- Page 1 and 2: Eusebio Pedro Montengón http://www
- Page 3 and 4: y saliendo con ella a certificarse
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- Page 9 and 10: Partido Hardyl, abandonóse Eusebio
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- Page 13 and 14: Hijo mío, hijo que me dio la mano
- Page 15 and 16: Llegó, finalmente, el momento de t
- Page 17 and 18: necesidad que tiene el hombre, aunq
- Page 19 and 20: naturaleza otro provecho más vecin
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- Page 23 and 24: esperanza de que pudiera mi padre s
- Page 25 and 26: pero a la tercera cáeseme el cuchi
- Page 27 and 28: Mas, ¡oh Dios!, ¡cuál quedé al
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- Page 31: compasivas, subía corriendo la esc
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- Page 37 and 38: que llegó poco tiempo hace a esta
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- Page 41 and 42: sudor frío baña sus agazapados mi
- Page 43 and 44: Altano, bástame el que acabo de sa
- Page 45 and 46: nuestra voluntad, alabamos sus serm
- Page 47 and 48: Este mal procede sólo de la errada
- Page 49 and 50: lo que, unido a su desinteresada co
- Page 51 and 52: familias enteras ricas y acomodadas
- Page 53 and 54: encareciendo las ventajas que se le
- Page 55 and 56: Dicho esto, parte con Luis Robert,
- Page 57 and 58: Pero Eusebio, sin saber el galanteo
- Page 59 and 60: interiormente, tuvo por mejor evita
- Page 61 and 62: esperanza acusaría de interesada t
- Page 63 and 64: pide toda la vida del hombre; pero,
- Page 65 and 66: aprendidas, y que para siempre qued
- Page 67 and 68: Pero el ánimo de Hardyl estaba res
- Page 69 and 70: violencia. Y he aquí el matrimonio
- Page 71 and 72: ejército que quería reformar y a
- Page 73 and 74: primeros abrazos. Antes su dicha pe
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- Page 77 and 78: me trae a la memoria el caso de un
- Page 79 and 80: Entrando en la casa poco después d
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divididos de hileras de árboles, c
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Libro quinto Si Hardyl no recabó d
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hácemela detestar vuestro noble re
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de su viaje. Prestóse a estas cond
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del sexo de los amantes; y así, de
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tigre sobre ella, y cogiéndola con
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Taydor, que se había adelantado al
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demostraciones a su generosa cortes
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violencia de Orme, e irritadas much
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perjudicial tan frecuente estada en
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muchachos. No pudiendo resistir Hen
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LEOCADIA.- No lo esperéis a solas.
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Parte segunda Libro primero Embarca
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El piloto, que lo vio caer, comienz
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¿Pero quién cree que necesita de
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Antes de salir de Douvres, Hardyl s
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esa secta. Si todas las que fueron
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pocas esperanzas que le quedaban. C
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Mi parecer es, pues, que nos acojam
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duda, mi acerbo dolor con la narrac
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Kirke, pónese otra vez de rodillas
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¿Señor, qué hacéis?, dijo ella,
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hija tendida en la cama sin sentido
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merecer la sola y eterna bienaventu
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incertidumbre de tales bienes, las
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comer que la buena hambre jamás fu
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Libro segundo Había ya anochecido
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que me disteis para el alquiler de
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informarse del cestero sobre los ma
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hecho superior a su desgracia, a su
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He concluido, Hardyl, dijo entonces
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Extraña carta es ésta, dijo Hardy
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Cuando Hardyl llegó a la tienda de
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apartaban de mala gana para enjugar
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que en algún tiempo había de expe
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Hardyl, especialmente las que tocab
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humanas y la alteración sucesiva a
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Libro tercero Las tiernas y afectuo
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señalando con la mano izquierda un
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Era almirante de la división de Sp
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que decía, pregunta lo que era. Ha
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de comprar uno, más que le pese a
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obarnos el coche y caballos; y lo p
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abrir con la derecha, llegan los co
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guineas, me las puse a contar a vis
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Todo él lo empleé en ir de mesón
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Ese mismo Séneca, que con tanta ra
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Verdad es que la injuria y el agrav
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Libro cuarto Dicho esto, el bueno,
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alguna del equipaje, pero que con t
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Aquella mano es cabalmente la que l
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para decirles que un rico aldeano q
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olvidado enteramente, enajenado con
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hospitalidad de los antiguos tiempo
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Cuando sea así como decís habréi
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El otro joven doctrinado en la virt
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No por esto dejó de acometer a su
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mercader había vuelto al escaparat
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Al día siguiente, antes de partir,
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y queda estático mientras dura. Ac
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joven Nicandro, respondió que dar
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¿Pues, y esta última contienda, d
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Que a todo esto sucedió el reinado
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holgándose el lord de disfrutar de
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Nancy se prevalió de la superiorid
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Eusebio, que no tenéis práctica d
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de las joyas y preseas, y de las li
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Llegan a casa de Street y el lord p
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la muñeca y la pone en la del lord
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Parte tercera Aviso Se representaba
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compasión de la desgracia de su fa
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fuese, y que mientras podía conoce
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pues inferían de su mismo dolor y
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ardientes eran las sumisas expresio
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tono luego que me tuvo en su estanc
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Los lamentos y denuestos de madama
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de hacer aquel camino a pie. ¿Pero
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su afecto, atendidas todas las circ
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Eusebio los seguía en el fiacre; p
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sufrimiento que debiera recabar el
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Esto llevó insensiblemente la conv
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Libro segundo Continuaba a sentir E
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Tal vez durarán esta tarde los mil
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Entretanto, el lord, Hardyl y Euseb
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más presto, si lo pudiera hacer, q
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No se atrevía tocar Antón aquella
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cuan culto e instruido era su talen
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Eusebio? -Porque parece que no quis
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Un trago del mejor vino del mundo,
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aprendido a amar y abrazar con pref
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ventanilla que había hecho abrir e
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querían ver a su marido, pero sosp
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»Sabe, pues, lo primero que, aunqu
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A tan triste representación, el am
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el suelo, salía un denso vapor, el
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mas que acordarse de esos nombres t
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Epicuro, con una inmunda ventosidad
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dejaron por lecho yo os infundiré
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le dice éste, la sangría es muy n
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los tristes pronósticos del médic
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llanto, le toma la mano llorando co
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acreditado, ni tus riquezas, ni los
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extraordinaria vocería y alboroto
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las zozobras, angustias, desvelos y
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Hardyl se hallaba solo con él cuan
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Cubría sus canas una peluca redond
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sin saber alzar los ojos del suelo,
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¡No os puedo ponderar, milord, cu
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pregunta que le hacía; de modo que
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atendido el bien que a muchos se le
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algazara, y en vez de ella hubieran
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Resueltos, pues, a hacer esto, baja
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Hizo aquella función más solemne
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como estaban y rodeados de una comp
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venían a sacarlo para la muerte. E
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A este mismo profeta y a aquella mo
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implorar sus misericordias y la lib
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especialmente a Eusebio, a quien pa
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de haberse entretenido con ellos un
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en esta vasta iglesia, para confusi
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suceda lo que a la lechuza, que se
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llamado del pueblo por apodo don Bi
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Eusebio, llevado de sus ansias comp
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¡Ah!, tu padre acobarda mi enterez
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mozo, veía temblarle las piernas y
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comparecieron dos cirujanos para cu
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Disfrutaban entre tanto el mismo Ha
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Mas ahora conozco mi engaño, Euseb
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puede aprovechar, pues el mal, Euse
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cuando llegaron su apoderado y Alta
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cadáver en una arca de plomo, mien
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dependiente de la familia que Euseb
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sacó a la playa de la América, qu
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como lo hubiera visto si hubiese ll
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Sin duda fue allá a aprender el of
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Dicho esto, se sale del cuarto para
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sencillez de las comodidades que se
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EUSEBIO.- Ve pues a darle aviso de
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CORO Estrofa I Halle a Febo propici
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Muy ajeno estaba el noble y superio
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Ni necesitaba de las vivas instanci
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¿Cuántos habría también más ri
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el consuelo de llegar a verlo vivo
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ALTANO.- ¿Cómo, me quiere despedi
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Libro segundo Creyendo Eusebio habe
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contrarios vientos, pues fuera de u
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LEOCADIA.- Sí señor, muchas; lo c
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Henrique Myden quiso saber lo prime
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sabido por medio de Henrique Myden,
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HENRIQUE MYDEN.- Lo entiendo, lo en
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Eusebio conociese la causa de su tr
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destruir la celosa pasión de Leoca
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pueden cubrirlo a nuestros ojos, ma
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noche su imaginación, alimentándo
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EUSEBIO.- No dejarías de hacer lin
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convirtieron en afectuoso enterneci
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un genio blando y suave, que sin ej
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Decía esto Henrique Myden a Leocad
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iquezas detestables a tal precio, p
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objetos que pueden conservar o dest
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hábito contraído rechaza todos lo
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mismo sitio de escuela a su amada L
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aquellos negros, aun después que s
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daba en nombre de su padre Henrique
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médico cuando éste llegó a la gr
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quedando expuestos a perecer de ham
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saraos, y desde el retiro de sus es
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día. Pero venida la noche comenzó
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EUSEBIO.- No fuera el primero a qui
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La naturaleza da al hombre los dien
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A pesar de los alicientes e incenti
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Ningún niño ama a sus padres porq
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perecer abrazado con ella, por más
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el que me acaba de renovar la decla
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DON FELIPE.- Encontrará vmd. inten
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Aunque quedó extático, turbado y
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partida, para ofrecerle el coche de
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quicio su corazón por verse allana
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A este fin, habiéndose encontrado
- Page 441 and 442:
EUSEBIO.- Vivimos entre hombres, Le
- Page 443 and 444:
tinieblas de la noche como a una mu
- Page 445 and 446:
Estas memorias y las de los consejo
- Page 447 and 448:
verdadero. Ya crecido, le dio estud
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cierto modo sus miembros contra el
- Page 451 and 452:
contenerse ni recatarse de la vieja
- Page 453 and 454:
EUSEBIO.- Pues este huevo está en
- Page 455 and 456:
EUSEBIO.- Os diré mi sentir. En el
- Page 457 and 458:
EUSEBIO.- Me será, pues, más esti
- Page 459 and 460:
iqueza, que dividiría con ellos el
- Page 461 and 462:
hacía a sus amigables ofertas. En
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ecibiría de Roberto Wilkins tresci