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¿Cuántos habría también más ricos que Creso si se cumpliesen los delirios de sus deseos<br />

en sueños? Pero alguna vez los ven algunos verificados, entonces pueden decir con razón que<br />

los presintieron. Mas no les sucede porque los presintieron, sino porque entre los infinitos<br />

accidentes que pone en movimiento la mano de la fortuna, alguno debe tocar a alguno de los<br />

muchos que los anhelan. Uno, dos, tres, son los que deben ganar en la lotería entre los<br />

millares que sueñan que ganan.<br />

De este jaez son muchas de las profecías y adivinaciones que vemos cumplidas, pues no<br />

todas proceden de divina revelación o inspiración. Todas las naciones antiguas tenían sus<br />

adivinos, sus agoreros, sus intérpretes de sueños, sus profetas. Esto era profesión entre ellos y<br />

ciencia que aprendían desde niños en las escuelas, en las cuales ejercitaban sus talentos,<br />

afinaban su astucia, sus vistas, su elocuencia, su entusiasmo; muchos de ellos daban en verso<br />

las respuestas de los oráculos. ¿Qué mucho que acertasen en algunas o en las más, atendida la<br />

preocupación de la ignorancia o del respeto religioso de los que las recibían? No en balde eran<br />

tenidos en tan grande veneración y acudían a ellos los grandes y los reyes que, aquejados de<br />

sus sueños o de sus presentimientos temorosos, deseaban saber lo que les anunciaban. ¿Mas<br />

era por ventura cierta aquella ciencia porque acertaban en algunas interpretaciones o<br />

profecías?<br />

A fuerza de ejercitarse los adivinos en <strong>com</strong>binar circunstancias, en tomar tino a los<br />

sucesos, en estudiar el interés, el gusto, la flaqueza de los suplicantes; en afinar los términos<br />

de las respuestas que les daban, en sutilizar expresiones oscuras, ambiguas e ininteligibles; en<br />

estudiar los tiempos, las fuerzas de los estados, las situaciones y climas de los países, pues<br />

todo entraba en los conocimientos de la ciencia adivinativa, no podían dejar de acertar, aun<br />

cuando muchas veces errasen. Porque el concepto que tenían del oráculo los que lo<br />

consultaban, y la veneración y el sagrado terror, les sugerían hartas interpretaciones en la<br />

rudeza e ilusión de sus ánimos, para hacerles ver cumplido, aun en cosas extravagantes, lo que<br />

no soñaron jamás predecirles los adivinos.<br />

¿A cuántos no hacen enarcar las cejas y encorvar los hombros las respuestas de los<br />

oráculos, dadas por los adivinos y referidas de los historiadores? El decir que éstos mienten, o<br />

que se dejaron engañar porque los oráculos y sus profecías eran de deidades embusteras, es<br />

razón pueril; pues muchos de aquellos adivinos podían acertar, o por acaso o por ciencia<br />

natural. Como tampoco se infiere que algunas de las profecías de nuestros tiempos sean de<br />

divina inspiración porque las vemos cumplidas, pues muchas de ellas pueden ser efecto de<br />

entusiasmo, conmovido accidentalmente de noticias y conocimientos previos en aquellos<br />

mismos que parece imposible que la puedan tener. Pero el día, la hora, las circunstancias<br />

pronosticadas de antemano de la muerte de éste, de aquel príncipe, que no caben en humano<br />

entendimiento y que con todo se verificaron al pie de la letra, ¿cómo es posible que procedan<br />

de ciencia y de noticia natural? Muy bien.<br />

O cuando no, fuera prueba o pudiera serlo, de que hay también verdaderas profecías<br />

nacidas de divina inspiración; mas tampoco se deben reputar tales porque se ven cumplidas,<br />

pudiendo haber infinitos resortes y manos invisibles que hagan juguete de su secreto nuestra<br />

asombrada credulidad, que se pasma de ver cumplido lo que mucho antes oyó pronosticado.<br />

Mucho más ciertos y más fáciles de cumplirse son los presentimientos interiores del alma,<br />

especialmente en las desgracias, siendo más obvio que acierte en ellas el que las teme, que en<br />

las felicidades que desea. Éstas son raras, aquéllas <strong>com</strong>unes y pan de cada día; y por lo mismo

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