11.04.2023 Views

Guerras de los Ángeles

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

Hay una contienda entre las fuerzas del bien y las del mal, entre los ángeles leales y los infieles. Cristo y Satanás no concuerdan y jamás podrán hacerlo. En cada época la verdadera iglesia de Dios ha librado una lucha contra las agencias del mal. Y esta pugna, entre los ángeles malignos y las personas malvadas, por un lado, contra los ángeles del cielo y los verdaderos creyentes, por el otro; ha de continuar hasta el fin del conflicto. Esta violenta batalla incrementará su fiereza a medida que se acerque el fin. A los que se han unido a los agentes satánicos, el Señor los ha designado como hijos de las tinieblas. No existe, ni podrá existir, enemistad natural entre los ángeles caídos y los seres humanos caídos. Ambos son malvados. Por causa de la apostasía ambos abrigan malos sentimientos. Los ángeles malvados y los impíos se han asociado en una confederación desesperada en contra del bien. Satanás sabía que si podía inducir a la raza humana a unirse con él y su rebelión, como lo había hecho con los ángeles, conformaría una poderosa fuerza con la cual podría llevar adelante su rebelión. En medio de las huestes del mal reina la irritación y las rencillas, sin embargo, todos están firmemente aliados en la lucha contra el Cielo.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>Guerras</strong> <strong>de</strong> <strong>los</strong> <strong>Ángeles</strong><br />

Capítulo 13—Los <strong>Ángeles</strong> durante la Encarnación y la Niñez <strong>de</strong> Cristo<br />

La encarnación: un profundo misterio<br />

Al contemplar la encarnación <strong>de</strong> Cristo quedamos <strong>de</strong>sconcertados frente a un<br />

insondable misterio que la mente humana no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>scifrar. Cuanto más reflexionamos<br />

sobre él, tanto más sorpren<strong>de</strong>nte nos parece. ¡Cuán inmenso es el contraste entre Cristo en<br />

su divinidad y la in<strong>de</strong>fensa criatura en el pesebre <strong>de</strong> Belén! ¿Cómo enten<strong>de</strong>r la distancia<br />

entre el po<strong>de</strong>roso Dios y el in<strong>de</strong>fenso niño? Y sin embargo, el Creador <strong>de</strong> <strong>los</strong> mundos;<br />

Aquel en quien mora la plenitud <strong>de</strong> la divinidad corporalmente, se manifestó en el<br />

<strong>de</strong>svalido bebé <strong>de</strong>l pesebre. Más excelso que cualesquiera <strong>de</strong> <strong>los</strong> ángeles; igual al Padre<br />

en dignidad y gloria, ahora revestido <strong>de</strong> humanidad. La divinidad y la humanidad se<br />

combinaron misteriosamente y Dios y el hombre llegaron a ser uno. Es en esta unión<br />

don<strong>de</strong> la raza caída encuentra su esperanza.—The Signs of the Times, 30 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1896.<br />

{VAAn 159.1}<br />

El universo entero presenció la encarnación<br />

La venida <strong>de</strong> Cristo fue un gran evento no solamente para este mundo sino para todos<br />

<strong>los</strong> mundos <strong>de</strong>l universo <strong>de</strong> Dios. Ante las inteligencias celestiales, Cristo habría <strong>de</strong> tomar<br />

nuestra naturaleza, y ser tentado en todas las cosas como nosotros somos tentados.—The<br />

Signs of the Times, 20 <strong>de</strong> febrero <strong>de</strong> 1893. {VAAn 160.1}<br />

Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios tanto a <strong>los</strong> hombres como a<br />

<strong>los</strong> ángeles... Pero no sólo para sus hijos nacidos en la tierra fue dada esta revelación.<br />

Nuestro pequeño mundo es un libro <strong>de</strong> texto para el universo. El maravil<strong>los</strong>o y<br />

misericordioso propósito <strong>de</strong> Dios, el misterio <strong>de</strong>l amor re<strong>de</strong>ntor, es el tema en el cual<br />

“<strong>de</strong>sean mirar <strong>los</strong> ángeles”, y será su estudio a través <strong>de</strong> <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> sin fin.—El Deseado<br />

<strong>de</strong> Todas las Gentes,<br />

11. {VAAn 160.2}<br />

¿Por qué Cristo tomó la naturaleza humana?<br />

Satanás se había jactado ante <strong>los</strong> ángeles que cuando Cristo asumiera la naturaleza<br />

humana sería más débil que él, por tanto podría vencerlo con su po<strong>de</strong>r. Se vanagloriaba<br />

en que Adán y Eva no habían podido resistir sus tentaciones relacionadas con el apetito.—<br />

The Review and Herald, 28 <strong>de</strong> julio <strong>de</strong> 1874. {VAAn 160.3}<br />

El unigénito Hijo <strong>de</strong> Dios vino a nuestro mundo como hombre, para mostrar al mundo<br />

que <strong>los</strong> hombres pue<strong>de</strong>n guardar la ley <strong>de</strong> Dios. Satanás, el ángel caído, había <strong>de</strong>clarado<br />

que ningún hombre podría guardar la ley <strong>de</strong> Dios <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sobediencia <strong>de</strong> Adán.—<br />

Manuscript Releases 6:334. {VAAn 160.4}<br />

86

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!