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CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA - La Pastoral Familiar es

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44 El hombre <strong>es</strong> por naturaleza y por vocación un ser religioso. Viniendo de Dios y<br />

yendo hacia Dios, el hombre no vive una vida plenamente humana si no vive libremente<br />

su vínculo con Dios.<br />

45 El hombre <strong>es</strong>tá hecho para vivir en comunión con Dios, en quien encuentra su<br />

dicha."Cuando yo me adhiera a ti con todo mi ser, no habrá ya para mi penas ni<br />

pruebas, y viva, toda llena de ti, será plena" (S. Agustín, conf. 10,28,39).<br />

46 Cuando el hombre <strong>es</strong>cucha el mensaje de las criaturas y la voz de su conciencia,<br />

entonc<strong>es</strong> puede alcanzar a certeza de la existencia de Dios, causa y fin de todo.<br />

47 <strong>La</strong> Igl<strong>es</strong>ia enseña que el Dios único y verdadero, nu<strong>es</strong>tro Creador y Señor, puede<br />

ser conocido con certeza por sus obras, gracias a la luz natural de la razón humana (cf.<br />

Cc.Vaticano I: DS 3026).<br />

48 Nosotros podemos realmente nombrar a Dios partiendo de las múltipl<strong>es</strong><br />

perfeccion<strong>es</strong> de las criaturas, semejanzas del Dios infinitamente perfecto, aunque<br />

nu<strong>es</strong>tro lenguaje limitado no agote su misterio.<br />

49 "Sin el Creador la criatura se diluye" (GS 36). He aquí por qué los creyent<strong>es</strong> saben<br />

que son impulsados por el amor de Cristo a llevar la luz del Dios vivo a los que no le<br />

conocen o le rechazan.<br />

CAPÍTULO SEGUNDO<br />

DIOS AL ENCUENTRO <strong>DE</strong>L HOMBRE<br />

50 Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de<br />

sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún<br />

modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Cc. Vaticano I:<br />

DS 3015). Por una decisión enteramente libre, Dios se revela y se da al hombre. Lo hace<br />

revelando su misterio, su d<strong>es</strong>ignio benevolente que <strong>es</strong>tableció d<strong>es</strong>de la eternidad en<br />

Cristo en favor de todos los hombr<strong>es</strong>. Revela plenamente su d<strong>es</strong>ignio enviando a su Hijo<br />

amado, nu<strong>es</strong>tro Señor J<strong>es</strong>ucristo, y al Espíritu Santo.<br />

ARTÍCULO 1<br />

<strong>LA</strong> REVE<strong>LA</strong>CIÓN <strong>DE</strong> DIOS<br />

I Dios revela su d<strong>es</strong>ignio amoroso<br />

51 "Dispuso Dios en su sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su<br />

voluntad, mediante el cual los hombr<strong>es</strong>, por medio de Cristo, Verbo encarnado, tienen<br />

acc<strong>es</strong>o al Padre en el Espíritu Santo y se hacen consort<strong>es</strong> de la naturaleza divina" (DV<br />

2).<br />

52 Dios, que "habita una luz inacc<strong>es</strong>ible" (1 Tm 6,16) quiere comunicar su propia vida<br />

divina a los hombr<strong>es</strong> libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único,<br />

hijos adoptivos (cf. Ef 1,4-5). Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombr<strong>es</strong><br />

capac<strong>es</strong> de r<strong>es</strong>ponderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capac<strong>es</strong><br />

por sus propias fuerzas.

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