Revista Planetas prohibidos - N°15
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror. «Este número de Planetas Prohibidos© Año 6, se terminó de editar el dia 30 de diciembre de 2017». CONSEJO DE DIRECCIÓN Jorge Vilches, Lino Moinelo, Guillermo de la Peña y Marta Martínez EDICIÓN Y CORRECCIÓN J. Javier Arnau William E. Fleming MAQUETACIÓN Y DISEÑO James Crawford Publishing.
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror.
«Este número de
Planetas Prohibidos© Año 6,
se terminó de editar
el dia 30 de diciembre de 2017».
CONSEJO DE DIRECCIÓN
Jorge Vilches, Lino Moinelo,
Guillermo de la Peña y Marta Martínez
EDICIÓN Y CORRECCIÓN
J. Javier Arnau
William E. Fleming
MAQUETACIÓN Y DISEÑO
James Crawford Publishing.
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—Dios, Dios, ¡Dios!<br />
Miró a través del techo. Las estrellas guiñaban desde lo remoto, inmutables<br />
al parecer. Pero Bekker sabía que en algún lugar de aquella bóveda infinita dos<br />
puntos luminosos se movían y en algún momento estarían en oposición.<br />
—Fomalhaut, Gheera...<br />
Pero entre tanto... Entre tanto, Marthya y Lhoun no podrían unirse. Y Bekker<br />
recordó el fuego negro, más y más ardiente.<br />
—Es la violencia de su deseo lo que la está matando. Es su espantosa mente<br />
lo que la está... devorando.<br />
Y el decirlo en voz alta le hizo bien. Rompió los últimos velos de su racionalidad.<br />
No se equivocaba... Ahora era preciso pensar en un remedio.<br />
SIETE<br />
No hizo caso de la cinta rodante; no estaba de humor.<br />
Su calzado plástico tableteaba contra el suelo de metal a ritmo uniforme,<br />
el vaivén de sus brazos agitaba el aire del pasillo.<br />
Dentro ya del Palacio de Gobierno, Bekker dudó un instante sobre la conveniencia<br />
de intentar hablar primero con el gobernador. Desistió de ello, sin<br />
embargo, porque conocía el natural eminentemente político de Julo. «¿Está<br />
loco? ¿Y las relaciones interestatales? ¿Se da cuenta de la catástrofe que podría<br />
provocar? Estamos en la cuerda floja, muchacho, y usted... Por otra parte (y<br />
aquí hablaría el sólido sentido práctico del gober-nador) lo que usted sostiene<br />
es absurdo... ¡Creo que sus lecturas le están afectando al cerebro, Bekker!»...<br />
Caminando con mayor rapidez, Bekker no pudo dejar de preguntarse hasta<br />
dónde estaría loco, en verdad. Porque para él se perfilaba una sola eternidad:<br />
Marthya. El resto —política internacional inclusive— era eventualidades confusas<br />
que nada significaban.<br />
Consiguió que le condujeran a la presencia del enviado de Goohrk. Tenía<br />
conciencia de su lividez y de la inseguridad de sus piernas, pero esperó que<br />
nadie más lo notase.<br />
Cambiadas las frases de ritual, a solas con el rigeliano, habló fríamente, directamen-te,<br />
desnudando su pensamiento de hojarascas verbales.<br />
—Marthya se muere —afirmó en tono duro—, y yo conozco la razón.<br />
Lhoun irguió la amplia frente. Un fulgor apagado y melancólico le tembló<br />
en los ojos cavernosos.<br />
—Es verdad —murmuró dolorosamente—, pero no puedo hacer nada.<br />
Mann Bekker sintió el frío del sudor en las sienes.<br />
—Me lo imaginaba. Y tampoco serviría de nada que usted se alejara, ¿verdad?<br />
El goohrko movió la cabeza de yeso.<br />
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