Por eso Dios lo levantó sobre todoy le concedió el "Nombre-sobre -todo-nombre";de modo que, al nombre de Jesús, toda rodil<strong>la</strong> se dobleen el cielo, en <strong>la</strong> tierra y en el abismo,y toda lengua proc<strong>la</strong>me:¡Jesucristo es Señor!para gloria de Dios Padre.86Al pie de <strong>la</strong> cruz - Jn 19, 25-27Cuando ponemos en Navidad un "nacimiento", todas <strong>la</strong> figuras se encaminanhacia el portal; todo confluye hacia el Niño. Pero cuando llega el Calvario, todoshuyen del hombre rechazado, torturado y crucificado. ¿Todos? No, el discípuloamado y <strong>la</strong>s mujeres, entre el<strong>la</strong>s María, <strong>la</strong> mujer y madre de <strong>la</strong> vida, están al piede <strong>la</strong> cruz de Jesús. Con esta escena, tan querida por <strong>la</strong> espiritualidad marianista,puedes hacer <strong>la</strong> prueba de "permanecer" en el amor, tal como el mismo Jesúspedía antes de morir (Jn 15). Orar para conformar tu vida con Jesús. Y escuchar<strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras de Jesús, que comprometen al discípulo y a <strong>la</strong> madre. Tambiénpuedes, en esta "hora de salvación" de <strong>la</strong> cruz, acompañar a María en suitinerario de fe, que tiene en este momento un hito fundamental. María, <strong>la</strong>peregrina de <strong>la</strong> fe, madre y discípu<strong>la</strong>, se convierte para todo discípulo amado enel modelo de <strong>la</strong> Iglesia, madre de los creyentes.Junto a <strong>la</strong> cruz de Jesús estaban su madre, <strong>la</strong> hermana de su madre,María <strong>la</strong> de Cleofás, y María <strong>la</strong> Magdalena. Jesús, al ver a su madre y,cerca, al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tuhijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquel<strong>la</strong> hora eldiscípulo <strong>la</strong> recibió en su casa.5. Un tiempo para el carisma marianista1. Nacer de María para vivir <strong>la</strong> vida de CristoDios se hizo humano en María. «Y acampó entre nosotros». Jesucristo es,desde entonces, <strong>la</strong> vida entre nosotros. Y ya sólo es posible vivir desde esa vida,en esa vida y por esa vida. De ahí que ya sólo sea posible ser humano desde <strong>la</strong>humanidad del Verbo. Pero hay que comenzar a vivir esa vida desde <strong>la</strong>s raíces:dejándonos formar en el seno de María, y naciendo a <strong>la</strong> vida de Dios desdeMaría. Es una de <strong>la</strong>s vivencias c<strong>la</strong>ve transmitidas por el Fundador, uno de loslugares teológicos fundamentales del carisma.Una persona realmente cristiana no puede ni debe vivir más que de <strong>la</strong> vida deNuestro Señor Jesucristo.Esta vida divina debe ser el principio de todos sus pensamientos, de todas suspa<strong>la</strong>bras y de todas sus acciones.
Jesucristo fue concebido en el seno de <strong>la</strong> augusta María por obra del EspírituSanto. Jesucristo nació del seno virginal de María. Concebido por obra delEspíritu Santo, nacido de María Virgen.El bautismo y <strong>la</strong> fe hacen que empiece en nosotros <strong>la</strong> vida de Jesucristo. Poreso, somos como concebidos por obra del Espíritu Santo. Pero debemos, como elSalvador, nacer de <strong>la</strong> Virgen María.Jesucristo quiso formarse a nuestra semejanza en el seno virginal de María.También nosotros debemos formarnos a semejanza de Jesucristo en el seno deMaría, conformar nuestra conducta con su conducta, nuestras inclinaciones consus inclinaciones, nuestra vida con su vida.Todo lo que María lleva en su seno, o no puede ser más que Jesucristo mismo,o no puede vivir más que de <strong>la</strong> vida de Jesucristo. María, con un amorinimaginable, nos lleva siempre en sus castas entrañas como hijos pequeños,hasta tanto que, habiendo formado en nosotros los primeros rasgos de su hijo,nos dé a luz como a él. María nos repite incesantemente estas hermosaspa<strong>la</strong>bras de san Pablo: Hijitos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de partohasta que Cristo se forme en vosotros (Gál 4,19). Hijitos míos, que yo quisiera dara luz cuando Jesucristo se haya formado perfectamente en vosotros (LaCompañía de María, considerada como orden religiosa, Cuaderno D, 1828-1838.En El Espíritu que nos dio el ser, p. 259, nn. 335-339).872. Predestinados a ser conformes a Jesucristo (Rom 8,29)Los "principios de dirección" de Guillermo José Chaminade están contenidosen el famoso "Cuaderno D", escrito de su puño y letra, apuntes personales parapreparar <strong>la</strong> Reg<strong>la</strong>s definitivas. Lo que encontramos en el núcleo de esteimportante documento es <strong>la</strong> conformidad con Jesucristo. Toda <strong>la</strong> formación inicialy permanente de cualquier persona y grupo cristiano se encamina a estaidentificación con Jesús. Si esto no está en el corazón de los procesos, ni hayfundamentos ni hay dirección.María fue <strong>la</strong> primera que fue concebida en Jesucristo según el espíritu, comoJesucristo fue concebido según <strong>la</strong> naturaleza en su seno virginal. Es decir, Maríafue formada interiormente a semejanza de Jesucristo, su adorable Hijo, y desdeese momento fue asociada a todos sus misterios, tanto en lo que tienen deexterior como en lo que tienen de interior, para que <strong>la</strong> conformidad fuese lo másperfecta posible, o más bien, para que hubiese entre ellos toda <strong>la</strong> uniformidadposible.Así pues, Jesucristo es el primero de los predestinados, y no habrá máspredestinados que los que sean conformes con Jesucristo, y todos lospredestinados habrán sido concebidos y formados en María. Tu seno es unmontón de trigo (Cant 7,3).La fe en que el hijo de Dios se hacía hombre fue para María, en el momento de<strong>la</strong> encarnación, ese grano de trigo sembrado en su alma, que le hizo concebir, por<strong>la</strong> operación del Espíritu Santo, a Jesucristo y a todos los predestinados(Principios de Dirección, Cuaderno D, 1828-1838. En El Espíritu que nos dio elser, pp. 265-267, n. 467).
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