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53. Recibireis Poder - Truth For the End of Time

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11 de junio TODOS SOMOS LLAMADOS PARA SER MISIONEROS<br />

Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que<br />

anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. (1 Pedro 2: 9).<br />

En representación de Cristo, el Espíritu Santo fortalece con poder a los más débiles para que avancen<br />

en pos de la victoria. Dios ha organizado a sus instrumentos para que lo ayuden a conducir a los<br />

pecadores hacia él. A muchos a quienes no se les ha impuesto las manos, los envía para que se<br />

dediquen a su obra. Responde las objeciones que presentan contra este plan de acción, incluso antes de<br />

que sean planteadas. Dios ve el fin desde el principio. Conoce y se anticipa a cada deseo, y hace<br />

provisión para las emergencias. Si el hombre finito a quien le encomienda esta tarea no pone<br />

impedimentos, Dios tendrá obreros para, enviar a su viña.<br />

A los que se convierten, Cristo les dice: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura"<br />

(Mar. 16: 15). El Señor no necesita sentarse primero en los concilios legislativos para hacer la<br />

siguiente pregunta a los que piensan que deben planificar su obra: "¿Autorizarán a los hombres que yo<br />

escogí para que se unan a ustedes con el fin de trabajar en algún lugar de mi viña moral?" Cristo estaba<br />

a pocos pasos de su trono celestial cuando encomendó a sus discípulos la gran misión, que también<br />

toca a todos los que creen en su nombre.<br />

Jesús desea que cada ministro a quien le confió su cometido sagrado recuerde sus mandatos, considere<br />

la vastedad de la obra, y comparta la obligación de predicar el evangelio al mundo y a los que forman<br />

parte de él. "Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al<br />

tercer día y que predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las<br />

naciones, comenzando desde Jerusalén" (Luc. 24: 46, 47). El poder de Dios acompañará a todos los<br />

que proclaman el evangelio. Si los que pretenden tener experiencia en las cosas de Dios hubieran<br />

cumplido con el cometido que se les encomendó, toda la tierra ya habría sido amonestada, y el Señor<br />

Jesucristo ya habría venido con poder y grande gloria.- The Home Missionary, 1º de agosto de 1896.

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