12.07.2015 Views

Encarnar la Palabra

Encarnar la Palabra

Encarnar la Palabra

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Para poner un dique fuerte al torrente del mal, el cielo me inspiró, acomienzos de este siglo, solicitar de <strong>la</strong> Santa Sede el nombramiento deMisionero apostólico, con el fin de reavivar o de volver a encender en todaspartes <strong>la</strong> l<strong>la</strong>ma divina de <strong>la</strong> fe, presentando por todos <strong>la</strong>dos, ante el mundoasombrado, grandes cantidades de cristianos católicos de toda edad, sexo ycondición que, reunidos en asociaciones especiales, practicasen sin vanidady sin respeto humano nuestra santa religión, con toda <strong>la</strong> pureza de susdogmas y de su moral. Imbuido de esta idea, y urgido, además, por dignospre<strong>la</strong>dos, deposité mi alma entera en una humilde súplica a los pies deNuestro Santo Padre el Papa Pío VII, quien se dignó escucharfavorablemente mi petición y me concedió <strong>la</strong>s más amplias facultades por unDecreto del 20 de marzo de 1801. Desde entonces, Santísimo Padre, se hanido formando en varias ciudades de Francia fervorosas Congregaciones,unas de varones y otras de mujeres; <strong>la</strong> religión tuvo <strong>la</strong> dicha de contar conun número bastante grande de el<strong>la</strong>s en poco tiempo, y se hizo mucho bien.Pero, Santísimo Padre, este medio, por excelente que sea cuando seutiliza con sabiduría, no bastaba [...].He creído ante Dios, Santísimo Padre, que era necesario fundar dosnuevas órdenes, una de mujeres y otra de hombres, que probaran al mundo,por el hecho de sus buenos ejemplos, que el cristianismo no es unainstitución envejecida y que el Evangelio puede practicarse todavía hoycomo hace mil ochocientos años» (Carta al papa Gregorio XVI, 16 deseptiembre de 1838, Cartas IV, 1076. En El Espíritu que nos dio el ser, pp.51-52).51La vocación de MaríaUna vocación que Guillermo José Chaminade siempre interpreta en c<strong>la</strong>veactiva. De ahí su continua alusión matizada a <strong>la</strong> imagen del "canal" que SanBernardo aplica siguiendo a María. Pero María es un ejemplo de vocación activa:<strong>la</strong> "actividad del amor". Y es un amor que nos trae libertad: "María ha contribuidocon su caridad a dar al mundo un Libertador".El Todopoderoso ha hecho en mi grandes cosas (Lc 1,49). ¡Qué grandees <strong>la</strong> vocación de María, predestinada por Dios antes de todos los tiempospara dar, por medio de el<strong>la</strong>, a Jesucristo al mundo! Pero notad -y éste es elfundamento de este primer punto- que Dios no se sirve de el<strong>la</strong>, para esteglorioso misterio, como de un simple canal, sino como de un instrumentovoluntario que contribuye a esta gran obra no sólo por sus excelentesdisposiciones, sino también por un movimiento de su voluntad, es decir, porsu caridad. Dios deja en suspenso <strong>la</strong> ejecución de sus designios hasta queMaría haya consentido. ¡Feliz Fiat! ¿Quizá no veis todavía que estaparticipación de María en el misterio de <strong>la</strong> encarnación es el motivo por elque recurrimos sin cesar a María para toda c<strong>la</strong>se de gracias? María hacontribuido, con su caridad, a dar al mundo un Libertador. Ése es el principioy de él se sigue esta consecuencia: Dios ha querido, una vez, darnos aJesucristo por medio de María, y este designio ya no cambia, porque los

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!