Revista Planetas prohibidos - N°15
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror. «Este número de Planetas Prohibidos© Año 6, se terminó de editar el dia 30 de diciembre de 2017». CONSEJO DE DIRECCIÓN Jorge Vilches, Lino Moinelo, Guillermo de la Peña y Marta Martínez EDICIÓN Y CORRECCIÓN J. Javier Arnau William E. Fleming MAQUETACIÓN Y DISEÑO James Crawford Publishing.
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror.
«Este número de
Planetas Prohibidos© Año 6,
se terminó de editar
el dia 30 de diciembre de 2017».
CONSEJO DE DIRECCIÓN
Jorge Vilches, Lino Moinelo,
Guillermo de la Peña y Marta Martínez
EDICIÓN Y CORRECCIÓN
J. Javier Arnau
William E. Fleming
MAQUETACIÓN Y DISEÑO
James Crawford Publishing.
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Miró hacia el frente, a los niños con aros bajo lluvia de otoño, a la plaza de<br />
arena pisada, a los chorros de agua fresca llevados por el viento. Y supo que su<br />
sitio no era éste. Miró a las casas de una planta con facciones blanqueadas, a<br />
las viejas de rodillas lavando en el río, a los hombres que volvían a caballo de<br />
labrar los campos, con un sol enorme y rojizo muriendo a su espalda.<br />
Sol de sangre.<br />
Manos de sangre.<br />
El sol moría como murió Josito, con un balazo atravesando su pecho, y<br />
anegando en sangre la llanura castellana. Castila es ancha y plana como el pecho<br />
de un varón. Como un pecho ensangrentado que no quiere morirse, pero<br />
que ya no sabe volver a respirar. De pulmones sin aire que nadan en pleuras<br />
rotas. De espuma rojiza en los labios. De guerra.<br />
Los niños corrían entre bandadas de palomas, asustando a las niñas al pasar,<br />
provocando chillidos de falso miedo y revolotear de faldas plisadas. La infancia<br />
es la mejor edad del mundo, cuando tu pueblo abarca todo el universo, y la<br />
única preocupación es no perder a las chapas. Josito había sido el portero hasta<br />
que llegaron al Examen de Reválida, y nunca fue malo. Se cargó el ventanal<br />
del señor Enrique en sexto, y le dieron una buena zurra, pero aparte de eso no<br />
había dado chismes al pueblo hasta que dejó embarazada a la hija de Martínez,<br />
y tuvieron que casarlos en secreto.<br />
Quizá el niño fuera uno de éstos, ajeno a la maldad del mundo, centrado<br />
en jugar a la pelota y capturar insectos. Ignorante de lo que significa de verdad<br />
el miedo, de cuánto se puede perder en una sola guardia en trincheras. No hay<br />
mayor valor en toda la faz de este mundo que poder conservar la inocencia,<br />
porque tal parece que todos están deseando arrebatarla, y nunca vuelve.<br />
Caminó confuso entre callejas que eran todas iguales, intentando sin remedio<br />
pescar las agudas memorias que le rehuían, como peces que saltan del cesto<br />
para no ser pescado. Sus recuerdos eran una espesa cortina de niebla, enturbiados<br />
por años de gritos agónicos y estrategias de combate, por pies con llagas<br />
de nieve y la humedad en tus huesos. Josito había vivido en estas calles, había<br />
reído y bebido cerveza con esta gente, había tenido una vida, pero no lograba<br />
encontrar exactamente dónde. Todas las malditas casas eran exactamente iguales,<br />
las fachadas de cal, la ventana y la puerta. Un patio interior donde guardar<br />
aperos, y una vida hacia fuera pretendidamente digna.<br />
Y no era una vida mala, sí sufrida, sí peleada contra una tierra seca donde<br />
las plantas no quieren crecer. Una vida de gachas para todos, en una sartén con<br />
patas en el suelo, y a mojar pan. Y luego vete a arar un campo negro como la<br />
maldad de los hombres, y riégalo con tu sudor, y abona tus sueños, consciente<br />
de que ni uno solo de ellos habrá de cumplirse. De que estás tan atrapado<br />
como las mulas al yugo.<br />
Pero es una vida buena, y honrada, de seres que no tienen que bajar la cabeza<br />
ante nadie, de aceituneros altivos y cebollas de escarcha. No hay mayores<br />
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