Memoria de la V Conferencia Nacional sobre Derechos Humanos

SESIONES PLENARIAShumanidad. 5 Pero este tipo de sujeto pasivo (víctima) también está expuesto a la violencia que generanotros CIACS, como los mencionados en los numerales anteriores. 6Como se infiere, existen CIACS que utilizan su condición de estructuras y agentes y funcionariosestatales para cometer hechos que constituyen violación de derechos humanos. Aunque no hay una políticagubernamental que ordene estas acciones, la falta de disposiciones institucionales para prevenir,combatir y sancionar esos crímenes hace que los mismos sean atribuidos al Estado, en tanto que poromisión los fomenta y encubre.Independientemente de los hechos atribuidos a CIACS con clara vinculación estatal, está la ampliamanifestación de violencia que tiene múltiples fuentes u orígenes. En tal sentido, es importante destacarque no toda la violencia generada por los CIACS constituye, por naturaleza, una violación tradicionalde derechos humanos, en virtud de que sus acciones no responden a una política sistemática del Estado,sino a los intereses de poderes corporativos que funcionan fuera de la esfera del poder público. Pero, denueva cuenta, la omisión, debilidades y falencias del Estado en materia de justicia y seguridad hace queestos crímenes le sean atribuidos.En conclusión, los CIACS devienen en violación de derechos humanos, tanto por la acción directade agentes del Estado en la integración de algunas de estas estructuras clandestinas, como por elcomportamiento perverso de las instituciones del Estado, en particular las de justicia y seguridad, queincumplen con el papel que deben desempeñar cual garantes de la vida, la integridad física y las libertadesde la persona. Además de provocar esta situación negativa en materia de derechos humanos, losCIACS también son fuente de impunidad, por cuanto sus acciones también tienen como medio y comofin garantizar la inviabilidad del ejercicio del poder punitivo del Estado.IV. El polifacético rostro de la violenciaEl fenómeno de la violencia en Guatemala es producto de una amalgama de situaciones que se hancreado a lo largo de la historia nacional, de lo cual se desprende que en su desarrollo y evolución intervienenfactores de naturaleza múltiple. En la actualidad, la violencia ya no tiene los mismos rasgos quela caracterizaron durante el conflicto armado interno; y también han cambiado los perfiles de la agresióny la criminalidad que surgieron en el entorno de aquel evento que por 36 años, causó tanto dolor y sufrimientoa la población guatemalteca.En el desarrollo de la violencia actual intervienen dinámicas políticas y alteraciones en la esferasociológica, las cuales guardan relación directa e indirecta con el posconflicto y con los cambios que haexperimentado el país en las últimas dos décadas.5 Entre los casos que pueden ser clasificados en este renglón, figuran las amenazas contra los antropólogos forenses que trabajan en la exhumación de cementeriosclandestinos, el hostigamiento que han sufrido los miembros del Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP), que trabajan programas de saludmental con sobrevivientes de masacres; los ataques contra CALDH y la Asociación Justicia y Reconciliación que impulsan procesos judiciales por genocidio contrala cúpula de los gobiernos militares de Romeo Lucas García y Efraín Ríos Montt.6 Tal es el caso del asesinato de Florentín Gudiel, ocurrido en 2004. El señor Gudiel recibió galardones nacionales por su liderazgo comunitario y hay indicios de quefue víctima de un CIACS vinculado a delincuencia organizada en el ámbito local.– 249 –