Derechos Indígenas Derechos Indígenas - Fondo Indígena
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Analizando un caso real<br />
El proyecto de construcción de la represa hidroeléctrico Urrá,<br />
localizado en el Alto Sinú, Córdoba, noroccidente de Colombia,<br />
ha generado desde su diseño inicial, hace más de 25<br />
años, fuertes impactos ecológicos y sociales. Los indígenas<br />
de Embera Katio se vieron afectados por causa de la disminución<br />
del recurso pesquero (especialmente el pez bocachico)<br />
y la inundación de sus territorios, lo que incluyó sus cementerios<br />
y sitios sagrados. Los proyectos de compensación de<br />
daños iniciados por la empresa hidroeléctrica Urrá S.A. no<br />
fueron adecuados y provocaron la fractura de la organización<br />
del Cabildo Mayor del Alto Sinu y de las comunidades.<br />
La población actual de los Embera Katio se estima en 2400 personas, su esperanza<br />
de vida rodea los 50 años, casi 20 años menos que el promedio nacional. En<br />
el primer estudio de factibilidad de 1977 no se menciona la existencia de comunidades<br />
indígenas y la zona fue expropiada por utilidad pública. El área a inundar<br />
es de 7,400 hectáreas, lo que incluye una zona de alta biodiversidad.<br />
Pese a una resolución de la Corte Constitucional en 1998 que ordena la consulta<br />
y participación de la comunidad en la ejecución del proyecto, no se ha llegado<br />
a una negociación concertada. El asesinato de varios líderes y autoridades<br />
indígenas agravó la situación, a lo que se suma la presencia de grupos armados.<br />
Existen muchos intereses económicos alrededor del proyecto, vinculados con el<br />
negocio de la construcción y el manejo de la represa y la comercialización de la<br />
energía generada. Es así que Urrá quedó como un símbolo de la lucha desesperada<br />
de los Embera contra la destrucción de su territorio y su cultura. Hoy en día,<br />
el derecho internacional y nacional ampara a los indígenas por lo que tienem más<br />
medios para defenderse. Como expresa también el líder Kimy Pernía Domicó:<br />
Yo conocí el desarrollo hace como 20 años, un día que un cura<br />
de apellido Betancur, nos dijo que si no aceptábamos la represa<br />
nos íbamos para el infierno. Para nosotros, el desarrollo ha<br />
significado el desconocimiento de nuestros derechos, la muerte<br />
del pescado, la división de la comunidad, la muerte de Lucindo<br />
Domicó y otros. El desarrollo para nosotros es que nos cambiaron<br />
el sitio de nuestros muertos como si fueran huesos de<br />
animales. El desarrollo para nosotros es que nos inunden 28<br />
lugares sagrados. El desarrollo es que nos quitaron las tierras<br />
para luego titulárselas a los ricos de Córdoba. Hasta lo que<br />
conocemos del desarrollo es que a los que defendemos la vida<br />
y el medio ambiente, nos dicen que somos egoístas, y a los cinco<br />
políticos y a los Bancos que quieren ganar plata con Urrá,<br />
les dicen que representan el interés de la nación. Si ese es el<br />
desarrollo entonces tienen razón quienes nos acusan de estar<br />
en contra del desarrollo (citado en FI, 2004d: 1).<br />
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