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Centro Argentino de <strong>Teatro</strong> CiegoUNAEXPERIENCIAEN LA QUE LA LUZNO ES INDISPENSABLEMANUEL BARRIENTOS/desde Buenos AiresFundado por Gerardo Bentatti y Martín Bondone, el Centro actúa como sede de lasactividades que desarrolla el Grupo Ojcuro. Su primera creación, La isla desierta, unaadaptación de la obra de Roberto Arlt, ya lleva más de 1.300 funciones desde su estrenoen octubre de 2001.Inaugurado en julio de 2008, el CentroArgentino de <strong>Teatro</strong> Ciego presentauna propuesta novedosa en la escenadramática argentina: espectáculosque se desenvuelven –tanto para losespectadores como para los propiosactores– a partir de la ausencia totalde luz. Bajo la oscuridad, la distanciaentre los espacios para la actuacióny para el público se difuminan ylas obras rompen con la habitualsupremacía de la vista sobre losdemás sentidos. Se posibilita así unrenovado ejercicio de la imaginación através de la recuperación de dormidassensaciones auditivas, gustativas,olfativas y táctiles.EL LUGAR DE LA INFANCIAPara ingresar a la sala <strong>del</strong> Centro Argentino de <strong>Teatro</strong> Ciego ubicada en el barrio <strong>del</strong>Abasto de la ciudad de Buenos Aires, los concurrentes deben agruparse de a tres o cuatropersonas. Con una sala gobernada por la ausencia total de luz, deben tomar <strong>del</strong> hombro a lapersona más cercana y dejarse guiar por personas entrenadas para caminar en la oscuridad.La situación genera cierta incerteza, inseguridad, y el espectador debe abandonarse a la–cada vez más raleada– confianza en el otro. Con el correr de los minutos, la incertidumbrecede y deja paso a una sensación de entrega absoluta hacia la obra. En cierta forma, elteatro ciego también remite a los juegos de la infancia, donde la oscuridad convoca, a la vez,a desafiar los propios temores y a experimentar de forma placentera nuevas sensaciones.“La gente confía en nosotros durante la obra. En algún sentido, cuando alguien es ciegotambién se ve obligado a confiar todo el tiempo en el otro. Y algo que para nosotros esajeno, en un ámbito distinto como nuestra sala de teatro se transforma en un hecho natural.El público realiza un ejercicio de confianza absoluta con nosotros, porque ingresana un espacio <strong>del</strong> que no conocen nada, con alguien desconocido que puede ser un actoro alguien <strong>del</strong> público. Y en el espectáculo A ciegas con luz, hasta comparte una mesay come con alguien que no conoce. Es un ejercicio de confianza que no pasaría ni enun restaurante típico ni en un teatro tradicional. Entonces el teatro ciego permite unadesinhibición absoluta <strong>del</strong> público”, afirma Bondone.Desde el Grupo Ojcuro saben que esa confianza plena que les entrega el público, pocohabituado a la oscuridad, tiene un estatuto frágil. Por eso se imponen no traicionar esaentrega de los espectadores, que podría romperse con un mínimo roce de manos o conalgún grito desprevenido. “Creo que es el pilar de todos los espectáculos <strong>del</strong> CentroArgentino de <strong>Teatro</strong> Ciego. La persona se encuentra en la oscuridad y no conoce nada.Nosotros, en cambio, conocemos lo que vamos a hacer y cada zona de la sala por la quetransitamos. De alguna manera, hay una asimetría muy acentuada y ejercemos un gobiernoabsoluto <strong>del</strong> espacio. Entonces, si nosotros le faltáramos el respeto al público sería muycontraproducente, porque está en una posición muy vulnerable”, dice Luz Yacianci, actriz<strong>del</strong> musical A ciegas con luz.El elenco se autoimpone ciertas pautas en el vínculo que establece con los espectadores.Saben que para el público ya es inusual el hecho de permanecer tanto tiempo con la luzapagada. Entonces, buscan cuidar mucho la forma en que se manejan con ellos. En todocaso, dicen, si hay un roce, se presentan como una mano amiga, tocan en los hombros aaquellas personas que –intuyen– se encuentran nerviosas, para brindarles cierta protección.“En La isla desierta, por ejemplo, la gente está muy sumergida en el mundo queplantea la obra y se logra un nivel de abstracción muy alta. Los espectadores se sientenpicadero 32

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