155(definitiva).qxd (Page 10) - Institut Metropolità del Taxi
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els brasilers<br />
“Coger un taxi en Río ya no es tan<br />
peligroso como antes”<br />
El taxi que presta servicio en la ciudad de Río<br />
de Janeiro es de color amarillo, se coge en la<br />
calle levantando la mano como en Barcelona,<br />
pero también hay paradas de taxis y un servicio<br />
de radioemisoras.<br />
El nivel de calidad de los vehículos en Río es bueno<br />
y pueden ser de diferentes mo<strong>del</strong>os. Funcionan con<br />
taxímetro y módulo. Se aplica, como aquí, la tarifa de<br />
día, de noche y festivos, así como la tarifa interurbana<br />
porque dentro de Río de Janeiro hay muchas<br />
otras ciudades. El taxi está regulado por cada ayuntamiento.<br />
Para ser conductor de taxi no se exige un<br />
nivel escolar específico ni nada por el estilo. Lo único<br />
que se pide es que el conductor sepa circular por la<br />
ciudad y se tenga un coche en propiedad. Luego es<br />
el ayuntamiento quien se encarga de extender el permiso.<br />
La única condición es que el vehículo se pinte<br />
de color amarillo. El trabajo de taxista es para<br />
muchas personas el complemento de otro que realiza<br />
en otro sector productivo.<br />
El taxi, para la clase media-alta de Río de Janeiro, es<br />
un transporte público necesario, especialmente para<br />
desplazarse por el centro. La bajada de bandera está<br />
en estos momentos en 2 reales (1 euro son 4 reales),<br />
es decir, que no llega ni a 1 euro. Una carrera <strong>del</strong><br />
aeropuerto al centro está sobre los 30 reales (7,5<br />
euros, aproximadamente). Para los turistas europeos<br />
esa cantidad no es nada, para el brasileño es mucho<br />
dinero porque el salario mínimo está sobre los 200<br />
reales (50 euros). Aquí se dice que a la gente de<br />
nuestros países no le gusta trabajar, pero me gustaría<br />
que los que piensan así vieran cómo muchas personas<br />
dejan su casa casi de madrugada para conseguir<br />
ese salario mínimo y para superarlo con otros<br />
trabajos adicionales durante el día con el fin de<br />
levantar a sus familias.<br />
Cuando se entra a un taxi es aconsejable decir al<br />
taxista, con seguridad y sin titubeos, el destino al<br />
que se desea ir sin excesivas explicaciones que den<br />
una pista de que no se conoce la ciudad. El preguntar<br />
“cuánto tardaré hasta llegar a…” puede ser motivo<br />
para que el taxista dé vueltas innecesarias.<br />
También esto sucede en Barcelona. Al mostrar segu-<br />
ridad y conocimiento de la ciudad se evitan los timos<br />
o engaños. El extranjero no debe subir solo o sola a<br />
los taxis amarillos si visitan barrios alejados <strong>del</strong> centro<br />
—aunque yo debo decir que nunca me robaron<br />
en mi país y sí en La Rambla de Barcelona. Debo<br />
insistir, sin embargo, en que actualmente ya no es<br />
tan peligroso coger un taxi en Río como años atrás.<br />
En el aeropuerto de Río hay un mo<strong>del</strong>o de servicio<br />
de taxis que se diferencian por el color azul. Es un<br />
servicio que se da únicamente en el aeropuerto y se<br />
caracteriza porque los vehículos son de muy buena<br />
calidad, con aire acondicionado —abundan los<br />
Mercedes. Se contrata previamente en unas ventanillas<br />
que están en el mismo aeropuerto. Es allí<br />
donde también se extiende el recibo. Es un servicio<br />
muy seguro porque el taxista no coge el dinero para<br />
nada, como mucho la propina si el cliente lo desea.<br />
Si los catalanes van de visita a Río les recomiendo<br />
que utilicen este servicio. Como en el aeropuerto de<br />
El Prat, al llegar el turista tiene ante sí una parada<br />
inmensa de taxis azules. El taxi azul es, para la gente<br />
que vive en Río, sinónimo de dinero, por ello hay que<br />
tener cuidado a la hora de bajar las maletas si se va<br />
a un barrio que no es turístico.<br />
Tatiana Carla de Azevedo<br />
REVISTA TAXI <strong>155</strong> • MARÇ-ABRIL 2003 21