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LA RELIGION DEL OPTIMISMO
En la fe cristiana todo es positivo y optimista desde la cruz de Cristo,
: je contiene el sublime signo positivo (+) de la redención, hasta la esperanza
dada por Dios, que enciende el optimismo frente a las mayores pruebas
la vida.
Sin embargo, no se trata de hacer del optimismo una religión, sino de
profesar la religión de Cristo para disfrutar de optimismo En una cárcel había
jos presos que siempre se quejaban,
í empre tenían sombría el alma, siem-
: re eran hostiles con sus compañeros,
: empre destilaban la amargura de su
rjlpa . Hasta que un día uno de ellos
' o muestras de un cambio interior...
Sí, uno de los dos presos dejó de
quejarse, comenzó a esbozar alguna
esporádica sonrisa, y pareció vencer
su amargo remordimiento ¿Qué había
ocurrido en este condenado? ¿A
qué se debía su cambio? ¡Había nac¡
do la fe en su corazón! Su resentido
compañero siguió como siempre
Pero este otro era una nueva persona
Su mirada eja I Ite. Y diferentes
también eran sus palabras,
sus actitudes, su comportamiento y
sus planes para el futuro
• Como llave maestra que
abre la puerta de las bendiciones
divinas, la fe le abrió
un nuevo camino a este preso.
Así actúa la religión de
Cristo cuando inunda el corazón.
Se produce la conversión dei
alma, el renacimiento del espíritu y
la transformación de todo el ser Y
en esa vida nueva nacen la alegría,
la gratitud, el amor y el optimismo
radiante que provienen de Dios.
*
Así puede medirse la excelencia de la fe cristiana, en contraste
con las ilusiones vanas que puedan ofrecernos los hombres:
i Miro y escucho a los hombres, y a menudo termino en decepción.
Miro a Cristo y sigo su Palabra, y mi espíritu se eleva.
* Miro a los hombres, y sus acciones me entristecen.
Miro a Cristo, y mi alma se enciende de contentamiento.
Miro a los hombres, y rechazo su vil egoísmo.
Miro a Cristo, y me conmueve la profundidad de su amor por mi.
* Miro a los hombres, y noto cuánto fracasan.
Miro a Cristo, y descubro el verdadero secreto del éxito.
Miro a los hombres, y veo en ellos el dominio del pecado.
Miro a Cristo, y recibo la salvación gratuita que él ofrece.
1 Miro a los hombres, y tiendo a ser pesimista.
Miro a Cristo, y él me infunde una mente positiva y un cora2ón optimista.
La esencia sustentadora 107