Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
^ El escritor francés Voltaire
(1694-1778) se jactaba canto de su
incredulidad que llegó a decir “Se
necesitaron doce pescadores ignorantes
para establecer el cristianismo
Yo mostraré Que un hombre
solo puede destruirlo totalmente”
« Y Voltaire inició su tarea estructivd
ridiculizando las creencias cristiañas
de Isaac Newton, q_uien había
anticipado que algún día el hombre
sería capaz de viajar a la "enorme”
velocidad de 65 kilómetros por hora.
® Al respecto, Voltaire comentó:
"Miren cómo el cristianismo ha
vuelto tonto a quien fuera un hombre
brillante como Newton*¿Acaso
él no sabe que si una persona viajaa
65 kilómetros por hora se sofocara,
y su corazón se paralizará?”
o ¿Oué diría hoy Voltaire si viviera
en nuestros días? ¡Tal vez sería un
buen cristiano! Tendría una mente
más abierta, y seria más optimista
para aceptar los cambios del progreso.
Lo.cLerto es que, en ja hora de su
agonía, Voltaire abandonó su ateísm
oje pid^óperdón a Dios y exclamó
con gran angustia. ^¡Cristo1 ¡Cristo!”
¡Cuán diferente habría sido su fin, y
cuánto más útil su vida, si hufaigra
seguido a Jesús en fe y en acción’ En
taTcaso, j amás habría dicho lo que
dijo de si mismo “¡Ojalá nunca hubiera
nacido!”
»EÍcasoemblemático de Voltaire
es lección para todos los tiempos
Alejado de Dios, solo se empeñó en
destruir al cristianismo por medio
dé^síí pluma. Pero, salió peTdedor
Su literatura atea y destructiva no
ayudó a nadie, ni siquiera a él mismo
¡Toda una vida dediciHáTTTna
tarea inútil1Solo cuando agonizaba ¿
reconoció su triste error y atinó a seguir
al Maestro Luchar contra Dios
es siempre un esfuerzo pesimista y
negativo, que termina inexorablemente
en fracaso y derrota #¿Acaso
no sabías esto, Voltaire? ¿O pensabas
ganarle a Dios, e imponer tu estrecho
descreimiento?
Seguir a Cristo es vivir la mejor
clase de optimismo y felicidad. Es
transitar el camino que conduce al
bienestar interior y a la vida eterna
¿Cómo, entonces, seguir cualquier
otro camino, sin garantía de un final
feliz?