Guerras de los Ángeles
Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.
Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.
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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />
ángeles no disminuía la honra que Lucifer había recibido hasta entonces.—La Historia <strong>de</strong><br />
la Re<strong>de</strong>nción, 15. {VAAn 38.2}<br />
Lucifer ganó la simpatía <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus compañeros sugiriéndoles pensamientos <strong>de</strong><br />
crítica hacia el gobierno <strong>de</strong> Dios. Esa mala semilla fue esparcida <strong>de</strong> una manera<br />
sumamente seductora; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> que brotó y se arraigó en la mente <strong>de</strong> muchos, recogió<br />
las i<strong>de</strong>as que él mismo había sembrado primero en la mente <strong>de</strong> otros, y las presentó ante<br />
las cortes más excelsas <strong>de</strong> ángeles como <strong>los</strong> pensamientos <strong>de</strong> otras mentes contra el<br />
gobierno <strong>de</strong> Dios.—Comentario Bíblico Adventista 4:1165. {VAAn 38.3}<br />
Al principio Lucifer había encauzado sus tentaciones <strong>de</strong> tal manera que él mismo no se<br />
comprometía. A <strong>los</strong> ángeles a quienes no pudo atraer completamente a su lado <strong>los</strong> acusó<br />
<strong>de</strong> ser indiferentes a <strong>los</strong> intereses <strong>de</strong> <strong>los</strong> seres celestiales. Acusó a <strong>los</strong> ángeles leales <strong>de</strong><br />
estar haciendo precisamente la misma labor que él hacía. Su política era confundir<strong>los</strong> con<br />
argumentos sutiles acerca <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>signios <strong>de</strong> Dios. Cubría <strong>de</strong> misterio todo lo sencillo, y<br />
por medio <strong>de</strong> astuta perversión ponía en duda las <strong>de</strong>claraciones más claras <strong>de</strong> Jehová. Y<br />
su elevada posición, tan íntimamente relacionada con el gobierno divino, daba mayor<br />
fuerza a sus pretensiones.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 21-22. {VAAn 38.4}<br />
El primer intento por <strong>de</strong>rribar la ley <strong>de</strong> Dios, hecho entre <strong>los</strong> inmaculados habitantes<br />
<strong>de</strong>l cielo, pareció por algún tiempo coronado <strong>de</strong> éxito. Un inmenso número <strong>de</strong> ángeles fue<br />
seducido.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 342. {VAAn 39.1}<br />
El gobierno <strong>de</strong> Dios no sólo incluía a <strong>los</strong> habitantes <strong>de</strong>l cielo sino también a <strong>los</strong> <strong>de</strong> todos<br />
<strong>los</strong> mundos creados. Satanás pensó que si él podía arrastrar a las inteligencias celestiales<br />
en su rebelión, también podía hacerlo con <strong>los</strong> seres <strong>de</strong> otros mundos.—The Review and<br />
Herald, 9 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1886. {VAAn 39.2}<br />
En un aspecto, y por algún tiempo, Satanás sacó ventaja sobre <strong>los</strong> ángeles <strong>de</strong>l cielo y<br />
aún sobre Dios mismo. Mientras él podía usar <strong>de</strong>l frau<strong>de</strong> y la sofistería para cumplir sus<br />
objetivos, Dios no habría <strong>de</strong> usar<strong>los</strong>... Lucifer se enmascaró en un manto <strong>de</strong> falsedad, y<br />
por un tiempo fue imposible quitarle la máscara para que se viera la <strong>de</strong>formidad escondida<br />
<strong>de</strong> su carácter. Fue necesario esperar que él revelara sus propias obras malvadas, astutas<br />
y crueles.—The Spirit of Prophecy 4:319. {VAAn 39.3} Se le da tiempo a Lucifer para<br />
<strong>de</strong>sarrollar sus argumentos<br />
Dios, en su sabiduría, no expulsó inmediatamente a Satanás <strong>de</strong>l cielo. Este acto no<br />
hubiera modificado sus argumentos, y sólo hubiese servido para fortalecer la rebelión.<br />
Hubiera creado simpatía por él como alguien que había sido tratado injustamente, y<br />
hubiese arrastrado a un mayor número con él. Debía dársele tiempo para exponer y<br />
<strong>de</strong>sarrollar más plenamente sus principios.—The Review and Herald, 9 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1886.<br />
{VAAn 40.1}<br />
Satanás se quejó <strong>de</strong> <strong>los</strong> supuestos <strong>de</strong>fectos en el manejo <strong>de</strong> <strong>los</strong> asuntos celestiales, y<br />
buscó llenar la mente <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles con su insatisfacción. Debido a que no tenía la<br />
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