Ryke Geerd Hamer – El testamento de una Nueva Medicina
Ryke Geerd Hamer – El testamento de una Nueva Medicina
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Si <strong>de</strong>jamos en la estepa a 11 lobos <strong>de</strong> diferente proveniencia, tras un breve<br />
tiempo se habrá formado <strong>una</strong> manada bien estructurada. Para hacer esto los lobos<br />
no necesitan ning<strong>una</strong> guía: el código <strong>de</strong> su cerebro les dice cómo hay que hacerlo,<br />
le dice al más débil que <strong>de</strong>be ofrecer la garganta como símbolo <strong>de</strong> sumisión, y le<br />
dice al más fuerte que <strong>de</strong>be reprimir el impulso <strong>de</strong> mor<strong>de</strong>r y no hacerlo, porque <strong>una</strong><br />
manada <strong>de</strong> 11 lobos es más fuerte que <strong>una</strong> <strong>de</strong> 9. <strong>El</strong> código <strong>de</strong>l cerebro les dice a los<br />
lobos <strong>de</strong> <strong>una</strong> manera precisa como se divi<strong>de</strong> <strong>una</strong> presa y como se caza,<br />
acorralándola formando un semicírculo; les dice a los lobos cuando se inicia y<br />
cuando se termina el momento <strong>de</strong> aparearse, cómo se <strong>de</strong>be educar e instruir a la<br />
prole.<br />
Por el contrario el hombre, <strong>de</strong>nominado civilizado, ya no lo sabe. Para empezar<br />
no sabemos qué tenemos que comer, y entonces nos construimos los conceptos<br />
personales. Los hombres no saben ya como se construye un territorio, ni siquiera<br />
tienen ya el instinto <strong>de</strong> hacerlo, prefiriendo quedarse “solteros” afeminados. Las<br />
mujeres tampoco saben como parir sus hijos. De hecho han elegido la peor<br />
posición: sobre la espalda, a ser posible con otras parturientas, y así volverse<br />
completamente locas. Respecto a esto, y por suerte, ha habido mejoras durante este<br />
tiempo y se enseña el “retorno al parto natural”. En el pasado la mujer “civilizada”,<br />
justo <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l parto, <strong>de</strong>stetaba al niño y lo <strong>de</strong>jaba solo en <strong>una</strong> camita, lo más<br />
lejos posible <strong>de</strong> todo contacto corporal. Para educar al cachorro y al niño, se ponen<br />
en manos <strong>de</strong> las nodrizas, profesoras <strong>de</strong> guar<strong>de</strong>ría y maestras que lo “han<br />
estudiado”, aunque a menudo ellas mismas no hayan educado un hijo.<br />
Si en tal situación se consi<strong>de</strong>ra que, en efecto, en nuestra sociedad<br />
<strong>de</strong>nominada civilizada no transcurre ya nada <strong>de</strong> un modo “normal”, es <strong>de</strong>cir, según el<br />
código biológico, entonces no resulta correcto tachar <strong>de</strong> “anormalidad” a los<br />
homosexuales, las lesbianas y los edipos, incluso a los bígamos. De hecho no son<br />
más anormales que las mujeres que cada mes se toman <strong>una</strong> pastilla anticonceptiva<br />
y provocan artificialmente un bloqueo ovarial.<br />
1.6.1. Homosexualidad.<br />
Entre los mamíferos afines a nosotros la homosexualidad es <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> ciertos<br />
límites <strong>una</strong> cosa <strong>de</strong>l todo normal. Sólo uno pue<strong>de</strong> ser el guía <strong>de</strong> la manada, el jefe<br />
<strong>de</strong>l territorio. Los animales machos más jóvenes, que no pue<strong>de</strong>n todavía aparearse<br />
(¡sólo lo pue<strong>de</strong> hacer el jefe!) y los individuos más viejos, a los que no se les<br />
consiente aparearse, constituyen el lujo <strong>de</strong> la naturaleza en el caso <strong>de</strong> la catástrofe<br />
que el jefe y sus sucesores mueran. Constituyen la “reserva”. (Sin embargo para el<br />
puesto <strong>de</strong> jefe entran en juego solamente los lobos secundarios que están en<br />
constelación esquizofrénica). Pero en la naturaleza todo eso tiene un sentido y un<br />
objetivo, también la homosexualidad. Distinto que para las personas, para las cuales<br />
la homosexualidad se convierte a menudo en un callejón sin salida biológico, en los<br />
animales suce<strong>de</strong> que un “ejemplar <strong>de</strong> reserva” que está en constelación<br />
esquizofrénica se convierte en el jefe vacante <strong>de</strong>l territorio, y en un momento se<br />
transforma, se convierte en un absoluto heterosexual y un jefe ejemplar <strong>de</strong>l territorio.<br />
También para nosotros los hombres el territorio a <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r es lo único que pue<strong>de</strong><br />
transformar un débil en un hombre <strong>de</strong> verdad. Mirando a nuestros hombres <strong>de</strong> hoy<br />
en día, afeminados y ubiquistas, reflexionamos siempre si son así porque no tienen<br />
ningún territorio o si no poseen ningún territorio porque son afeminados. También<br />
aquí el cerebro, como or<strong>de</strong>nador <strong>de</strong> nuestro organismo, constituye la central <strong>de</strong><br />
comando que establece cual es la función que tiene el individuo.<br />
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