Guerras de los Ángeles
Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.
Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.
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<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />
Creación <strong>de</strong> Lucifer<br />
Dios lo creó [a Lucifer] bueno y hermoso y, en todo lo posible, a su propia semejanza.—<br />
The Review and Herald, 24 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1901. {VAAn 28.4}<br />
Dios lo creó [a Lucifer] noble, ricamente dotado. Lo colocó en una posición <strong>de</strong> elevada<br />
responsabilidad. No requirió <strong>de</strong> él algo que fuera irrazonable. Debía administrar el cargo<br />
dado por Dios con mansedumbre y <strong>de</strong>voción, y promover la gloria a Dios, quien lo había<br />
coronado <strong>de</strong> gloria, belleza y encanto.—Sabbath-School Worker, 1 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> 1893.<br />
{VAAn 28.5}<br />
Aunque Dios había creado a Lucifer noble y hermoso, y le había dado un alto honor<br />
entre la hueste angélica, no lo había colocado fuera <strong>de</strong> la posibilidad <strong>de</strong>l mal. Estaba <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Satanás* elegir hacer el mal y pervertir sus dones.—The Spirit of<br />
Prophecy 4:317. {VAAn 29.1}<br />
La posición elevada <strong>de</strong> Lucifer<br />
En el cielo, antes <strong>de</strong> su rebelión, Lucifer era un ángel honrado y excelso, cuyo honor<br />
seguía al <strong>de</strong>l amado Hijo <strong>de</strong> Dios. Su semblante, así como el <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>de</strong>más ángeles, era<br />
apacible y <strong>de</strong>notaba felicidad. Su frente alta y espaciosa indicaba su po<strong>de</strong>rosa inteligencia.<br />
Su forma era perfecta; su porte noble y majestuoso. Una luz especial resplan<strong>de</strong>cía sobre<br />
su rostro y brillaba a su alre<strong>de</strong>dor con más fulgor y hermosura que en <strong>los</strong> <strong>de</strong>más ángeles.<br />
Sin embargo, Cristo, el amado Hijo <strong>de</strong> Dios, tenía la preeminencia sobre todas las huestes<br />
angélicas. Era uno con el Padre antes que <strong>los</strong> ángeles fueran creados.—La Historia <strong>de</strong> la<br />
Re<strong>de</strong>nción, 13. {VAAn 29.2}<br />
Lucifer era el querubín cubridor, el más exaltado <strong>de</strong> <strong>los</strong> seres celestiales creados. Su<br />
posición era la más cercana al trono <strong>de</strong> Dios, y estaba íntimamente ligado e i<strong>de</strong>ntificado<br />
con la administración <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> Dios. Había sido ricamente dotado por Dios con su<br />
propia gloria, majestad y po<strong>de</strong>r.—The Signs of the Times, 28 <strong>de</strong> abril <strong>de</strong> 1890. {VAAn<br />
29.3}<br />
El propio Señor dio a Satanás su gloria y sabiduría, y lo hizo querubín cubridor, noble,<br />
bueno y extraordinariamente hermoso.—The Signs of the Times, 18 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong><br />
1893. {VAAn 30.1}<br />
Excluyendo a Cristo, Satanás fue, en un tiempo, el más honrado <strong>de</strong> Dios y el más alto<br />
en po<strong>de</strong>r y gloria entre todos <strong>los</strong> habitantes <strong>de</strong>l cielo.—The Signs of the Times, 23 <strong>de</strong> julio<br />
<strong>de</strong> 1902. {VAAn 30.2}<br />
Lucifer, el hijo <strong>de</strong>l alba, que superaba en gloria a todos <strong>los</strong> ángeles que ro<strong>de</strong>an el trono...<br />
estaba unido al Hijo <strong>de</strong> Dios por <strong>los</strong> víncu<strong>los</strong> más íntimos.—El Deseado <strong>de</strong> Todas las<br />
Gentes, 402. {VAAn 30.3}<br />
Lucifer, “el hijo <strong>de</strong> la mañana”, era el principal <strong>de</strong> <strong>los</strong> querubines cubridores, santo e<br />
inmaculado. Estaba en la presencia <strong>de</strong>l gran Creador, y <strong>los</strong> incesantes rayos <strong>de</strong> gloria que<br />
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