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Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

gloria estaré en medio <strong>de</strong> ella”. Zacarías 2:1-5.—The Review and Herald, 26 <strong>de</strong> diciembre<br />

<strong>de</strong> 1907. {VAAn 150.1}<br />

La visión <strong>de</strong> Josué y el ángel<br />

La escena <strong>de</strong> Satanás como acusador fue presentada <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l profeta. “Me mostró al<br />

sumo sacerdote Josué, el cual estaba <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l ángel <strong>de</strong> Jehová, y Satanás estaba a su<br />

mano <strong>de</strong>recha para acusarle”. Zacarías 3:1.—The Review and Herald, 22 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong><br />

1893. {VAAn 150.2}<br />

En la profecía <strong>de</strong> Zacarías se nos da una muy vigorosa e impresionante ilustración <strong>de</strong><br />

la obra <strong>de</strong> Satanás y <strong>de</strong> la <strong>de</strong> Cristo, y <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> nuestro Mediador para vencer al<br />

acusador <strong>de</strong> su pueblo. En santa visión, el profeta contempla a Josué, el sumo sacerdote,<br />

“vestido <strong>de</strong> vestiduras viles”, <strong>de</strong> pie “<strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l ángel” (Zacarías 3:3), suplicando la<br />

misericordia <strong>de</strong> Dios en favor <strong>de</strong> su pueblo profundamente afligido. Satanás está a su<br />

diestra para resistirle. {VAAn 150.3}<br />

Por haber sido elegido Israel para conservar el conocimiento <strong>de</strong> Dios en la tierra, había<br />

sido, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el mismo principio <strong>de</strong> su existencia como nación, el objeto especial <strong>de</strong> la<br />

enemistad <strong>de</strong> Satanás, y éste se había propuesto causar su <strong>de</strong>strucción. No podía hacerles<br />

daño mientras <strong>los</strong> hijos <strong>de</strong> Israel fueran obedientes a Dios; por lo tanto había <strong>de</strong>dicado<br />

todo su po<strong>de</strong>r y astucia para inducir<strong>los</strong> a pecar. Seducidos por sus tentaciones, habían<br />

transgredido la ley <strong>de</strong> Dios y, habiéndose separado así <strong>de</strong> la Fuente <strong>de</strong> su fuerza, se les<br />

había <strong>de</strong>jado caer presa <strong>de</strong> sus enemigos paganos. Fueron llevados en cautiverio a<br />

Babilonia, y permanecieron allí muchos años. {VAAn 151.1}<br />

Sin embargo, el Señor no <strong>los</strong> abandonó. Les envió sus profetas con reproches y<br />

amonestaciones. El pueblo <strong>de</strong>spertó, vio su culpabilidad, se humilló <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dios, y<br />

volvió a él con verda<strong>de</strong>ro arrepentimiento. Entonces el Señor le envió mensajes <strong>de</strong> aliento,<br />

<strong>de</strong>clarando que le libraría <strong>de</strong>l cautiverio y le <strong>de</strong>volvería su favor. Esto era lo que Satanás<br />

quería resueltamente impedir. Un remanente <strong>de</strong> Israel había vuelto ya a su patria, y Satanás<br />

estaba tratando <strong>de</strong> inducir a las naciones paganas, que eran sus agentes, a <strong>de</strong>struirlo<br />

completamente... {VAAn 151.2}<br />

El sumo sacerdote no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse a sí mismo ni a su pueblo <strong>de</strong> las acusaciones<br />

<strong>de</strong> Satanás. No sostiene que Israel esté libre <strong>de</strong> culpas. En sus andrajos sucios, que<br />

simbolizan <strong>los</strong> pecados <strong>de</strong>l pueblo, que él lleva como su representante, está <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l<br />

ángel, confesando su culpa, señalando, sin embargo, su arrepentimiento y humillación,<br />

fiando en la misericordia <strong>de</strong> un Re<strong>de</strong>ntor que perdona el pecado; y con fe se aferra a las<br />

promesas <strong>de</strong> Dios. {VAAn 151.3}<br />

Entonces el ángel, que es Cristo mismo, el Salvador <strong>de</strong> <strong>los</strong> pecadores, hace callar al<br />

acusador <strong>de</strong> su pueblo, <strong>de</strong>clarando: “Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha<br />

escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado <strong>de</strong>l incendio?” Zacarías<br />

3:2. Israel había estado durante largo tiempo en el horno <strong>de</strong> la aflicción. A causa <strong>de</strong> sus<br />

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