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EN BUSCA DE OPTIMISMO
Una señorita de veinte años me contaba, en una carta, que por naturaleza
era "negativa, pesimista, indecisa y aburrida” Y, luego de mencionar
algunos de los resultados de tal manera de ser, la muchacha preguntaba:
“¿Valdrá la pena vivir así? ¿Cómo debería enfrentar la vida para sentirme
mejor?" Y añadía “Dios tendrá que
hacer un milagro para cambiarme,
pero yo no creo en los milagros"
Esta buena chica sabía que de*
bia cambiar para ser feliz. Pero, en
su pesimismo y su pensamiento negativo,
estaba cerrada, incluso a la
posibilidad de recibir alguna ayuda
de parte de Dios. Y, con semejante
mentalidad descreída, estaba estancada
y abatida.
Finalmente, sin otra salida a la
vista, la muchacha probó el camino
de la oración Al principio le costó
hablar con Dios, porque nunca lo
había hecho. Pero, día tras día le
fue abriendo su corazón a Dios, y
fue recibiendo la fuerza espiritual
que tanto necesitaba. Entonces
comprendió el valor de la oración.
Supo que Dios escucha y responde
Su rostro se iluminó, y su corazón se
fue llenando de optimismo
Si alguna vez el pesimismo ensombreció
tu alma, no te eches a la
mentar tu suerte ni te dejes aplastar
por la adversidad. Dios siempre tiene
una solución para nuestros males
¡Con él, es posible desarrollar el op
timismo en el corazón? Con su ayuda
divina, lo negativo puede volverse
positivo Asi oraba cierta noche ur
hombre que anhelaba ser optimista
Señor, esta mañana me ha ocurrido algo extraño en mi trabajo. Tuve que
dar una opinión y, al terminar de hablar,; mis compañeros me tildaron de
p e sim ista M e dolió esa acusación; pero no dije nada. Y más tarde, en la
soledad de mi oficina, reconocí que mis compañeros tenían razón. Es verdad,
Señor, soy pesimista. Comprendo que en mi hogar provoco inconvenientes
en la convivencia, por causa de mi mentalidad negativa.
Dios mío, en el silencio de la noche, mientras mi familia descansa, me
acerco a ti reconociendo mi necesidad. Te ruego que me ayudes a tener
una mente positiva, y a ver las cosas buenas que me rodean. Que sepa
valorar las ideas ajenas, para apoyarlas si son buenas y constructivas.
Despierta en m í la alegría de vivir. Pon en mis labios solo palabras agradables
y alentadoras. Con lo que me pasó esta mañana, de haber sido
tildado de “pesimista” reconozco que debo cambiar.
Señor, ¡hazme una persona optimista! Y que mañana, al regresar a mi tic
bajo, pueda mostrar ante mis compañeros el nuevo rostro de mi alrnz
y hasta pueda ayudar a algún pesimista que todavía haya en el grupc 1
¡Muchas, muchas gracias por este milagro que harás en mí! Amén.
134 Capítulo 11