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6. Enrique Chaij. Como vivir con optimismo

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Todos tenemos tentaciones de diversa índole Y ante ellas podemos ce-

:er o caer, para luego sufrirel trance amargo de la derrota. Pero esta prome*

-a. afirma que Dios no permitirá que seamos tentados más allá de nuestra

capacidad para resistir ¡Qué promesa más estimulantel

¿Cuáles son tus tentaciones más

''ecuentes?<;EI alcohol, el tabaco, la

:roga, el sexo descontrolado o los

jegos de azar? ¿O tal vez el orguo,

el egoísmo, la envidia e, incluso,

= pesimismo? No importa cuánto

:-jieran dominarte estas u otras tentaciones,

la promesa es clara ¡Dios

re ayudará a vencer>¡El te mostrará

- camino de salida! No hay tentaron

que sea más fuerte que Dios

3ídele entonces su ayuda, y el tentador

huirá de tu lado.

A s .

5. “Y sabemos que a los que cidían en que la obra era perfecta

aman a Dios, todas las cosas les ayudan

a bien” (Romanos 8.28). El éxito

está asegurado para quienes aman a

Dios y hacen su divina voluntad ¿No

te despierta esperanza y optimismo

esta promesa?

Pero aquí hay una condición,

como ocurre con muchas otras promesas

de la Escritura: el Señor hará

que siempre nos vaya bien, si tenemos

amor hacia él Por eso, ante

Pero ante los elogios que recibía,

Doré comentaba "Podría haberlo

pintado mejor si lo hubiera amado

más” Y su comentario, ¿no podría

aplicarse también a nuestra experiencia?

1Cuánto mejor podría irnos

en todos los órdenes de la vida, si

amáramos más a nuestro Padre celestial!

¿No te parece?

Este amor a Dios incluye fidelidad

y obediencia a él, amistad

cualquier actividad o emprendi- con éi, y dependencia de su poder

miento que iniciemos, nuestra gran

pregunta deberla ser "¿Amo a Dios

de verdad?¿Soy un buen hi|o (o hija)

suyo?” Si la respuesta es positiva, el

resto queda en las manos de Dios él

hará que todo lo que realicemos termine

exitosamente

El célebre pintor Gustave Doré

había pintado la figura de Cristo

Y todos -amigos y extraños- coin­

divino. Es decir, el verdadero amor^

a Dios es mucho más que un mero

sentimiento. Es una actitud del espíritu.

Es la voluntad humana que se

pliega a la voluntad divina. Y como

resultado de ello, todo redunda para

nuestro bien, aunque se trate de al

guna dificultad ¡Conserva esta alentadora

promesa en tu corazón, y te

llenarás de gozoso optimismo!

Estímulos que renuevan e! corazón 119

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