Descargue la revista Estela Nº6 - Editorial Fajardo el Bravo
Descargue la revista Estela Nº6 - Editorial Fajardo el Bravo
Descargue la revista Estela Nº6 - Editorial Fajardo el Bravo
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
66<br />
DESDE NOVOSIBIRSK<br />
Fue en <strong>la</strong> cárc<strong>el</strong> de <strong>la</strong> localidad de Novosibirsk, donde se encontraba<br />
Piñeiro <strong>el</strong> 4 de octubre de 1940, cuando a <strong>la</strong>s tres de <strong>la</strong> madrugada reúnen a<br />
todos los presos en <strong>el</strong> patio de <strong>la</strong> misma. Una vez todos amontonados <strong>el</strong><br />
comandante Korotechkov, rodeado de agentes d<strong>el</strong> NKVD, les dijo:<br />
-“¡Atención. Van a abandonar <strong>la</strong> cárc<strong>el</strong>. Durante <strong>la</strong> marcha al<br />
puerto y durante toda <strong>la</strong> travesía que van a realizar <strong>la</strong> disciplina será<br />
máxima. Deben obedecer cualquier orden que reciban de <strong>la</strong> guardia.<br />
Tomen sus pertenencias y formen en columna de a cinco. ¡De frente!<br />
¡Marchen!”-<br />
Cuatro mil ochocientos detenidos se pusieron en movimiento acompañados<br />
por <strong>la</strong> escolta de soldados armados con metralletas y perros lobos. Sólo se oía<br />
<strong>el</strong> ruido de los pasos y <strong>el</strong> <strong>la</strong>drido de los canes. Algunos volvieron <strong>la</strong> cabeza para<br />
dirigir una última mirada a aqu<strong>el</strong><strong>la</strong> cárc<strong>el</strong> d<strong>el</strong> infierno donde habían pasado<br />
cerca de dos meses. Los soldados gritaban de vez en cuando para recordarles<br />
que estaba prohibido hab<strong>la</strong>r y para aligerar su paso. Anduvieron cerca de dos<br />
kilómetros hasta llegar al puerto completamente ateridos de frío.<br />
Sin romper <strong>la</strong> formación les mandan sentarse en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o. Se acercan dos<br />
oficiales. Uno de <strong>el</strong>los lleva una carpeta muy grande con <strong>la</strong>s documentaciones<br />
de cada prisionero. La d<strong>el</strong> otro es más pequeña ya que solo lleva <strong>la</strong> lista de<br />
todos los prisioneros. Uno de los oficiales grita <strong>el</strong> ap<strong>el</strong>lido de cada uno de<br />
<strong>el</strong>los, y cada uno de <strong>el</strong>los responde con <strong>el</strong> nombre y <strong>la</strong> fecha de nacimiento a<br />
<strong>la</strong> vez que se colocan en <strong>el</strong> lugar que les indican. Cada vez que se juntan<br />
doscientos presos son conducidos a una barcaza que, remolcada por un vapor<br />
pequeño, son llevados a un carguero anc<strong>la</strong>do un poco más lejos. Pasaron varias<br />
horas hasta que todos estuvieron a bordo d<strong>el</strong> buque. Los dos últimos grupos<br />
eran de mujeres que también estaban en esa cárc<strong>el</strong>.<br />
El carguero había sido reformado para <strong>el</strong> transporte de presos. En esta<br />
ocasión eran más de cuatro mil los que Stalin se encargaba de tras<strong>la</strong>dar al norte<br />
de Rusia, a Siberia. Las bodegas de carga se habían dividido en seis pisos que<br />
se comunicaban entre sí por medio de escotil<strong>la</strong>s. En cada uno de <strong>el</strong>los se debían<br />
meter más de quinientas personas que quedaban prácticamente hacinadas.<br />
Había una especie de pasillo en cada piso y al final de cada uno de <strong>el</strong>los se<br />
encontraba una tina, o tinaja, donde los presos hacían sus necesidades.<br />
Los españoles republicanos fueron a un pequeño departamento dividido en<br />
cuatro partes. Allí cabían sentados unos cincuenta; en los dos pisos d<strong>el</strong> centro,