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53. Recibireis Poder - Truth For the End of Time

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3 de mayo RODEADOS POR LA PROTECCIÓN DIVINA<br />

E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honraras. (Salmos 50: 15).<br />

Cuando sufrimos pruebas que parecen inexplicables, no debemos permitir que nuestra paz sea<br />

malograda. Por injusto que sea el trato recibido, no permitamos que se despierte la pasión.<br />

Condescendiendo con un espíritu de venganza nos dañamos a nosotros mismos. Destruimos nuestra<br />

propia confianza en Dios y <strong>of</strong>endemos al Espíritu Santo. Hay a nuestro lado un testigo, un mensajero<br />

celestial, que levantará por nosotros una barrera contra el enemigo. Él nos envolverá con los brillantes<br />

rayos del Sol de Justicia. A través de ellos Satanás no puede penetrar. No puede atravesar este escudo<br />

de la luz divina.<br />

Mientras el mundo progresa en la impiedad, ninguno de nosotros necesita hacerse la ilusión de que no<br />

tendrá dificultades. Serán ellas mismas las que nos llevarán a la cámara de audiencia del Altísimo.<br />

Podemos pedir consejo a Aquel que es infinito en sabiduría.<br />

El señor dice: "Invócame en el día de la angustia" (Sal.50: 15). Él nos invita a presentarle lo que nos<br />

tiene perplejos, nuestras carencias y nuestra necesidad de ayuda divina. Nos aconseja ser constantes en<br />

la oración. Tan pronto como las dificultades surgen, debemos dirigirles nuestras sinceras y fervientes<br />

peticiones. Las oraciones importunas evidencian nuestra vigorosa confianza en Dios. El sentimiento de<br />

necesidad nos inducirá a orar con fervor, y nuestro Padre celestial será movido por nuestras súplicas.<br />

Los que sufran el oprobio y la persecución por causa de su fe, a menudo serán tentados de que Dios los<br />

ha olvidado. A la vista de los hombres, se hallan entre la minoría. Según todas las apariencias, sus<br />

enemigos triunfan sobre ellos. Pero no violen su conciencia. Aquel que sufrió por ellos y llevó sus<br />

pesares y aflicciones, no los olvidará.<br />

Los hijos de Dios no son dejados solos e indefensos. La oración mueve el brazo de la Omnipotencia.<br />

por la oración, los hombres "sojuzgaron reinos, obraron justicia, obtuvieron promesas, cerraron las<br />

bocas de los leones, apagaron la violencia del fuego" -y llegamos a saber lo que esto significa cuando<br />

oímos acerca de los mártires que murieron por su fe-, "pusieron en fuga a ejércitos de gente extranjera"<br />

(Heb. 11: 33, 34).- Palabras de vida del gran maestro, pp. 135, 136.

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