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POR AMOR A SU PUEBLO
9 Un decreto de muerte pesaba sobre todo el pueblo judío, esparcido en
el vasto territorio medopersa. Amán, príncipe privilegiado de la corte, había
inducido al rey Asuero a que firmara ese malvado decreto Y el rey ingenuamente
lo firmó, creyendo que se trataba de una medida buena y razonable.
Pero la decisión no era ni buena ni razonable Estaba basada en el engaño
que el perverso Amán había tramado contra los judíos Pero el decreto
ya estaba firmado, y nadie podría
cambiarlo La orden ya se había enviado
a las 127 provincias del imperio,
en las diversas lenguas que se
hablaba en ellas, desde la India hasta
Etiopia En el día 13 del duodécimo
mes, todos los judíos -Jóvenes y
viejos, mujeres y niños- debían ser
exterminados y despojados de sus
bienes
* Sin embargo, brillaba una pequeña
luz de esperanza Por aquellos
días, Ester acababa de ser elegida
reina del imperio Asuero la había
preferido a ella por encima de las
otras postulantes, sin saber que ella
era de origen judío. Y cuando Ester
supo del terrible edicto de muerte
contra sus hermanos de raza, según
se lo había contado sigilosamente
su primo Mardoqueo, ella entendió
que debía intervenir para salvar a su
pueblo Pero, ¿cómo podría interceder
delante del rey, si hacia un mes
que no era citada por él? Y presentarse
delante del rey sin ser llamada
era un delito digno de muerte.
¿Qué hizo entonces la reina Ester?
NcTse desesperó^ ni se~abaTfg
Hizo algo más inteligente: le pidió
a Mardoqueo que reuniera a todos
los judíos de la ciudad para que
oraran a Dios en favor de ella. Y ella
misma prometió hacer otro tanto
en compañía de sus doncellas
cortesanas. Luego añadió “Entonces
iré a ver al rey, aunque no sea
conforme a la ley Y si perezco, que
perezca” Tal fue el gesto de valor y
optimismo de la rema.
« Sintetizando esta fascinante
historia del libro bíblico de Ester,
recordemos que Dios salvó a tiempo
al pueblo amenazado de muerte,
utilizando la valiente intervención
de la reina El fatal edicto fue revocado
y la matanza programada
quedó sin efecto El pueblo siguió
viviendo con tranquilidad, y el mal»*
vado Amán fue colgado en la horca.