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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

setenta años <strong>de</strong> cautiverio, predichos por Jeremías, y <strong>los</strong> dos mil trescientos años que,<br />

según oyó en visión, el visitante celestial anunciaba como habiendo <strong>de</strong> transcurrir antes<br />

<strong>de</strong> la purificación <strong>de</strong>l santuario. El ángel Gabriel le dio una interpretación parcial; pero<br />

cuando el profeta oyó las palabras: “La visión... es para muchos días”, se <strong>de</strong>smayó...<br />

{VAAn 146.2}<br />

Todavía preocupado acerca <strong>de</strong> Israel, Daniel estudió nuevamente las profecías <strong>de</strong><br />

Jeremías. Estas eran muy claras... {VAAn 147.1}<br />

Con una fe fundada en la segura palabra profética, Daniel rogó al Señor que estas<br />

promesas se cumpliesen prestamente.—La Historia <strong>de</strong> Profetas y Reyes, 405-406. {VAAn<br />

147.2}<br />

Mientras Daniel aún estaba orando, el ángel Gabriel viajó prestamente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las cortes<br />

celestiales para <strong>de</strong>cirle que su oración había sido escuchada y contestada. Este po<strong>de</strong>roso<br />

ángel había sido comisionado para darle entendimiento; para abrir ante él <strong>los</strong> misterios <strong>de</strong>l<br />

futuro. Daniel <strong>de</strong>seaba fervientemente conocer y enten<strong>de</strong>r la verdad, e inmediatamente fue<br />

puesto en comunicación con el mensajero <strong>de</strong>l cielo.—The Review and Herald, 8 <strong>de</strong> febrero<br />

<strong>de</strong> 1881. {VAAn 147.3}<br />

Aun antes <strong>de</strong> que Daniel finalizara su súplica ante Dios, Gabriel se presentó ante él otra<br />

vez. El ángel hizo referencia a la visión que le había sido dada antes <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong><br />

Belsasar y la caída <strong>de</strong> Babilonia, y le dio <strong>de</strong>talles acerca <strong>de</strong> las setenta semanas.—The<br />

Review and Herald, 21 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1907. {VAAn 147.4}<br />

La lucha por el control <strong>de</strong> <strong>los</strong> reyes <strong>de</strong> Persia<br />

Los instrumentos celestiales tienen que luchar con obstácu<strong>los</strong> antes <strong>de</strong> que a su tiempo<br />

se cumpla el propósito <strong>de</strong> Dios. El rey <strong>de</strong> Persia estaba dominado por el más po<strong>de</strong>roso <strong>de</strong><br />

todos <strong>los</strong> ángeles ma<strong>los</strong>. Como Faraón, rehusaba obe<strong>de</strong>cer la palabra <strong>de</strong>l Señor. Gabriel<br />

<strong>de</strong>claró: Se me opuso [Satanás] durante veintiún días mediante sus acusaciones contra <strong>los</strong><br />

judíos. Pero Miguel vino en su ayuda, y entonces permaneció con <strong>los</strong> reyes <strong>de</strong> Persia,<br />

manteniendo dominados <strong>los</strong> po<strong>de</strong>res, dando buenos consejos en oposición a <strong>los</strong> ma<strong>los</strong><br />

consejos.—Comentario Bíblico Adventista 4:1194. {VAAn 148.1}<br />

El monarca persa había resistido las impresiones <strong>de</strong>l Espíritu <strong>de</strong> Dios durante las tres<br />

semanas en las que Daniel había estado ayunando y orando. Pero el príncipe <strong>de</strong>l cielo, el<br />

arcángel Miguel, fue enviado a tocar el corazón <strong>de</strong>l obstinado rey, a fin <strong>de</strong> que tomara una<br />

<strong>de</strong>cisión que respondiera a la oración <strong>de</strong> Daniel... {VAAn 148.2}<br />

No fue otro personaje sino el mismo Hijo <strong>de</strong> Dios el que apareció a Daniel. Su<br />

<strong>de</strong>scripción es similar a la que el apóstol Juan hace <strong>de</strong> Cristo cuando se le apareció en la<br />

isla <strong>de</strong> Patmos. Acompañado <strong>de</strong> otro mensajero celestial vino a revelarle lo que ocurriría<br />

en <strong>los</strong> postreros días.—The Review and Herald, 8 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1881. {VAAn 148.3}<br />

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