CUARESMA-PASCUApara la humanidad, yo no puedo pensar que existaun Dios que permita todas estas cosas.El cliente se quedó pensando un momento, pero noquiso respon<strong>de</strong>r para evitar una discusión.El barbero terminó su trabajo y el cliente salió <strong>de</strong>lnegocio. Recién abandonaba la barbería cuando vioen la calle a un hombre con la barba y el cabellolargo, al parecer hacía mucho tiempo que no se locortaba y se veía muy <strong>de</strong>sarreglado.Entonces entró <strong>de</strong> nuevo a la barbería y le dijo albarbero: ¿Sabe una cosa? Los barberos no existen.¿Cómo que no existen?- replicó el barbero- si aquíestoy yo y soy barbero.¡No! dijo el cliente, no existen porque si existieran nohabía personas con el pelo y la barba tan larga comola <strong>de</strong> ese hombre que va por la calle. Ah, <strong>los</strong> barberossí existen, lo que pasa es que esas personas novienen hacia mí.¡Exacto! -dijo el cliente- ése es el punto, Dios sí existelo que pasa es que las personas no van hacia él yno le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria.CONTEMPLEMOS:Dios sale al encuentro <strong>de</strong>l hombre; ese es elmensaje <strong>de</strong> la Sagrada Escritura. Textos que noshablan <strong>de</strong> esta verdad, son muchos, aquí ofrecemosdos textos significativos uno <strong>de</strong>l Antiguo y otro <strong>de</strong>lNuevo Testamento, que nos manifiestan esta gratuidad<strong>de</strong> Dios para con nosotros.MOISES Y LA ZARZA ARDIENTE. (Ex 3,1-14)1 Apacentando Moisés las ovejas <strong>de</strong> su suegro Jetro,sacerdote <strong>de</strong> Madián, llevó las ovejas a través<strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto y llegó hasta Horeb, monte <strong>de</strong> Dios.2 Allí se le apareció el ángel <strong>de</strong> Yahvé en una llama<strong>de</strong> fuego, en medio <strong>de</strong> una zarza. Al fijarse, vio que lazarza ardía en fuego, pero la zarza no se consumía.3 Entonces Moisés se dijo: «Iré ahorapara contemplar esta gran visión,por qué causa la zarza no se quema».4 Cuando Yahvé vio que él iba a mirar,lo llamó <strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> la zarza:— ¡Moisés, Moisés! — Aquí estoy — respondió él.5 Dios le dijo: — No te acerques;quita el calzado <strong>de</strong> tus pies,porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.6 Y añadió: — Yo soy el Dios <strong>de</strong> tu padre,el Dios <strong>de</strong> Abraham, el Dios <strong>de</strong> Isaacy el Dios <strong>de</strong> Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro,porque tuvo miedo <strong>de</strong> mirar a Dios.7 Dijo luego Yahvé: — Bien he vistola aflicción <strong>de</strong> mi pueblo que está en Egipto,y he oído su clamor a causa <strong>de</strong> sus opresores,pues he conocido sus angustias.8 Por eso he <strong>de</strong>scendido para librar<strong>los</strong> <strong>de</strong> manos<strong>de</strong> <strong>los</strong> egipcios y sacar<strong>los</strong> <strong>de</strong> aquella tierra a una tierrabuena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel,a <strong>los</strong> lugares <strong>de</strong>l cananeo, <strong>de</strong>l heteo, <strong>de</strong>l amorreo,<strong>de</strong>l ferezeo, <strong>de</strong>l heveo y <strong>de</strong>l jebuseo.9 El clamor, pues, <strong>de</strong> <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israelha llegado ante mí, y también he vistola opresión con que <strong>los</strong> egipcios <strong>los</strong> oprimen.10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré al faraónpara que saques <strong>de</strong> Egipto a mi pueblo,a <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israel.11 Entonces Moisés respondió a Dios:— ¿Quién soy yo para que vaya al faraóny saque <strong>de</strong> Egipto a <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israel?12 Dios le respondió: — Yo estaré contigo;y esto te será por señal <strong>de</strong> que yo te he enviado:cuando hayas sacado <strong>de</strong> Egipto al pueblo,serviran a Dios sobre este monte.13 Dijo Moisés a Dios: — Si voy a <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israely les digo: «Yahvé, el Dios <strong>de</strong> sus padres,me ha enviado a uste<strong>de</strong>s», me preguntarán: «¿Cuáles su nombre?». Entonces ¿qué les respon<strong>de</strong>ré?14 Respondió Dios a Moisés: — «Yo soy el que soy».Y añadió: — Así dirás a <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israel:« ‘Yo soy’ me envió a uste<strong>de</strong>s».Para enten<strong>de</strong>r el texto. ¿De qué manera saleYahvé al encuentro <strong>de</strong> Moisés?. ¿Para qué sale alencuentro, Dios Yahvé a Moisés?. ¿Cómo se presentaDios?, ¿Cuál es la reacción <strong>de</strong> Moisés?.LA REVELACIÓN PLENA DE DIOS: JESÚSRESUCITADO, PAN Y PALABRA. (Lc 24,1-35)1 El primer día <strong>de</strong> la semana, muy <strong>de</strong> mañana, fueronal sepulcro llevando las especias aromáticas quehabían preparado, y algunas otras mujeres con ellas.2 Hallaron removida la piedra <strong>de</strong>l sepulcro3 y, entrando, no hallaron el cuerpo <strong>de</strong>l Señor Jesús.4 Aconteció que estando ellas perplejas por esto,se pararon junto a ellas dos varonescon vestiduras resplan<strong>de</strong>cientes;5 y como tuvieron temor y bajaron el rostro a tierra,les dijeron: — ¿Por qué buscan entre <strong>los</strong> muertosal que vive?pág.4Bol-<strong>284</strong>
CUARESMA-PASCUA6 No está aquí, sino que ha resucitado.Acuér<strong>de</strong>nse <strong>de</strong> lo que les hablócuando aún estaba en Galilea,7 diciendo: «Es necesario que el Hijo <strong>de</strong>l hombresea entregado en manos <strong>de</strong> hombres pecadores,y que sea crucificado y resucite al tercer día».8 Entonces ellas se acordaron <strong>de</strong> sus palabras,9 y volviendo <strong>de</strong>l sepulcro dieron nuevas <strong>de</strong> todasestas cosas a <strong>los</strong> once y a todos <strong>los</strong> <strong>de</strong>más.10 Eran María Magdalena, <strong>Juan</strong>a y María,madre <strong>de</strong> Jacobo, y las <strong>de</strong>más con ellas,quienes dijeron estas cosas a <strong>los</strong> apóstoles.11 Pero a el<strong>los</strong> les parecían locuralas palabras <strong>de</strong> ellas, y no las creyeron.12 Pedro, sin embargo, levantándose, corrió al sepulcro;y cuando miró <strong>de</strong>ntro vio solo <strong>los</strong> lienzos, y se fuea casa maravillándose <strong>de</strong> lo que había sucedido.13 Dos <strong>de</strong> el<strong>los</strong> iban el mismo díaa una al<strong>de</strong>a llamada Emaús,que estaba a sesenta estadios <strong>de</strong> Jerusalén.14 Hablaban entre sí <strong>de</strong> todas aquellas cosasque habían acontecido.15 Y sucedió que, mientras hablaban y discutían entresí, Jesús mismo se acercó y caminaba con el<strong>los</strong>.16 Pero <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong> el<strong>los</strong> estaban velados,para que no lo reconocieran.17 Él les dijo: — ¿Qué pláticas son estas que tienenentre uste<strong>de</strong>s mientras caminan,y por qué estan tristes?18 Respondiendo uno <strong>de</strong> el<strong>los</strong>, que se llamabaCleofas, le dijo: — ¿Eres tú el único forasteroen Jerusalén que no has sabido las cosasque en ella han acontecido en estos días?19 Entonces él les preguntó: — ¿Qué cosas?Y el<strong>los</strong> le dijeron: — De Jesús nazareno,que fue varón profeta, po<strong>de</strong>roso en obray en palabra <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> todo el pueblo;20 y cómo lo entregaron <strong>los</strong> principales sacerdotesy nuestros gobernantes a sentencia <strong>de</strong> muerte,y lo crucificaron.21 Pero nosotros esperábamos que él fuera el quehabía <strong>de</strong> redimir a Israel. Sin embargo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong>todo, hoy es ya el tercer día que esto ha acontecido.22 Aunque también nos han asombrado unas mujeres<strong>de</strong> entre nosotros, las cuales antes <strong>de</strong>l díafueron al sepulcro;23 como no hallaron su cuerpo,volvieron diciendo que también habían visto visión<strong>de</strong> ángeles, quienes dijeron que él vive.Bol-<strong>284</strong>24 Y fueron algunos <strong>de</strong> <strong>los</strong> nuestros al sepulcro,y hallaron así como las mujeres habían dicho,pero a él no lo vieron.25 Entonces él les dijo: — ¡Insensatos y tardos <strong>de</strong>corazón para creer todo lo que <strong>los</strong> profetas han dicho!26 ¿No era necesario que el Cristo pa<strong>de</strong>cieraestas cosas y que entrara en su gloria?27 Y comenzando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Moisés y siguiendopor todos <strong>los</strong> profetas, les <strong>de</strong>clarabaen todas las Escrituras lo que <strong>de</strong> él <strong>de</strong>cían.28 Llegaron a la al<strong>de</strong>a adon<strong>de</strong> iban,y él hizo como que iba más lejos.29 Pero el<strong>los</strong> lo obligaron a quedarse, diciendo: —Quédate con nosotros, porque se hace tar<strong>de</strong> y el díaya ha <strong>de</strong>clinado. Entró, pues, a quedarse con el<strong>los</strong>.30 Y aconteció que, estando sentado con el<strong>los</strong>a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y les dio.31 Entonces les fueron abiertos <strong>los</strong> ojos y loreconocieron; pero él <strong>de</strong>sapareció <strong>de</strong> su vista.32 Y se <strong>de</strong>cían el uno al otro: — ¿No ardía nuestrocorazón en nosotros, mientras nos hablabaen el camino y cuando nos abría las Escrituras?.Palabra <strong>de</strong>l Señor.El hecho <strong>de</strong> que Dios salga al encuentro <strong>de</strong>lhombre, es llamado REVELACIÓN.LOS SIGUIENTES TEXTOS NOS AYUDARANA ENTENDER ESTO:<strong>San</strong> Agustín es uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> santos más notables queha tenido la Iglesia y uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> hombres más sabios<strong>de</strong>l cristianismo. Después <strong>de</strong> una vida apartada <strong>de</strong>Dios se bautizó, llegando a ser obispo d Hipona, en elnorte <strong>de</strong> África. Escribió mucho y tiene un libroespecialmente sugestivo: Las Confesiones, don<strong>de</strong>cuenta su conversión y proclama el anhelo <strong>de</strong> Diosinscrito en el corazón <strong>de</strong> la criatura:«Tú eres gran<strong>de</strong>, Señor, y muy digno <strong>de</strong> alabanza:gran<strong>de</strong> es tu po<strong>de</strong>r, y tu sabiduría no tiene medida(...). Y el hombre, pequeña parte <strong>de</strong> tu creación,quiere alabarte. Tú mismo le incitas a ello, haciendoque encuentre sus <strong>de</strong>licias en tu alabanza, porque noshiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquietohasta que <strong>de</strong>scanse en ti»1. El <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Dios en el corazónEl <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> Dios está inscrito en el corazón <strong>de</strong>lhombre, que ha sido creado por Dios y para Dios;Dios no <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> atraer al hombre hacia sí, y sólo enDios encuentra la paz, la verdad y la alegría, que nocesa <strong>de</strong> buscar. El hombre es un ser religioso. Comopág.5