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CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA - La Pastoral Familiar es

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El hombre <strong>es</strong> el único entre todos los ser<strong>es</strong> animados que puede gloriarse de haber sido<br />

digno de recibir de Dios una ley: animal dotado de razón, capaz de comprender y de<br />

discernir, regular su conducta disponiendo de su libertad y de su razón, en la sumisión al<br />

que le ha entregado todo. (Tertuliano, Marc. 2, 4).<br />

1952 <strong>La</strong>s expr<strong>es</strong>ion<strong>es</strong> de la ley moral son diversas, y todas <strong>es</strong>tán coordinadas entre sí: la<br />

ley eterna, fuente en Dios de todas las ley<strong>es</strong>; la ley natural; la ley revelada, que<br />

comprende la Ley antigua y la Ley nueva o evangélica; finalmente, las ley<strong>es</strong> civil<strong>es</strong> y<br />

ecl<strong>es</strong>iásticas.<br />

1953 <strong>La</strong> ley moral tiene en Cristo su plenitud y su unidad. J<strong>es</strong>ucristo <strong>es</strong> en persona el<br />

camino de la perfección. Es el fin de la Ley, porque sólo El enseña y da la justicia de<br />

Dios: ‘Porque el fin de la ley <strong>es</strong> Cristo para justificación de todo creyente’ (Rm 10, 4).<br />

I <strong>La</strong> ley moral natural<br />

1954. El hombre participa de la sabiduría y la bondad del Creador que le confiere el<br />

dominio de sus actos y la capacidad de gobernarse con miras a la verdad y al bien. <strong>La</strong><br />

ley natural expr<strong>es</strong>a el sentido moral original que permite al hombre discernir mediante<br />

la razón lo que son el bien y el mal, la verdad y la mentira:<br />

<strong>La</strong> ley natural <strong>es</strong>tá inscrita y grabada en el alma de todos y cada uno de los hombr<strong>es</strong><br />

porque <strong>es</strong> la razón humana que ordena hacer el bien y prohíbe pecar... Pero <strong>es</strong>ta<br />

pr<strong>es</strong>cripción de la razón humana no podría tener fuerza de ley si no fu<strong>es</strong>e la voz y el<br />

intérprete de una razón más alta a la que nu<strong>es</strong>tro <strong>es</strong>píritu y nu<strong>es</strong>tra libertad deben <strong>es</strong>tar<br />

sometidos. (León XIII, enc. "Libertas pra<strong>es</strong>tantissimum").<br />

1955 <strong>La</strong> ley ‘divina y natural’ (GS 89) mu<strong>es</strong>tra al hombre el camino que debe seguir<br />

para practicar el bien y alcanzar su fin. <strong>La</strong> ley natural contiene los preceptos primeros y<br />

<strong>es</strong>encial<strong>es</strong> que rigen la vida moral. Tiene por raíz la aspiración y la sumisión a Dios,<br />

fuente y juez de todo bien, así como el sentido del prójimo en cuanto igual a sí mismo.<br />

Está expu<strong>es</strong>ta, en sus principal<strong>es</strong> preceptos, en el Decálogo. Esta ley se llama natural no<br />

por referencia a la naturaleza de los ser<strong>es</strong> irracional<strong>es</strong>, sino porque la razón que la<br />

proclama pertenece propiamente a la naturaleza humana:<br />

¿Dónde, pu<strong>es</strong>, <strong>es</strong>tán inscritas <strong>es</strong>tas normas sino en el libro de <strong>es</strong>a luz que se llama la<br />

Verdad? Allí <strong>es</strong>tá <strong>es</strong>crita toda ley justa, de allí pasa al corazón del hombre que cumple<br />

la justicia; no que ella emigre a él, sino que en él pone su impronta a la manera de un<br />

sello que de un anillo pasa a la cera, pero sin dejar el anillo. (S. Agustín, Trin. 14, 15,<br />

21).<br />

<strong>La</strong> ley natural no <strong>es</strong> otra cosa que la luz de la inteligencia pu<strong>es</strong>ta en nosotros por Dios;<br />

por ella conocemos lo que <strong>es</strong> preciso hacer y lo que <strong>es</strong> preciso evitar. Esta luz o <strong>es</strong>ta ley,<br />

Dios la ha dado a la creación. (S. Tomás de A., de. praec. 1).<br />

1956 <strong>La</strong> ley natural, pr<strong>es</strong>ente en el corazón de todo hombre y <strong>es</strong>tablecida por la razón,<br />

<strong>es</strong> universal en sus preceptos, y su autoridad se extiende a todos los hombr<strong>es</strong>. Expr<strong>es</strong>a la<br />

dignidad de la persona y determina la base de sus derechos y sus deber<strong>es</strong><br />

fundamental<strong>es</strong>:

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