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MARCELO MININNO Y LOTE 77La formaque seFOTOGRAFÍA: MAGDALENA VIGGIANNIdespliegaDAVID JACOBS/desde Buenos AiresPara llevar a<strong>del</strong>ante el proceso de trabajo de Lote 77, Marcelo Mininno partió de unapregunta-problema: ¿Cómo un hombre construye un varón? Esto, que a primera vista parecieraser una tautología, es la columna vertebral sobre la que se posa este trabajo queindaga, de manera casi velada, en cuestiones afines a una generación de argentinos: lade aquellos jóvenes nacidos con el telón de fondo de la última dictadura militar. La obraes el resultado de un profundo trabajo de investigación que desarrolló Mininno junto asus actores entre las ciudades de Salto, provincia de Buenos Aires, y la Capital Federal.Este proceso, que llevó un año de abordaje, se sostuvo sobre dos ejes temáticos fundamentales:las tareas rurales ganaderas y la búsqueda de aquellas cuestiones que hacena la masculinidad. El resultado es, en definitiva, dos universos en principio contrapuestosque, al cruzarse, van hilvanando un entramado de sentido tan complejo como poético.-¿Cómo llegás a la idea de poner en paralelo los mundos de la masculinidady la crianza animal?-Nací en Salto, y toda mi adolescencia transcurrió haciendo trabajos rurales mientrasse desarrollaba en mí la identidad de varón. Cuando a los 18 años me vengo a estudiara Buenos Aires me alejo de esas tareas, pero las retomaba provisoriamente cada vezque volvía. A fines de 2003 mi viejo sufre un problema de salud, y me instalo todo eseverano en Salto para ocuparme de las tareas ganaderas y, de alguna manera, a cumplirel papel que él dejaba vacante al menos por ese tiempo. En esos días, mi rutina eravisitarlo todas las mañanas en el hospital, y a la tarde ir al campo a cubrir su trabajo.Nunca me había imaginado estar en ese lugar, y pensando si era capaz o no de hacerlo.Recuerdo claramente un atardecer en el campo, en el que comencé a verme como si fuerami propio padre, a reconocerme en algunas cosas que él hacia. Eso fue una impresiónmuy fuerte que en cierta manera disparó la idea de la obra. Por un lado, mi crecimientoen ese medio; por el otro, lo que sucedía con mi viejo y, paralelamente, un video familiarque rescato en el que estoy con mi viejo, precisamente, castrando un ternero. A partir deallí comienzo a pensar en varias cosas: la mano castradora de mi padre o de la mía haciaese ternero, las distintas generaciones de castración de padres a hijos. Esto me llevó apensar en una posible inversión de roles para dar cuenta, en definitiva, de quién era elhijo, el padre o el ternero. Como si estas cosas fueran como una especie de calesita quegiraba en torno a ese video.-¿En ese momento andabas detrás de alguna otra idea que se fue modificandoa partir de la situación que te tocó vivir, y que culminó en el proyecto Lote 77?-La escritura y la dirección son cosas que siempre anduvieron rondando en mi vida.Desde 2001 que doy clases en la EMAD, y la posibilidad de estar en contacto con otraspersonas es muy estimulante. Justo un año antes de comenzar el proceso de Lote teníamoscon un grupo de actores un equipo de entrenamiento en el que estaba uno de los chicosde la obra. A partir de algunos ejercicios que íbamos haciendo, comenzaron a insistirmeque querían hacer algo conmigo desde la dirección. A partir de esto y, sobre todo, de lainsistencia de Andrés D’Adamo refloté la idea de Lote que tuve algún tiempo guardada.Esa idea estuvo dando vueltas siempre, y a pedido de ellos la retomé para darle forma.-¿Por qué la necesidad de interrogarte sobre lo que significa ser varón?¿Supongo que esta pregunta, de algún modo, excede al hecho teatral mismo?-Nací en el 76’ y como tal formo parte de una generación que no solo trasciende loteatral sino también la noción de género en sí mismo. En este sentido, por los momentoshistóricos que nos tocó vivir, es imposible no preguntarnos quiénes somos y hacia dóndevamos. Los hechos dinámicos de la sociedad actual son más o tan apabullantes como enotras épocas. De todas maneras, siempre intenté que estas cuestiones estén en función <strong>del</strong>hecho teatral. Y en ese intento nos pasaron cosas maravillosas. Desde visitar el mercadode Liniers o ir a ver el comportamiento de la gente en baños públicos hasta discutir fotosfamiliares con nuestros padres.-Lote 77 es tu primera obra como dramaturgo y director. ¿Que desafíos te planteoun texto con una estructura narrativa tan poco convencional?-En ningún momento <strong>del</strong> proceso me pregunté por la estructura de la obra. Tenía estevideo, convoco a los actores, les cuento la necesidad de trabajar en paralelo ambascuestiones, e inmediatamente nos ponemos a trabajar a partir de una serie de ejerciciosque intentaban cruzar estas dos cuestiones. Lo que me interesaba de estos ejercicios eraayudar a los actores a atravesar o a exponer su vulnerabilidad. Y a partir de estos ejerciciosfue apareciendo la estructura. Además, hubo un momento en el que me alejé de ellos, yme encerré a repensar todos los materiales que tenía y de qué manera los iba a unir. Enrealidad, tuvo que ver más con un acto inconsciente que con otra cosa. Porque quizás sime hubiese puesto a pensar en esa estructura como algo extraño o complejo, a lo mejorno me hubiese animado a hacerla. Y como primera obra, es cierto que hay algo de riesgoahí, pero yo quería ser sincero con el trabajo y, especialmente, conmigo mismo. Se hahablado mucho de la estructura en el sentido que yo he querido trabajar la fragmentación,la circularidad y la repetición, pero considero que la obra tiene una linealidad clarísima.Esto puede tener que ver con una lectura personal muy minuciosa sobre el trabajo, quea primera vista el espectador puede llegar a perder. Es como la figura y el fondo: es tanfuerte una que no te permite ver la otra. En realidad, si desnudo la mirada sobre la obralo que veo es a tres actores que están parados frente al público para exponer un algo.-Los personajes de la obra parecieran más ejecutar roles que componer unacaracterización de personaje. ¿Estás de acuerdo con esto?-Es interesante lo que planteás porque abre la discusión de lo que cada uno entiende por“construcción de personaje”. En este momento de mi formación artística, no tengo interésen hablar de una construcción de personaje en el sentido clásico <strong>del</strong> término porque noconsidero que haya algo para construir en la obra. Lo que sí me interesaba era verlos aellos puestos a hacer determinadas cosas. Y el resto corre por cuenta <strong>del</strong> espectador. Todoesto tiene que ver, me parece, con algo que es muy común de nuestro tiempo, y es que lagente necesita ponerles rótulos a los personajes y a las cosas en general. En definitiva,ellos transitan por determinadas acciones y se refieren a ellas en su relación con el otro.-Clasificar ordena y tranquiliza-Claro. La incertidumbre de no saber qué nos pasa se calma al menos por un rato. Es comocuando antes de salir de su casa alguien enciende el televisor para saber la temperatura,y en función de eso saber cuánta ropa se va a poner. En este sentido, lo que intenté fueque los actores no vieran la temperatura que marcaba la pantalla <strong>del</strong> televisor antes deponerse a trabajar.CREACIÓN GRUPAL11 picadero

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