad <strong>de</strong> la nación no proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> distintafuente que la felicidad <strong>de</strong> <strong>los</strong> ciudadanos, pues lanación no es otra cosa que el conjunto concor<strong>de</strong> <strong>de</strong>ciudadanos (30). No se nieguen, pues, <strong>los</strong> gobernantes<strong>de</strong> las naciones a dar por sí mismos y por el pueblopúblicas muestras <strong>de</strong> veneración y <strong>de</strong> obediencia alimperio <strong>de</strong> Cristo si quieren conservar incólume suautoridad y hacer la felicidad y la fortuna <strong>de</strong> su patria.Lo que al comenzar nuestro pontificado escribíamossobre el gran menoscabo que pa<strong>de</strong>cen la autoridad yel po<strong>de</strong>r legítimos, no es menos oportuno y necesarioen <strong>los</strong> presentes tiempos, a saber: «Desterrados Diosy Jesucristo —lamentábamos— <strong>de</strong> las leyes y <strong>de</strong> lagobernación <strong>de</strong> <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong>, y <strong>de</strong>rivada la autoridad,no <strong>de</strong> Dios, sino <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres, ha sucedido que...hasta <strong>los</strong> mismos fundamentos <strong>de</strong> autoridad hanquedado arrancados, una vez suprimida la causaprincipal <strong>de</strong> que unos tengan el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> mandar yotros la obligación <strong>de</strong> obe<strong>de</strong>cer. De lo cual no hapodido menos <strong>de</strong> seguirse una violenta conmoción <strong>de</strong>toda la humana sociedad privada <strong>de</strong> todo apoyo yfundamento sólido».17. En cambio, si <strong>los</strong> hombres, pública y privadamente,reconocen la regia potestad <strong>de</strong> Cristo, necesariamentevendrán a toda la sociedad civil increíblesbeneficios, como justa libertad, tranquilidad y disciplina,paz y concordia. La regia dignidad <strong>de</strong> NuestroSeñor, así como hace sacra en cierto modo la autoridadhumana <strong>de</strong> <strong>los</strong> jefes y gobernantes <strong>de</strong>l Estado, asítambién ennoblece <strong>los</strong> <strong>de</strong>beres y la obediencia <strong>de</strong> <strong>los</strong>súbditos. Por eso el apóstol <strong>San</strong> Pablo, aunque or<strong>de</strong>nóa las casadas y a <strong>los</strong> siervos que reverenciasen aCristo en la persona <strong>de</strong> sus maridos y señores, mastambién les advirtió que no obe<strong>de</strong>ciesen a éstos comoa simples hombres, sino sólo como a representantes<strong>de</strong> Cristo, porque es indigno <strong>de</strong> hombres redimidospor Cristo servir a otros hombres: Rescatados habéissido a gran costa; no queráis haceros siervos <strong>de</strong> <strong>los</strong>hombres.18. Y si <strong>los</strong> príncipes y <strong>los</strong> gobernantes legítimamenteelegidos se persua<strong>de</strong>n <strong>de</strong> que el<strong>los</strong> mandan,más que por <strong>de</strong>recho propio por mandato y en representación<strong>de</strong>l Rey divino, a nadie se le ocultará cuánsanta y sabiamente habrán <strong>de</strong> usar <strong>de</strong> su autoridad ycuán gran cuenta <strong>de</strong>berán tener, al dar las leyes yexigir su cumplimiento, con el bien común y con ladignidad humana <strong>de</strong> sus inferiores. De aquí se seguirá,sin duda, el florecimiento estable <strong>de</strong> la tranquilidady <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n, suprimida toda causa <strong>de</strong> sedición;pues aunque el ciudadano vea en el gobernante o enlas <strong>de</strong>más autorida<strong>de</strong>s públicas a hombres <strong>de</strong> naturalezaigual a la suya y aun indignos y vituperables porcualquier cosa, no por eso rehusará obe<strong>de</strong>cerles cuandoen el<strong>los</strong> contemple la imagen y la autoridad <strong>de</strong>Jesucristo, Dios y hombre verda<strong>de</strong>ro.19. En lo que se refiere a la concordia y a la paz,es evi<strong>de</strong>nte que, cuanto más vasto es el reino y conmayor amplitud abraza al género humano, tanto másse arraiga en la conciencia <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres el vínculo<strong>de</strong> fraternidad que <strong>los</strong> une. Esta convicción, así comoaleja y disipa <strong>los</strong> conflictos frecuentes, así tambiénendulza y disminuye sus amarguras. Y si el reino <strong>de</strong>Cristo abrazase <strong>de</strong> hecho a todos <strong>los</strong> hombres, como<strong>los</strong> abraza <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho, ¿por qué no habríamos <strong>de</strong>esperar aquella paz que el Rey pacífico trajo a latierra, aquel Rey que vino para reconciliar todas lascosas; que no vino a que le sirviesen, sino a servir; quesiendo el Señor <strong>de</strong> todos, se hizo a sí mismo ejemplo<strong>de</strong> humildad y estableció como ley principal estavirtud, unida con el mandato <strong>de</strong> la caridad; que,finalmente dijo: Mi yugo es suave y mi carga esligera.¡Oh, qué felicidad podríamos gozar si <strong>los</strong> individuos,las familias y las socieda<strong>de</strong>s se <strong>de</strong>jaran gobernarpor Cristo! Entonces verda<strong>de</strong>ramente —diremoscon las mismas palabras <strong>de</strong> nuestro pre<strong>de</strong>cesor LeónXIII dirigió hace veinticinco años a todos <strong>los</strong> obispos<strong>de</strong>l orbe católico—, entonces se podrán curar tantasheridas, todo <strong>de</strong>recho recobrará su vigor antiguo,volverán <strong>los</strong> bienes <strong>de</strong> la paz, caerán <strong>de</strong> las manos lasespadas y las armas, cuando todos acepten <strong>de</strong> buenavoluntad el imperio <strong>de</strong> Cristo, cuando le obe<strong>de</strong>zcan,pág.44Bol-<strong>284</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!