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3. Seguirlo sin vacilar. Así procedieron los discípulos de ayer. Cuando el
Maestro los invitó a seguirlo, ellos no vacilaron. Acerca de Pedro y su
hermano Andrés, se nos dice que "en el acto, ellos dejaron las redes, y lo
siguieron" (S. Mateo 4:20). Y, acerca de Santiago y Juan, luego de recibir la
invitación del Señor, "ellos dejaron al instante la barca y a su padre, y lo
siguieron” (S. Mateo 4:22).
Ninguno de ellos dudó, ni pidió tiempo para pensarlo más detenidamente
Comprendieron que la invitación era de carácter superior Estuvje
ron dispuestos a correr el riesgo Y el tiempo les demostró sobradamente
que no se hablan equivocado Como seguidores y discípulos de Cristo, lueron
leales Y los alcances de su poderosa labor cristiana continúan hasta
hoy, dando nuevo rumbo a millones de corazones necesitados
La antigua invitación del Maestro todavía está en pie Te llega a ti, y me llega
a mí, para que lo sigamos con sin-
ceridad y de todo corazón, ¿A quién
otro podríamos seguir y obtener
iguales resultados? Nada perdemos,
y todo lo ganamos, cuando seguimos
a lesús. nuestro Dios y Redentor, Dile:
Señor, decido seguirte cada día. Que
nada me aparte de ti Hazme feliz a tu
lafio. al seguirte conje^vcon amor.
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4. Seguirlo con fervor. "Ya no dad, y se te dirá lo que debes hacer’
vivo yo, sino que Cristo vive en mi”
(Gálatas 2:20). Quien escribió estas
palabras tuvo que haber sido un seguidor
ferviente de Cristo. Efectivamente,
San Pablo, autor de esta notable
declaración, fue un fervoroso
y consagrado seguidor del Maestro.
Sin embargo, el apóstol no siempre
había sido así, Por el contrario,
en un comienzo, con el nombre de
Saulo, había sido perseguidor de los
cristianos, los había encarcelado y
había dado su voto cuando eran matados
(Hechos 2610, íi). Un ardiente
enemigo de Cristo y temible perseguidor
de los creyentes.,
Pero, inesperadamente, cierto
día Saulo tuvo un vuelco completo
en su vida. Ocupado en su labor
destructiva, estaba en camino a la
ciudad de Damasco Y, cerca de ella,
"de repente lo cercó un resplandor
de luz del cielo, y cayó en tierra, y
oyó una voz que le dijo: Saulo, Saulo,
¿por qué me persigues? Saulo
(Hechos 9:3-6).
Ese día, el cruel perseguidor se
convertía en ferviente seguidor ce
Jesús. Y su cambio fue tan profunc:
que dedicó el resto de su vida a propagar
la fe cristiana, aunque est:
le costara el rechazo y la persecución
de sus antiguos compañeros
Y, si hoy le preguntáramos a Pab¡:
"¿Cómo pudiste cambiar tantor
seguramente él nos diría: “Cuancc
comprendí mi error y sentí la b e
dad de Cristo en mi favor, no puce
resistirme Hoy me gozo porque
fui rebelde a la visión celestial’ (he
chos 26:19). Cuando nos hacemos se
guidores del Señor, él cambia toe:
para bien de nuestra vida”
El fervor de Pablo nunca deca., :
Fue un fiel seguidor de Cristo has-s
su día final. ¡Su obra y su enseñar::
fueron una enorme bendición pe ;
todas las generaciones siguiente:
incluyendo nuestra propia vida1
te agradarla recibir v mmpartir t=preguntó:
¿Quién eres, Señor? Y él
replicó: Yo soy Jesús, a quien tú persigues...
Levántate, entra en la ciuta
bendición como^
seguidor de Jesús?
al ser un no:_-
lapítulo 13