Enero 2010 - Muchoviaje.com

Los mid levels (arriba), además deahorrarte muchas escaleras, sondivertidísimos. En algunos tramosestarás a la altura de las ventanasde las casas, peluquerías o probadoresde tiendas. El Banco de China(lo reconocerás por los rombos–centro–), en el 24 des Voeux Road,fue construido en 1990 por I.M. Pei,imitando el crecimiento del bambú.HOTELESen plan 'deluxe'el lujo de hong kong se dejaver y disfrutar en sus hoteles.toma nota.Mandarin Oriental (Connaught Road, 5;www.mandarinoriental.com). Fue el primerhotel de HK y continúa siendo uno de losmás emblemáticos de la ciudad, con habitacionesfantásticas (que se pagan, claro). Tienevistas al puerto Victoria y un restaurante,el Pierre, en el piso 25, a cargo de PierreGagnaire, con una estrella Michelin.LKF hotel (Wyndham Street, 33; www.hotel-lkf.com.hk). Es un hotel delicioso ados pasos del Soho. Decorado con un toquefuturista, con varios premios de interiorismo.Las habitaciones tienen ventanas muyamplias y colores cálidos. Recomendamossu restaurante.Es matemático. Cuando Julie echa de menos a su familia,los maullidos de su gato o el pie con puré de patata que le hacíasu abuela, se va de compras. Lo mismo que hacía en Londreslos sábados que amanecían nublados y gruñones. Igual que seconocía todas las tiendas del West End, se patea de arriba a abajoQueen's Road, la avenida de los guccis, los versaces y los pradasde Central, el barrio más exclusivo de la isla de Hong Kong.Desde hace cinco años este es su lugar de adopción. Aquí trabaja, vive y sedivierte y, como ella, una gran comunidad internacional empleada en las multinacionales,que apenas pueden oír el incesante murmullo de la península de Kwoloon, adiez minutos en ferry. Es el otro rostro de la ciudad, la urbe asiática vestida con trajede neón, donde aún se celebran mercados de pájaros y las tiendas de electrónicareciben a turistas confundidos, en busca de los gadgets avalados por el made in HongKong.Poco que ver tiene todo esto con Central, que se acerca más a una metrópolis futuristay cuyo epicentro es la estación de metro del mismo nombre. En sus oficinas seamasa la actividad económica y financiera de Hong Kong. Algunos rascacielos de multinacionalesy grandes bancos se comunican por pasadizos aéreos o por grandes hallsa pie de calle (el más representativo es la Torre de la Bolsa) donde se ubican pequeñoscentros comerciales con gimnasios restaurantes o tiendas, donde sus trabajadores–Julie, nuestra cicerone, entre ellos– consumen sus horas libres. Son decenas, pero, yasea de una forma más básica –por su altura–, más bohemia –por el arquitecto que firma–,o de imagen –por los millones de dólares que ha costado– todos quieren diferenciarsedel resto. Algunos ya se han hecho míticos, como el Banco de China que fue unproyecto de I.M Pei, (el arquitecto de la pirámide de cristal del Louvre) o el Banco deShanghay (SBHC), de Norman Foster, que en su día fue el edificio más caro del mundo.Célebre también es el central Plaza que, hasta que se construyeron las Petronas,miró desde arriba a cualquier otro edificio de todo el continente. Aún así, sigue siendoel techo de la ciudad y su sky lobby en el piso 46 continua presumiendo de vistas.Junto a este conjunto de alta costura hecho arquitectura, de repente, doblas unaesquina y te encuentras con algo que no esperas. Así es como nos topamos con elHong Kong Park, un islote verde entre el hormigón, que sirve de bálsamo a ejecutivosque se escapan a la hora de comer a los aviarios o al jardín de feng shui o pasean entresus cascadas y puentes colgantes. Otros van a darse el sí quiero a sus juzgados o a visitarel Flagstaff House Museum, una casa colonial que acoge el museo del té.96