1. Si <strong>la</strong> oración es un encuentro entre dos personas que se aman, recordemosque pronunciar el nombre del amado o de <strong>la</strong> amada es una de <strong>la</strong>s primerasacciones en el diálogo amoroso y, por tanto, orante.422. En <strong>la</strong> Sagrada Escritura tenemos numerosos testimonios de esta invocacióndel nombre amado. Desde el creyente que l<strong>la</strong>ma a Dios y busca su nombre(«¿Cómo te l<strong>la</strong>mas?», Gn 32,30), hasta el nombre nuevo que Dios nos da (Is62,2; Ap 2,17); desde los amantes del Cantar de los Cantares que se invocan connombres íntimos (ciervo, paloma...), hasta Jesús mismo, que dice nuestro nombre(«¡María!», Jn 20,16) o nos lo cambia («Tú te l<strong>la</strong>marás Pedro», Mt 16,18).3. La repetición del nombre sagrado, amado, es una práctica antiquísima queaparece en <strong>la</strong>s diversas religiones del mundo. Recordemos, por ejemplo, <strong>la</strong>práctica del "mantra" en <strong>la</strong> cultura de <strong>la</strong> India. Mantra, según una etimologíapopu<strong>la</strong>r, es <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra que, al ser repetida, nos permite cruzar (tra) el mar de <strong>la</strong>mente (man).«El mantra se convierte en el patrón de vida de uno y le transporta a través detodas <strong>la</strong>s pruebas. No se repite por mero afán reiterativo, sino con un objetivo depurificación, como ayuda para el esfuerzo. No es una repetición vacía. Cadarepetición tiene un significado nuevo, aproximándonos cada vez más a Dios»(Gandhi).4. En <strong>la</strong> tradición cristiana ha sido muy estimada <strong>la</strong> oración de repetición delnombre. El rosario es <strong>la</strong> más popu<strong>la</strong>r, donde se repiten cincuenta, o cientocincuenta veces, los nombres de María y de Jesús. San Francisco de Asís nosofrece <strong>la</strong> oración repetitiva "Tú eres", en <strong>la</strong> que se le da a Dios diversos nombres.Y <strong>la</strong> tradición greco-rusa nos ha legado el método de <strong>la</strong> "Oración de Jesús", quepopu<strong>la</strong>rizó <strong>la</strong> obra "El peregrino ruso".5. En este itinerario que comenzamos, escuchar <strong>la</strong> l<strong>la</strong>mada es sentirsenombrado y, por tanto, amado. Nuestra respuesta orante es dejarme nombrar ysantificar el nombre del Señor.Cómo orar1. Me preparo desde el silencio y <strong>la</strong> paz interior.2. Tomo conciencia de que el Señor habita en mí y en todos, y de que mel<strong>la</strong>ma por mi nombre (lo escucho), amándome, amándonos. Yo quieroresponderle.3. Escojo un método o un nombre. He aquí algunas sugerencias:a) El nombre de Jesús; o <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong> completa de <strong>la</strong> "Oración de Jesús":«Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí».b) El nombre de Dios reve<strong>la</strong>do: Padre, Hijo, Espíritu Santo; o cualquiera delos nombres que recibe en <strong>la</strong> Escritura: Roca, Pastor, Clemente y Misericordioso,
Señor, Agua viva, Fuego, Entrañas maternas, Pa<strong>la</strong>bra, Ternura, Rey, Fuerza,Juez, Protector, el Tesoro que busca nuestro corazón, etc.c) El nombre de María; <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong> completa del avemaría; o una letanía denombres dados a María.d) Una antífona o versículo bíblico («Danos, Señor, un corazón nuevo»,«Eres tú quien vive en mí», «¿Dónde está tu hermano?», «Dios es Amor», etc).434. Voy repitiendo pausadamente el nombre o <strong>la</strong> fórmu<strong>la</strong> orante. Si quiero, <strong>la</strong>puedo cantar interiormente (si estoy solo, en voz alta). También puedoaprovechar <strong>la</strong> respiración para repetir el nombre.5. La repetición se encamina a crear en el fondo del corazón una presencia, yno tanto una pa<strong>la</strong>bra o una fórmu<strong>la</strong>. Llegado a un punto en que se haya hecho <strong>la</strong>paz, me dejo invadir en silencio por <strong>la</strong> fuerza de esa presencia. Puede que elnombre repetido se haga monótono, pero desencadena interiormentesentimientos y actitudes teologales (fe, esperanza, amor). Descanso ahí. Creo,espero, amo. Me dejo nombrar por Dios.6. Termino uniendo el nombre sagrado y mi nombre. También lo uno al nombrede otras personas que conozco; que quiero; que debo amar más. Doy gracias alSeñor por este encuentro con él.7. Tomo nota de lo ocurrido en mi interior durante esta oración.4. Un tiempo para <strong>la</strong> Pa<strong>la</strong>braSeñor, tú me sondeas y me conoces - Sal 139 (138)Atrévete a recorrer el itinerario espiritual de este salmo. Salva <strong>la</strong> distancia queexiste entre <strong>la</strong>s afirmaciones iniciales («Tú me sondeas y me conoces»,«¿Adónde de tu rostro podré huir?» -Adán se vio desnudo ante <strong>la</strong> mirada de Diosy se escondió-, y el final del mismo. Lo dice quien, rendido ya a <strong>la</strong> mirada de Diosque escruta todo y que antes percibía como molesta, le suplica ahora con ardor:«Sondéame y conoce mi corazón» (v.23), «guíame por el camino eterno». Portres veces, <strong>la</strong> admiración de lo que Dios es y hace permite al salmista avanzar ensu camino de aceptación de <strong>la</strong> mirada de Dios sobre él: «Tanto saber mesobrepasa» (v.6); «¡Me has escogido portentosamente!» (v.14); «¡Quéincomparables encuentro tus designios!» (v.17).Señor, tú me sondeas y me conoces;me conoces cuando me siento o me levanto,de lejos penetras mis pensamientos;distingues mi camino y mi descanso,todas mis sendas te son familiares.No ha llegado <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra a mi lengua,y ya, Señor, te <strong>la</strong> sabes toda.
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