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6. Enrique Chaij. Como vivir con optimismo

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ra un joven distinguido y respetado en la sociedad. Tenia sinceras

( inquietudes espirituales Pero la religión de sus días lo mantenía insatisfecho

y disconforme, y no sabía cómo llenar el vacío de su co­

— razón Y, mientras albergaba sus sentimientos encontrados de búsqueda

y decepción, cierto día oyó hablar acerca del gran Maestro, quien era

seguido y escuchado por las multitudes.

Entonces, el joven se dijo a si mismo "Yo necesito ver al Maestro, quisiera

conversar con él para que despeje mis dudas religiosas” Y un día, cuando

Jesús pasaba por el lugar, el joven fue corriendo y se arrodilló delante de

él, y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?"

Entonces Jesús lo miró con amor, y le dijo: “Una cosa te falta, ve, vende todo

lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo Luego ven, y

sígueme" (S. Marcos 1017-21).

Jesús le propuso al joven un

extraordinario cambio de vida En

reemplazo de su prestigio social y su

dinero, le ofreció un camino de excelencia

junto a él. Esto significaría

aparentemente una pérdida, pero

con el tiempo sería la mayor ganancia

para la vida del joven Sin embargo,

él prefirió seguir su propio camijto.

Se sintió atraído por Cristo, pero

su pronunciado materialismo lo llevó

a desoír la invitación del Maestro

El final del relato dice que el joven,

“al oír esto, se apenó, y se fue triste,

porque tenia muchas posesiones”

(S. Marcos 10:22). JMunca más se supo

algo acerca de él. Habrá muerto con

su dinero acumulado, pero con su

alma vacía, porque había rechazado

al Único que podía llenársela ¡Perdió

así el privilegio de ser un distinguido

seguidor y discípulo de Cristo!

(Cuántos hoy se parecen al joven

de la historia! Buscan llenar su

vida interior con algo sustancial y

profundo Y, cuando Dios se lo ofrece,

se muestran negativos e indiferentes.

Pierden su gran oportunidad

por causa del materialismo, el placer

egoísta, o la frivolidad que los

envuelve. Con el tiempo, descubren

que se han quedado sin Dios y, polo

tanto, sin los goces genuinos que

tanto anhelaban para sí mismos

Jesucristo no ha cambiado “Si

gueme”: el eco de su antigua invita

ción continúa resonando hasta ho>

Pero, curiosamente, los pretextos >

las excusas de ayer todavía pers í

ten. Algunos se aferran tanto a sus

bienes materiales que repiten ;

triste reacción del joven rico. Otro;

dicen: “Soy muy joven todavía par;

seguirá lesús...QuierodislrütaTdé ¿

vida antes de pensar en Dios" Y lo;

tales olvidan que la juventud mai

completa y dichosa es la quej e vi.e

junto a Dios mediante la fe en él.

152 Capitulo 13

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