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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

caute<strong>los</strong>amente; el<strong>los</strong> entraron y Otro, invisible, entró con el<strong>los</strong>. Luego la puerta se volvió<br />

a cerrar, para impedir la entrada <strong>de</strong> espías. {VAAn 221.3}<br />

Los viajeros encontraron a todos sorprendidos y excitados. Las voces <strong>de</strong> <strong>los</strong> que estaban<br />

en la pieza estallaron en agra<strong>de</strong>cimiento y alabanza diciendo: “Ha resucitado el Señor<br />

verda<strong>de</strong>ramente, y ha aparecido a Simón”. Entonces <strong>los</strong> dos viajeros... contaron la historia<br />

maravil<strong>los</strong>a <strong>de</strong> cómo Jesús se les apareció. Apenas acabado su relato... vieron otra persona<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> sí... Oyeron entonces una voz que no era otra que la <strong>de</strong> su Maestro... {VAAn<br />

222.1} “Entonces, espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu. Pero él les<br />

dijo: ¿Por qué estáis turbados, y vienen a vuestro corazón estos pensamientos? Mirad mis<br />

manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni<br />

huesos, como veis que yo tengo. Y diciendo esto, les mostró las manos y <strong>los</strong> pies”. Lucas<br />

24:33-<br />

40.—El Deseado <strong>de</strong> Todas las Gentes, 743-744. {VAAn 222.2}<br />

Unos cuantos <strong>de</strong> <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> hicieron entonces <strong>de</strong>l familiar aposento alto su morada<br />

temporal, y a la noche se reunían todos, excepto Tomás. Una noche, Tomás resolvió<br />

reunirse con <strong>los</strong> <strong>de</strong>más... Mientras <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> estaban cenando, hablaban <strong>de</strong> las<br />

evi<strong>de</strong>ncias que Cristo les había dado en las profecías. Entonces “llegó Jesús, estando las<br />

puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros”. {VAAn 222.3}<br />

Volviéndose hacia Tomás dijo: “Pon aquí tu <strong>de</strong>do, y mira mis manos; y acerca tu mano,<br />

y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente”... [Tomás] no <strong>de</strong>seaba otra<br />

prueba. Su corazón palpitó <strong>de</strong> gozo, y se echó a <strong>los</strong> pies <strong>de</strong> Jesús clamando: “¡Señor mío,<br />

y Dios mío!” Juan 20:26-28.—El Deseado <strong>de</strong> Todas las Gentes, 747-748. {VAAn 222.4}<br />

Jesús había citado a sus discípu<strong>los</strong> a una reunión con él en Galilea; y poco <strong>de</strong>spués que<br />

terminara la semana <strong>de</strong> Pascua, el<strong>los</strong> dirigieron sus pasos hacia allá... Siete <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

discípu<strong>los</strong> estaban juntos. Iban vestidos con el humil<strong>de</strong> atavío <strong>de</strong> <strong>los</strong> pescadores...<br />

Trabajaron toda la noche sin éxito... Mientras tanto un observador solitario, invisible, <strong>los</strong><br />

seguía con <strong>los</strong> ojos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la orilla. Al fin amaneció... y <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> vieron <strong>de</strong> pie sobre<br />

la playa a un extraño..Juan reconoció al extraño, y le dijo a Pedro: “¡Es el Señor!”—El<br />

Deseado <strong>de</strong> Todas las Gentes, 749-750. {VAAn 223.1}<br />

En una montaña <strong>de</strong> Galilea se realizó una reunión, en la cual se congregaron todos <strong>los</strong><br />

creyentes que pudieron ser llamados... Al momento fijado, como quinientos creyentes se<br />

habían reunido en grupitos en la la<strong>de</strong>ra <strong>de</strong> la montaña, ansiosos <strong>de</strong> apren<strong>de</strong>r todo lo que<br />

podían <strong>de</strong> <strong>los</strong> que habían visto a Cristo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su resurrección... De repente Jesús se<br />

presentó en medio <strong>de</strong> el<strong>los</strong>. Nadie podía <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> dón<strong>de</strong> ni cómo había venido... Ahora<br />

<strong>de</strong>claró que “toda potestad” le era dada. Sus palabras elevaron <strong>los</strong> espíritus <strong>de</strong> sus oyentes<br />

por encima <strong>de</strong> las cosas terrenales y temporales hasta las celestiales y eternas.—El<br />

Deseado <strong>de</strong> Todas las Gentes, 757-758. {VAAn 223.2}<br />

Por cuarenta días Cristo permaneció en la tierra, preparando a <strong>los</strong> discípu<strong>los</strong> para la<br />

obra que tenían por <strong>de</strong>lante, y explicándoles lo que hasta entonces habían sido incapaces<br />

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