Filosofia_1BGU
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desarrollAMOS<br />
Comenta los siguientes textos<br />
Texto de Platón<br />
Pues bien, querido Glaucón —proseguí—, esta imagen debemos aplicarla enteramente a<br />
lo que antes se dijo. El mundo que aparece a nuestra vista es comparable a la caverna<br />
subterránea, y la luz del fuego que hay en ella al poder del sol. En cuanto a la subida<br />
al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de él, si las comparas con la ascensión<br />
del alma al mundo inteligible no errarás respecto a mi conjetura, ya que deseas<br />
conocerla. Sólo Dios sabe si por ventura es verdadera. Lo que a mí me parece es lo siguiente:<br />
en el límite extremo del mundo inteligible está la idea del bien, que percibimos<br />
con dificultad, pero, una vez contemplada, es necesario concluir que ella es la causa de<br />
todo lo recto y bello que existe; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y<br />
el soberano de ella, en el mundo inteligible es ella misma la soberana y dispensadora de<br />
la verdad y de la inteligencia, y que es necesario que la vea bien quien quiera conducirse<br />
sabiamente tanto en la vida privada como en la pública.<br />
Platón. República, Libro VII.<br />
Texto de Aristóteles<br />
La ciudad es por naturaleza anterior a la casa y a cada uno de nosotros, porque el todo<br />
es necesariamente anterior a la parte; en efecto, destruido el todo, no habrá pie ni mano,<br />
a no ser equívocamente, como se puede llamar mano a una piedra; una mano muerta<br />
será algo semejante. Todas las cosas se definen por su función y sus facultades, y cuando<br />
estas dejan de ser lo que eran no se debe decir que las cosas son las mismas, sino del<br />
mismo nombre. Es evidente, pues, que la ciudad es por naturaleza y anterior al individuo,<br />
porque si el individuo separado no se basta a sí mismo será semejante a las demás partes<br />
en relación con el todo, y el que no puede vivir en sociedad, o no necesita nada por su<br />
propia suficiencia, no es miembro de la ciudad, sino una bestia o un dios.<br />
Aristóteles, Política, libro I, Capítulo 2.<br />
(2016). Iesgayanuno.centros.educa.jcyl.es. Rescatado el 18 de julio de 2016, desde<br />
http://goo.gl/ykpJzM<br />
Prohibida su reproducción<br />
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