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CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA - La Pastoral Familiar es

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(Lc 23, 19). Son también las amenazas políticas las que los sumos sacerdot<strong>es</strong> ejercen<br />

sobre Pilato para que éste condene a muerte a J<strong>es</strong>ús (cf. Jn 19, 12. 15. 21).<br />

Los Judíos no son r<strong>es</strong>ponsabl<strong>es</strong> colectivamente de la muerte de J<strong>es</strong>ús<br />

597 Teniendo en cuenta la complejidad histórica manif<strong>es</strong>tada en las narracion<strong>es</strong><br />

evangélicas sobre el proc<strong>es</strong>o de J<strong>es</strong>ús y sea cual sea el pecado personal de los<br />

protagonistas del proc<strong>es</strong>o (Judas, el Sanedrín, Pilato) lo cual solo Dios conoce, no se<br />

puede atribuir la r<strong>es</strong>ponsabilidad del proc<strong>es</strong>o al conjunto de los judíos de Jerusalén, a<br />

p<strong>es</strong>ar de los gritos de una muchedumbre manipulada (Cf. Mc 15, 11) y de las<br />

acusacion<strong>es</strong> colectivas contenidas en las exhortacion<strong>es</strong> a la conversión d<strong>es</strong>pués de<br />

Pentecostés (cf. Hch 2, 23. 36; 3, 13-14; 4, 10; 5, 30; 7, 52; 10, 39; 13, 27-28; 1 Ts 2,<br />

14-15). El mismo J<strong>es</strong>ús perdonando en la Cruz (cf. Lc 23, 34) y Pedro siguiendo su<br />

ejemplo apelan a "la ignorancia" (Hch 3, 17) de los Judíos de Jerusalén e incluso de sus<br />

jef<strong>es</strong>. Y aún menos, apoyándose en el grito del pueblo: "¡Su sangre sobre nosotros y<br />

sobre nu<strong>es</strong>tros hijos!" (Mt 27, 25), que significa una fórmula de ratificación (cf. Hch 5,<br />

28; 18, 6), se podría ampliar <strong>es</strong>ta r<strong>es</strong>ponsabilidad a los r<strong>es</strong>tant<strong>es</strong> judíos en el <strong>es</strong>pacio y<br />

en el tiempo:<br />

Tanto <strong>es</strong> así que la Igl<strong>es</strong>ia ha declarado en el Concilio Vaticano II: "Lo que se perpetró<br />

en su pasión no puede ser imputado indistintamente a todos los judíos que vivían<br />

entonc<strong>es</strong> ni a los judíos de hoy...no se ha de señalar a los judíos como reprobados por<br />

Dios y malditos como si tal cosa se dedujera de la Sagrada Escritura" (NA 4).<br />

Todos los pecador<strong>es</strong> fueron los autor<strong>es</strong> de la Pasión de Cristo<br />

598 <strong>La</strong> Igl<strong>es</strong>ia, en el magisterio de su fe y en el t<strong>es</strong>timonio de sus santos no ha olvidado<br />

jamás que "los pecador<strong>es</strong> mismos fueron los autor<strong>es</strong> y como los instrumentos de todas<br />

las penas que soportó el divino Redentor" (Catech. R. I, 5, 11; cf. Hb 12, 3). Teniendo<br />

en cuenta que nu<strong>es</strong>tros pecados alcanzan a Cristo mismo (cf. Mt 25, 45; Hch 9, 4-5), la<br />

Igl<strong>es</strong>ia no duda en imputar a los cristianos la r<strong>es</strong>ponsabilidad más grave en el suplicio<br />

de J<strong>es</strong>ús, r<strong>es</strong>ponsabilidad con la que ellos con demasiada frecuencia, han abrumado<br />

únicamente a los judíos:<br />

Debemos considerar como culpabl<strong>es</strong> de <strong>es</strong>ta horrible falta a los que continúan<br />

recayendo en sus pecados. Ya que son nu<strong>es</strong>tras malas accion<strong>es</strong> las que han hecho sufrir<br />

a Nu<strong>es</strong>tro Señor J<strong>es</strong>ucristo el suplicio de la cruz, sin ninguna duda los que se sumergen<br />

en los d<strong>es</strong>órden<strong>es</strong> y en el mal "crucifican por su parte de nuevo al Hijo de Dios y le<br />

exponen a pública infamia (Hb 6, 6). Y <strong>es</strong> nec<strong>es</strong>ario reconocer que nu<strong>es</strong>tro crimen en<br />

<strong>es</strong>te caso <strong>es</strong> mayor que el de los Judíos. Porque según el t<strong>es</strong>timonio del Apóstol, "de<br />

haberlo conocido ellos no habrían crucificado jamás al Señor de la Gloria" (1 Co 2, 8).<br />

Nosotros, en cambio, hacemos prof<strong>es</strong>ión de conocerle. Y cuando renegamos de El con<br />

nu<strong>es</strong>tras accion<strong>es</strong>, ponemos de algún modo sobre El nu<strong>es</strong>tras manos criminal<strong>es</strong> (Catech.<br />

R. 1, 5, 11).<br />

Y los demonios no son los que le han crucificado; er<strong>es</strong> tú quien con ellos lo has<br />

crucificado y lo sigu<strong>es</strong> crucificando todavía, deleitándote en los vicios y en los pecados<br />

(S. Francisco de Asís, admon. 5, 3).<br />

II <strong>La</strong> muerte redentora de Cristo en el d<strong>es</strong>ignio divino de salvación

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