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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

entrada <strong>de</strong> la primera sección. Tanto estos ve<strong>los</strong> como la cubierta interior que formaba el<br />

techo, eran <strong>de</strong> <strong>los</strong> más magníficos colores, azul, púrpura y escarlata, bellamente<br />

combinados, y tenían, recamados con hi<strong>los</strong> <strong>de</strong> oro y plata, querubines que representaban<br />

la hueste <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles asociados con la obra <strong>de</strong>l santuario celestial, y que son espíritus<br />

ministradores <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios en la tierra.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 358-<br />

359. {VAAn 104.5}<br />

Cuando estuvo terminada la construcción <strong>de</strong>l tabernáculo, Moisés examinó toda la<br />

obra, la comparó con el mo<strong>de</strong>lo y con las indicaciones que había recibido <strong>de</strong> Dios, y<br />

verificó que cada porción concordara con el mo<strong>de</strong>lo; y bendijo al pueblo. El Señor dio un<br />

mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong>l arca a Moisés, con indicaciones especiales en cuanto a cómo hacerla. Esta<br />

<strong>de</strong>bía contener las tablas <strong>de</strong> la ley, sobre las cuales Dios mismo había grabado con su<br />

propio <strong>de</strong>do <strong>los</strong> Diez Mandamientos. Parecía un baúl, y estaba revestida <strong>de</strong> oro puro por<br />

<strong>de</strong>ntro y por fuera. Tenía un adorno semejante a una corona <strong>de</strong> oro alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> su parte<br />

superior. {VAAn 105.1}<br />

La tapa <strong>de</strong> esta arca era el propiciatorio, hecha <strong>de</strong> oro macizo. En cada extremo <strong>de</strong> éste<br />

había un querubín labrado en oro puro y macizo. Sus rostros estaban dirigidos el uno frente<br />

al <strong>de</strong>l otro, y contemplaban con reverencia hacia abajo en dirección al propiciatorio, para<br />

representar a todos <strong>los</strong> ángeles celestiales que contemplan con interés y reverencia la ley<br />

<strong>de</strong>positada en el arca <strong>de</strong>l santuario celestial. Estos querubines tenían alas. Una <strong>de</strong> ellas se<br />

extendía hacia lo alto, mientras la otra cubría su cuerpo. Esto ocurría con cada ángel.<br />

{VAAn 105.2}<br />

El arca <strong>de</strong>l santuario terrenal era una réplica <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra arca <strong>de</strong>l cielo. Allí, al lado<br />

<strong>de</strong>l arca celestial, se mantienen <strong>de</strong> pie <strong>los</strong> ángeles vivientes, a cada extremo <strong>de</strong>l arca, cada<br />

uno <strong>de</strong> <strong>los</strong> cuales cubre el propiciatorio con una <strong>de</strong> sus alas, elevándolas hacia lo alto,<br />

mientras con la otra cubren sus cuerpos en señal <strong>de</strong> reverencia y humildad.—La Historia<br />

<strong>de</strong> la Re<strong>de</strong>nción, 156-157. {VAAn 105.3}<br />

Encima <strong>de</strong>l propiciatorio estaba la “shekinah”, o manifestación <strong>de</strong> la divina presencia;<br />

y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> en medio <strong>de</strong> <strong>los</strong> querubines Dios daba a conocer su voluntad. Los mensajes<br />

divinos eran comunicados a veces al sumo sacerdote mediante una voz que salía <strong>de</strong> la<br />

nube. Otras veces caía una luz sobre el ángel <strong>de</strong> la <strong>de</strong>recha, para indicar aprobación o<br />

aceptación, o una sombra o nube <strong>de</strong>scansaba sobre el ángel <strong>de</strong> la izquierda, para revelar<br />

<strong>de</strong>saprobación o rechazo.—Historia <strong>de</strong> <strong>los</strong> Patriarcas y Profetas, 360-361. {VAAn 106.1}<br />

Por medio <strong>de</strong> Cristo se había <strong>de</strong> cumplir el propósito simbolizado por el tabernáculo:<br />

ese glorioso edificio, cuyas pare<strong>de</strong>s <strong>de</strong> oro brillante reflejaban en matices <strong>de</strong>l arco iris las<br />

cortinas bordadas con figuras <strong>de</strong> querubines, la fragancia <strong>de</strong>l incienso que siempre ardía<br />

y compenetraba todo, <strong>los</strong> sacerdotes vestidos con ropas <strong>de</strong> blancura inmaculada, y en el<br />

profundo misterio <strong>de</strong>l recinto interior, sobre el propiciatorio, entre las formas <strong>de</strong> <strong>los</strong><br />

ángeles inclinados en adoración, la gloria <strong>de</strong>l lugar santísimo. Dios <strong>de</strong>seaba que en todo<br />

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