Revista Planetas prohibidos - N°15
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror. «Este número de Planetas Prohibidos© Año 6, se terminó de editar el dia 30 de diciembre de 2017». CONSEJO DE DIRECCIÓN Jorge Vilches, Lino Moinelo, Guillermo de la Peña y Marta Martínez EDICIÓN Y CORRECCIÓN J. Javier Arnau William E. Fleming MAQUETACIÓN Y DISEÑO James Crawford Publishing.
Revista de ciencia-ficción, fantasía y terror.
«Este número de
Planetas Prohibidos© Año 6,
se terminó de editar
el dia 30 de diciembre de 2017».
CONSEJO DE DIRECCIÓN
Jorge Vilches, Lino Moinelo,
Guillermo de la Peña y Marta Martínez
EDICIÓN Y CORRECCIÓN
J. Javier Arnau
William E. Fleming
MAQUETACIÓN Y DISEÑO
James Crawford Publishing.
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—Marthya.<br />
La joven se apartó.<br />
—¿Qué...?<br />
—Ojalá no hubieses hecho eso.<br />
—Mann... —Se produjo un prolongado silencio; luego—: Entonces, tú...<br />
—Sí.<br />
—Desde... ¿desde cuándo, Mann?<br />
—No me acuerdo de cuándo empezó; mira si será cosa vieja, ¿no?<br />
—Oh, Mann...<br />
—¿No es para morirse de risa?<br />
De pronto Bekker pareció transfigurarse. Se puso de pie, derribando una<br />
pila de libros, y sus dedos estrujaron la muñeca de la mujer.<br />
—¡No te cases con él! ¡Por lo que más quieras..., detente!<br />
Marthya se desasió con suave firmeza.<br />
—Él es lo que más quiero, Mann.<br />
—¡Piensa lo que haces! ¡Piensa lo que es!<br />
Los ojos de ella se impusieron a las tinieblas.<br />
—¡Cállate! ¡No vuelvas a decir eso jamás!<br />
—Yo...<br />
—Le amo con todo mi corazón, y él a mí. No importa la diferencia de<br />
razas. Yo sé que nos queremos. No me vuelvas a hablar así.<br />
Algo hundió los hombros del Traditólogo.<br />
—Como tú quieras... Siempre como tú quieras, Marthya.<br />
La chica le oprimió una mano entre las suyas, tibias y blandas.<br />
—Gracias, Mann.<br />
La helada brisa agitó el follaje, afuera. Por el cielorraso transparente penetraba<br />
la luz de las tres lunas. Casi en el cenit, fulgía una enorme estrella blanca.<br />
—¿Vas a venir a la fiesta, Mann?<br />
Fue como si le clavasen agujas de vidrio en el alma.<br />
—Iré —dijo.<br />
DOS<br />
El vasto salón del Palacio de Gobierno relucía en la lujuria cromática de ropajes<br />
y mosaicos encerados. Las luces ardían con blancura deslumbradora.<br />
Mann Bekker no veía más que a Marthya. A Marthya, vestida de blanco,<br />
dorada, rosada, suavemente radiante entre brillos duros que herían la vista.<br />
Como solamente ella podía fulgir.<br />
Y entonces Bekker divisó al rigeliano.<br />
Al igual que la mayoría de los neoterranos de postguerra, él nunca había<br />
tenido la oportunidad de ver de cerca a un goohrko. Lhoun estaba de espaldas<br />
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