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el<strong>la</strong>, como el<strong>la</strong> y con el<strong>la</strong> aprendemos de modo muy concreto a hacer estecamino. El espíritu de María nos anima. Por el<strong>la</strong> nos llega gracia para iniciarlo yproseguirlo.El camino marianista lleva:16De un centrarse en sí mismo a un centrar <strong>la</strong> propia vida en CristoLo que le llega a interesar a un marianista es, sobre todo, Cristo. Cristo setransforma en camino, verdad y vida. El signo de que este paso se ha dado es elservicio generoso a los demás. La espiritualidad marianista lleva al necesarioolvido de sí para poner <strong>la</strong> atención y el interés en Jesús y en los demás. En estaespiritualidad se presenta un proceso de preparación y de purificación que"consuma" nuestro recorrido centrándonos en Jesús.De <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras y <strong>la</strong> teoría a <strong>la</strong> experienciaLas pa<strong>la</strong>bras son muy importantes, pero hay que saber llegar, a partir de el<strong>la</strong>s,a <strong>la</strong> experiencia y al vivir cotidiano. La Pa<strong>la</strong>bra se hizo carne, y continúainspirando y ayudando <strong>la</strong> encarnación y <strong>la</strong> puesta en obra de nuestras pa<strong>la</strong>bras.El camino marianista nos hace entrar en procesos y a transformar el diario vivir.Hay que "encarnar <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>bra".De <strong>la</strong> fe a <strong>la</strong> caridadLa espiritualidad marianista nos lleva a una fe que actúa por <strong>la</strong> caridad y quese hace visible en el amor. La meta de esta transformación está en vivir <strong>la</strong>misericordia y descubrir <strong>la</strong> fecundidad que viene de <strong>la</strong> caridad. En <strong>la</strong> espiritualidadmarianista se pone mucho énfasis en cultivar <strong>la</strong> fe y en crecer en <strong>la</strong> fe. En esaespiritualidad, cuando se madura, se vive para amar. La fe nos hace familia, y porel<strong>la</strong> vivimos animados por el espíritu de familia y por el amor. Esa es <strong>la</strong> «fe delcorazón» de <strong>la</strong> que hab<strong>la</strong> el Fundador y que nos capacita para amar lo quecreemos. El dinamismo interno de <strong>la</strong> fe, tal como se presenta entre losmarianistas, lleva necesariamente a los demás.De <strong>la</strong> promoción humana a <strong>la</strong> acción evangelizadoraLa espiritualidad marianista lleva a un anuncio espontáneo del Señor. Se vivepara dar a conocer a Jesús y para hacerlo amar. Nos hace misioneros. Esimportante ayudar a crecer en humanidad al ser humano, y, para ello, aprovecharcuantas ocasiones se ofrezcan para hab<strong>la</strong>r de Jesús, comunicar su espíritu,hacerlo presente. La promoción humana que se logra por <strong>la</strong> educación o <strong>la</strong>ayuda social es importante, pero no podemos olvidar que se educa para formaren <strong>la</strong> fe. Para nosotros, <strong>la</strong> fe y <strong>la</strong> justicia están entrañablemente en<strong>la</strong>zadas por <strong>la</strong>misericordia, que es el mejor modo de testimoniar a Cristo Jesús al hombre y a <strong>la</strong>mujer de hoy.Del proyecto a <strong>la</strong> realización