Revista Planetas prohibidos - N°15
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror. «Este número de Planetas Prohibidos© Año 6, se terminó de editar el dia 30 de diciembre de 2017». CONSEJO DE DIRECCIÓN Jorge Vilches, Lino Moinelo, Guillermo de la Peña y Marta Martínez EDICIÓN Y CORRECCIÓN J. Javier Arnau William E. Fleming MAQUETACIÓN Y DISEÑO James Crawford Publishing.
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror.
«Este número de
Planetas Prohibidos© Año 6,
se terminó de editar
el dia 30 de diciembre de 2017».
CONSEJO DE DIRECCIÓN
Jorge Vilches, Lino Moinelo,
Guillermo de la Peña y Marta Martínez
EDICIÓN Y CORRECCIÓN
J. Javier Arnau
William E. Fleming
MAQUETACIÓN Y DISEÑO
James Crawford Publishing.
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al Traditólogo, junto a Marthya. Le pareció más bajo de lo que había supuesto.<br />
Vestía de algún color indefinible, a la vez oscuro y llameante. Su nuca era de<br />
yeso y su pelo, negro por completo. Por lo demás, se dijo Bekker con acida<br />
ironía, no se diferenciaba gran cosa de un humano: de cada mano le brotaban<br />
cinco dedos, y se paraba sobre dos piernas. No tenía garras ni cola visibles.<br />
El rigeliano se volvió en ese instante, y Bekker reprimió con dificultad<br />
un salto. No por la vista de las pequeñas antenas que se erguían a los lados<br />
de la anchísima frente. Estaba preparado para ellas. Pero lo que jamás habría<br />
podido imaginar era el aspecto real de aquellos ojos. En ellos se abría, nítida y<br />
cruelmente, la anchura del Abismo. Aquellos ojos no pertenecían a los hombres.<br />
Punto.<br />
—Marthya... —gimió el ser entero de Mann Bekker.<br />
Aquellos ojos ajenos giraban hacia la mujer... y se detenían allí.<br />
TRES<br />
Fue al día siguiente cuando Mann Bekker lo advirtió por primera vez.<br />
—Qué tal, Mann —le saludó Marthya al entrar agitando los papeles sobre<br />
la mesa del traditólogo.<br />
—Marthya... ¿cómo estás?<br />
Lo dijo por fórmula. Pero las mismas palabras se le metieron como termitas<br />
dentro del cerebro y crearon aquella idea, vaga al principio, más y más definida<br />
(y más siniestra) luego. ¿Cómo estaba ella?<br />
—Te quería agradecer que hubieses venido a la fiesta...<br />
(¿Se lo imaginaba, o de verdad estaba muy pálida?)<br />
—Pero qué frío tienes esto, Mann... —ella sonreía, pero cruzaba los brazos<br />
sobre el pecho y se estremecía.<br />
Bekker articuló:<br />
—¿Frío? ¡Pero si puse la calefacción a veinticinco grados!<br />
Ella se sentó, exhibiendo una leve sonrisa de excusa.<br />
—Debo de estar un poco enferma. Desde anoche no me siento bien.<br />
—¿Cómo? ¿Por qué? —Sintió un trozo de hielo muy adentro.<br />
—Un decaimiento, creo. Ya pasará.<br />
La pregunta que hizo entonces Bekker se la dictó la intención de distraer<br />
a la joven... ¿O acaso habría sido —pensó mucho después— algún oscuro instinto<br />
premonitorio?<br />
—¿Y tu boda, Marthya?<br />
La luminosa sonrisa le abofeteó en la cara.<br />
—Pronto, Mann... Cuando Fomalhaut esté en oposición con Gheera, de<br />
la Quincua-gésima Galaxia. Entonces Lhoun podrá casarse.<br />
—¿Y eso...?<br />
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