En Sifnos la vida discurreapacible, tranquila, para eso losturistas apenas la han atormentado.De los hieráticos frescosbizantinos que constelan lasparedes de sus infinitas iglesias,que transmiten calma y paz, sepasa a su ajetreada, entre <strong>com</strong>illas,gastronomía y vida nocturna.La <strong>com</strong>ida (y las animadas cenas)son uno de los tesoros que loshabitantes de la isla cuidancon mimo. Los pescados y losmariscos pasan directamente delmar a la cazuela. Otras viandaspropias de la dieta mediterráneaque aquí veneran son el aceite deoliva, la miel, las berenjenas y lasaceitunas. Y si quieres marcha,vete a Apolonia y a Artemonas.En Sifnos,morada deintelectualesa la búsquedade calma, serefugian losatenienses delcalor de la capitalEs una isla de griegos para griegos. El primer contacto con Sifnostiene lugar en Kamares, el pueblo donde se alza el puerto, al que lleganlos barcos de Atenas y de las infinitas islas vecinas. Kamares marca el tonodel resto de Sifnos. Este es un lugar de griegos (que quede claro), donde losatenienses se refugian del, a veces sofocante, calor de la capital, ya que enla zona hay un viento propio, el meltemi, que genera un microclima muysuave. En concreto, Sifnos ha sido siempre una morada de intelectuales a labúsqueda de calma y raíces. La isla es muy pequeña, tiene menos de 74 kilómetroscuadrados. Los más voluntariosos incluso pueden recorrerla a pie;sin embargo, lo mejor es alquilar un coche o una moto. Porque su encantoestá repartido por toda la isla. Se puede elegir un centro de operaciones quepuede ser Apolonia, la capital y, desde allí, peinarla con unas sandalias yuna cámara digital.Sifnos hay que fotografiarla. No deben quedar muchas islas tan ajenasa modas ni a circuitos <strong>com</strong>o ésta. Sin conocerla, si tuviéramos que pensaren una isla mediterránea, pensaríamos en ésta: en un lugar con olivos,buganvillas, calas de agua transparente, casas blancas y gente vestida denegro viendo la vida pasar. Tiene su leyenda. Se dice que sus habitantespagaban cada año a Apolo su tributo con un huevo de oro, pero un añoquisieron engañarle y le ofrecieron uno bañado en oro. El dios, ofendido,les castigó, secó sus minas y la isla se quedó pobre y vacía de riquezas:Sifnos significa “vacío”.75
La mayoríade las iglesiasson pequeñashabitaciones,pero todas sonblancas, con suscorrespondientecúpula bizantinaPero Apolo no cayó en eliminar sus otras riquezas: el mar azul turquesa,los paisajes y las montañas. Se fueron unos dioses y llegaron otros. Unode los mejores reclamos es que tiene tantas iglesias y capillas <strong>com</strong>o días elaño. La mayoría son pequeñas habitaciones, pero todas son blancas, con sucorrespondiente cúpula bizantina, arquitecturas simples y eficaces que enamoraronal mismo Le Corbusier. La imagen de una isla tan pequeña salpicadade iglesias es insólita, pero aún lo es más la visión de las aguas turquesastransparentes del mar unida a un monasterio. Hay más de una que mereceuna visita, <strong>com</strong>o el Agios Ionnis tou Moungou, Agios Symeon, Profitis Iliaso el Panagia Hrissopigi. Nadie puede decir que se aburriría durante un año:sería suficiente con visitar y fotografiar las 365 iglesias.Un día en Sifnos. Empieza por desayunar en Apolonia pasteles árabesy un café frappé (la bebida local con el ouzo, un aguardiente letal). Después,decidir a qué playa ir. Se pueden elegir desde la bahía redonda y perfecta deVathi a la playa rocosa de Hieronissos, pasando por las calas de Castro o lamás populosa (nunca es excesivo) de Platis Gialos. O quizás queramos unade las playas con monasterio, <strong>com</strong>o la de Apocofto. Para los poco orillerostambién hay mucho que hacer. Se puede, simplemente, ir a cualquiera delos pueblitos y estar allí, paseando, leyendo o viendo pasar la vida, <strong>com</strong>o losnativos. Cada uno tiene su carácter. Nuestro favorito es uno en el interior,Artemonas, casi una aldea, pero que tiene una arquitectura exquisita, casasneoclásicas y un cierto aire veneciano. Desde Artemona se ve toda la isla y, ala vez, funciona <strong>com</strong>o una fortaleza. Como contrapunto está Kastro, el IbizaDormirEn un molinoNo es tan excepcional. Para sentirseconectado con la isla una opción es dormiren un molino de viento. Hay algunosque han aprovechado estas estructurastradicionales (normalmente del sigloXVIII) para convertirse en hoteles. Losdos más conocidos están en Artemonas,en lo alto de una cumbre con las vistasgarantizadas. No ofrecen habitacionesconvencionales distribuidas a lo largode un pasillo, <strong>com</strong>o un hotel al uso; suforma suele ser caprichosa, adaptándoseal terreno. El edificio principal delmolino es usado por los dueños <strong>com</strong>ovivienda o es alquilado <strong>com</strong>o parte de laoferta. Algunos de los más re<strong>com</strong>endablesson el Villas o uno de los símbolosde la isla, el Bella Vista, con una de lasescasas piscinas de Sifnos.76