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<strong>Taxi</strong>Lleure<br />
Me van a perdonar, pero hoy tengo el día un punto<br />
feminista, por decir algo... Y me ha venido a la<br />
mente aquella canción que decía: “La española<br />
cuando besa, es que besa de verdad...”<br />
¿Recuerdan aquel pasodoble? Seguramente<br />
muchos de ustedes lo habrán bailado bien agarraditos<br />
a su parienta, dando vueltas por la pista <strong>del</strong><br />
“envelat”, quizás bajo la atenta mirada de su futura<br />
suegra.<br />
Jo, ¡qué tiempos! “El beso, el beso, el beso en<br />
España, lo llevan las hembras muy dentro <strong>del</strong> alma.<br />
La puede usted besar en la mano, y puede darle un<br />
beso de hermano...”. ¡Jo!<br />
Pues yo creo que ésa es una de las canciones, digamos<br />
que “victimistas”. No, la palabra no existe<br />
como tal en el diccionario, pero ustedes entienden a<br />
qué me refiero. Hay canciones hechas por hombres,<br />
canciones que nos dejan a las mujeres como sin<br />
voluntad propia, cual muñeca de Famosa dirigiéndose<br />
al Portal... Y tampoco es eso.<br />
Qué me dicen de aquella de “Es mi hombre”, cuya<br />
letra dice algo así como: “Sólo tengo corazón para<br />
mon homme, si me pega me da igual, es natural,<br />
que me tenga siempre así porque así lo quiero.”<br />
Anda, que... ¡una pasada!, como dicen ahora los<br />
jóvenes, ¿no?<br />
También recuerdo una de cuando era pequeña, que<br />
ya entonces me chocaba, y que era la evidencia <strong>del</strong><br />
pensamiento machista de la época: “A la lima y al<br />
limón, que no tienes quien te quiera, a la lima y al limón,<br />
te vas a quedar soltera...” ¡Jo!, ¡qué maravilla!, ¡qué<br />
requetebién la entonaba la Piquer! ¡Y qué miedo<br />
sentían al oirla las jovencitas de la época, que debían<br />
irse corriendo a ponerle una vela a san Antonio,<br />
para que les consiguiera un novio, y evitar que les<br />
cantaran por la calle, los vecinos, la familia, aquella<br />
horrible canción! ¡Se me ponen los pelos de punta<br />
sólo de pensarlo!<br />
54 REVISTA TAXI <strong>155</strong> • MARÇ-ABRIL 2003<br />
La hoja de Maribel<br />
Maribel Silva<br />
Mitos y canciones<br />
¿Y aquella poesía de Federico García Lorca que se<br />
llama “La casada infiel”? Ésa se las trae. Oigan, de<br />
entrada yo no recuerdo ni canción ni poesía ni nada<br />
que denuncie a un “casado infiel” ¡Y mira que los<br />
hay a “puñaos”! Pues allí, en dicha poesía, después<br />
de poner verde a la muchacha porque no le había<br />
dicho que era casada, él se justifica diciendo: “Me<br />
porté como quien soy, como un gitano legítimo. Le<br />
regalé un costurero grande, de raso pajizo...” ¿A<br />
que no tiene desperdicio?<br />
Y podríamos analizar unas cuantas más, pero, la<br />
verdad, yo creo que en realidad se trata, pues de<br />
eso, de mitos que se montaban paralelamente al <strong>del</strong><br />
hombre español, dominador y obsesivo, conquistador<br />
nato, que disfrutaba con frases como “Ésta<br />
mujer es mía y de nadie más”, con refranes tan sustanciosos<br />
como “La mujer, en casa y con la pata<br />
quebrada” Y, claro, a las mujeres no les tocaba otra<br />
cosa que apechugar con el el mito de la españolita<br />
seria, recatada, mojigata y madre y, no nos engañemos,<br />
auténticas mentirosas y pecadoras, que se las<br />
veían y deseaban para poder darle marcha al cuerpo.<br />
Yo creo que a las españolas, como a la más pintada,<br />
nos gusta, y nos ha gustado toda la vida, la<br />
maravillosa experiencia de un besazo bien dado<br />
(¿qué es eso de “en la mano”?), el placer de un flirteo,<br />
y el conocimiento exhaustivo de la carne. Y no<br />
nos apetece nada, pero nada, que nos peguen, ni<br />
que nos la peguen.<br />
Este MITO, gracias a Dios, lo hemos erradicado.<br />
Bueno, casi, pero ¡qué pena que aquello de “la maté<br />
porque era mía” todavía esté de auténtica actualidad!<br />
P.D. No se me enfaden, señores taxistas, que se<br />
trata de una crítica constructiva. Saluditos.