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Descargue la revista Estela Nº6 - Editorial Fajardo el Bravo

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CON DIVISIONARIOS Y EL REGRESO<br />

En este intervalo, Piñeiro y sus compañeros republicanos convivieron<br />

con más de cuatrocientos ex - miembros de <strong>la</strong> División Azul al menos<br />

durante cinco años. Conoció a los capitanes Teodoro Pa<strong>la</strong>cios, Gerardo<br />

Orequieta y Arsenio Álvarez, de aviación y enfermo d<strong>el</strong> pulmón. A los<br />

tenientes Rosendo, Tenreiro, Martínez y Navarro y a otros muchos más que<br />

no recuerda sus nombres.<br />

Y fue en ese mes de marzo de 1954, y después de ingentes negociaciones<br />

y gestiones de <strong>la</strong> Cruz Roja en <strong>la</strong>s que participó Guy Bueno, cuando <strong>la</strong>s<br />

autoridades soviéticas autorizaron a liberar a doscientos ochenta y seis<br />

prisioneros, <strong>la</strong> mayoría de <strong>la</strong> División Azul, y otros excombatientes<br />

republicanos de <strong>la</strong> guerra civil españo<strong>la</strong>, entre los que se encontraba Enrique<br />

Piñeiro. Embarcaron en <strong>la</strong> Motonave “Semiramis-Monrovia”, de nacionalidad<br />

griega y contratada por <strong>la</strong> Cruz Roja, en <strong>el</strong> puerto de Odessa con destino a<br />

España. Llegaron todos juntos al puerto de Barc<strong>el</strong>ona <strong>el</strong> 26 d<strong>el</strong> mismo mes en<br />

una simbólica paradoja. Era muy posible que en <strong>el</strong> mismo barco que los<br />

devolvían a España d<strong>el</strong> cautiverio, se encontrasen personas que habían luchado<br />

unos contra otros, físicamente hab<strong>la</strong>ndo, en los mismos frentes de batal<strong>la</strong> en<br />

<strong>la</strong> guerra civil sin saberlo. Habían compartido <strong>la</strong> lucha y <strong>la</strong> muerte y ahora<br />

compartían <strong>la</strong> libertad.<br />

Fueron recibidos en <strong>el</strong> puerto por <strong>el</strong> general Muñoz Grandes, primer mando<br />

de <strong>la</strong> División Azul, y fueron tras<strong>la</strong>dados inmediatamente a un hospital<br />

barc<strong>el</strong>onés para ser reconocidos. Luego, cada uno de los que llegaron<br />

rehicieron su vida, aunque unos más que otros.<br />

EN LA ESPAÑA DE FRANCO Y EN LA DEMOCRACIA<br />

La existencia azarosa de nuestro protagonista no terminó allí. Tenía <strong>el</strong><br />

estigma de haber sido d<strong>el</strong> bando perdedor en <strong>la</strong> guerra civil, y con ese peso<br />

tuvo que malvivir durante muchísimo tiempo. En muchos ambientes fue<br />

despreciado, le dieron <strong>la</strong> espalda y le costó encontrar trabajo. En su hoja de<br />

servicios de <strong>la</strong> Marina se reflejaba que <strong>el</strong> 18 de julio de 1936 estuvo destinado<br />

en zona no liberada, y que <strong>el</strong> 29 de marzo de 1939, “producida <strong>la</strong> liberación,<br />

no aparece constancia de que haya tenido su presentación a <strong>la</strong>s Autoridades<br />

Nacionales, por lo que se consideró baja”. E incluso se le dio por muerto. Pero<br />

más tarde, y ya con <strong>el</strong> primer gobierno socialista, sus derechos le fueron<br />

reconocidos y pudo vivir sus últimos años de una manera bastante más digna.<br />

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