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descargar - Instituto Nacional del Teatro

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-¿Cómo piensa al actor en esa acción?-El actor es la existencia. Antes de que llegue el actor,puedo soñar, imaginar. Llega el actor y llega la existencia.Lo que no pueda hacer junto a un actor, no es.-¿Podría marcar etapas de su producción. Puntosclaves donde hubo quiebres en su modo de trabajary concebir su teatro?-Creo que ya me extendí antes y hay pistas sobre esto.De todas maneras, el teatro es otro de los tantos reflejosde la madre economía, qué duda cabe. Si hay 5 millonesde parados en España, el teatro debe reflejarlo de algunamanera. No hablo de un teatro de denuncia, ya tenemosla tele y los periódicos. Digo: si hemos llegado a esto,algo falla en nuestros valores humanistas. Al final siempreacabamos en la ética clásica. Y no vaya a creer usted queestoy a favor <strong>del</strong> trabajo…-¿Qué lugar tiene el texto? Pensando en que, si alcomienzo, uno de los referentes más fuertes de suescritura fue Heiner Müller, hace tiempo trabaja máscon un cruce con las artes visuales. Jenny Holzer, BillViola o Bruce Naumann. En esta nueva concepción,¿qué utilidad tiene el texto?-He visto obras donde el cuerpo expresa mejor las ideasque las palabras. Luego estoy abierto a todo lo que mesirva para expresarme. Otra cosa es que no pueda dejar deescribir. Es mi cruz, porque yo me cuestiono como escritoral punto de reconocer que no lo soy.-Acaba de publicar Cenizas escogidas, su obracompleta ¿Qué relación tiene con sus primerostextos?-Mi obra casi/completa está en francés. Ahora por fin estáen castellano, imagínese qué alegría, ya que la escribí encastellano. Quité algunos de mis primeros textos. Hay genteque me dice que ¡¿por qué?! No sé. Me ruborizaban. Perosi tomo ese gran libro que con tanto esfuerzo ha hecho mieditor español –La Uña Rota– y un boli rojo le aseguro queme cargo más de la mitad, también por vergüenza. Yo nosoy un escritor, me he permitido descuidos imperdonablespara ser un escritor.-¿Cómo piensa que dialogaría su obra en BuenosAires, donde la violencia como acción socialtoma una calidad y un despliegue fundante de locotidiano?-¿Pero usted cree que los violentos van a venir al teatro averme? Y al público que puede pagar la entrada, tampocole va a intimidar algo violento representado en el teatrocuando afuera les están robando el coche o la casa. Poreso no creo que lo violento sea el camino adecuado. Misúltimas obras son dulces. De una tristeza apacible. Comoquien murió mientras dormía.-¿Cuál es su relación con Argentina? Estuvo enun Festival Internacional de <strong>Teatro</strong> y su visita pasócasi desapercibida. ¿Algo le atrae de la escena deArgentina?-¡No pasó desapercibida! Hicimos After Sun y Borgesen el Portón de Sánchez y solo vinieron a verme mis padresy dos amigos. Imagínese lo que me marcó… ¡de desapercibidonada! ¡Yo sí que lo percibí!Menos mal que estaban Sasha Waltz y Vincent Baudrillery nos invitaron a hacer esas obras a Avignon y a laSchaubühne en Berlín.También hicimos, dentro <strong>del</strong> marco <strong>del</strong> festival, mi obraConocer gente, comer mierda, que quiero mucho.Al día siguiente de la primera actuación me dijeron queestaban muy enfadados porque a Kive Staif –que dirigióel teatro San Martín durante toda la dictadura militar, meparece– le habían salpicado cristales de copas de vinoque rompíamos en escena. ¡Debería estar acostumbradoa la sangre! Me lo dijo la directora <strong>del</strong> festival, GracielaCasabé, y me pidió modificar la escena, cosa que nuncahe hecho en la vida, cambiar algo porque un mandado melo pide. Todo en una reunión en una oficina no recuerdo enqué piso <strong>del</strong> <strong>Teatro</strong> San Martín. Eso fue lo que me llevé deBuenos Aires. Tortazos.-En 2007, abrió Avignon con Cruda, vuelta y vuelta,al punto, chamuscada, donde cierto imaginarioargentino de celebración y marginalidad resuenaen la obra. ¿Por qué decidió abordar ese imaginarioen Avignon?-Esta obra era especial, claro. Trabajé con trece murgueros yJuan Loriente. Fue una explosión de vida en Avignon, Atenas,Valladolid y Roma, donde se presentó en grandes espacios.Pero en Buenos Aires no querían la obra y eso fue doloroso,el Festival Internacional la rechazó. Los chicos no podíanhacer la obra en su país. La hice porque la murga siempre megustó, de niño. Yo veía sexo por todas partes en el carnavalde barrio, sexo y locura. Luego, ya de mayor, me di cuentade que no era para tanto. Fue frustrante, no coincidía mirecuerdo con la realidad. Tuve que trabajar como loco paradarle a aquello otra orientación y mezclar cosas biográficas demi infancia pero también de mi presente en España. Al finalhay un largo monólogo sobre la memoria y los sentimientosaplicados a las vacas de mis vecinos de aldea en Asturias,Teresa y Pepe. ¡Sí! ¡Sentimientos en las vacas!¡Mire usted qué viaje! ¡Todo en esa obra! Tambiéntenía que respetar a cada persona que había en escena,muchachos que no habían hecho teatro en su vida. No podíahacer una tragedia de la Argentina, tenía que enseñar laluz y la alegría que hay incluso cuando las circunstanciassociales no acompañan. La obra existe gracias al trabajoque hizo Nilo Gallego, el músico español que trabajó conlos murgueros día y noche. Y las dos personas de BuenosAires que intentaban tener controlada toda aquella energíade locos: Feli Luna y Maxime Seguré.-¿Qué obra prepara actualmente?-Hay un proyecto con Mucicadhoy, que dirige Xavier Güell.Se trata de hacer un teatro musical “culto” pero borrandode un plumazo todo lo que podamos. La idea es trabajarcon un compositor que yo propuse, Francisco López, quesuele manipular sonidos de la naturaleza. Tal vez hagamosdos cosas más: una con el <strong>Teatro</strong> <strong>Nacional</strong> de Bretaña yotra con el Centro Dramático <strong>Nacional</strong> de España. No sé…-¿Podría detallar un proceso de trabajo? ¿Quéparticularidad tienen los ensayos?-Estaríamos un año hablando de este asunto y si quiere lodejamos para otra. Cada obra es un mundo. Cada creacióntiene su proceso y sus procedimientos. Lo importante en misensayos es nunca hablar de los porqués de lo que hacemos.Llegamos y nos ponemos a hacer. Nos vamos a dormir yal día siguiente lo mismo. Si se racionaliza el trabajo, sepierde el misterio. El miedo que tenemos cuando creamos,ya es hora que lo sepamos controlar en silencio y soledad.Escena de “Cruda, vuelta y vuelta, a punto, chamuscada”picadero 42

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