Memoria del Sexto Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas

SEXTO CONGRESO NACIONAL DE BIBLIOTECAS PÚBLICASLa curiosa idea que generó los hechos de llevar a la ciudad de Zacatecaslas voces de los poetas del interior del estado (que cada día aparecían, quecada viaje a los municipios me permitía encontrar, registrar, resguardar suspapeles, difundir su obra, retomar, promover o que, de plano, desde su terruñome visitaban en las oficinas centrales del edificio que hoy se llamaSecretaría de Educación y Cultura) se sustentó en la autonomía y laautogestión asumidas en y desde la participación comunitaria.Los poetas y yo nos pusimos de acuerdo.Estaba, entre ambos, el centro bibliotecario estatal “Mauricio Magdaleno”que garantizaba el desarrollo total de las actividades. Nunca busqué o pedíayuda financiera, no era el caso. Este centro bibliotecario contribuía generosamentecon los boletines de prensa, espacios físicos, muebles, luz, sonido,edecanes, diplomas de reconocimiento, teléfono, fax. Además de un pequeñoregalo de artesanía zacatecana para el literato visitante nos ofrecían café yuna cómoda estancia para que la prensa realizara las entrevistas que el finde semana publicaba con fotografías y elogios. Hubo escritores que llevaron,por puro gusto, el vino de honor. Con la participación voluntaria yautogestiva, durante más de un año ininterrumpido, cada miércoles un escritorinvitado leía en voz alta su obra literaria a los usuarios frecuentesdel centro bibliotecario.Los escritores lugareños fueron invitados para que leyeran, en voz alta,sus trabajos a la comunidad de Zacatecas: ellos pagaban traslado y estancia.Recuerdo que un par de veces pasaron la noche en mi casa.En primer término el evento se denominó “Mesas Redondas LiterariasMunicipales”, después lo reconoceríamos como “Mesas Redondas CulturalesMunicipales” durante largo tiempo; otro nombre que llevó el evento encuestión y que aún se recuerda a más de diez años de distancia y que lorevistió de tal particularidad e identificación fue “Entre Párrafos”. En todoslos casos invariablemente llevaba el nombre del municipio en turno. Lassesiones —soñábamos—, se llevarían a cabo por tiempo indefinido, una vezpor semana. Escogimos el miércoles por la tarde y los espacios eran el centrobibliotecario estatal “Mauricio Magdaleno”, la Biblioteca Pública “RobertoRamos Dávila” del Centro Cultural de Zacatecas y la radiodifusoradel Estado, ubicada por aquellos años en las instalaciones del DIF-Zacatecasen el Lago de la Encantada.“¡Cómo te apapacha la prensa!”, me decía una persona de Fresnillo.Como ya dije, la prensa difundió, intensamente cada día y todo el tiempo,amable y generosa estas Mesas Redondas Literarias Municipales; seguramenteinferían los esfuerzos personales de los participantes, tenían —no204